Desigualdad social: el caso Pesquería

La movilidad social en NL, según el primer estudio de una entidad en México que será presentado hoy, es ligeramente superior a la del resto del País, pero aún existen grandes desigualdades.

Abraham Vázquez

La movilidad social en Nuevo León, según el primer estudio de este tipo en México enfocado en un estado que será presentado hoy, es ligeramente superior a la del resto del país: 6 de cada 10 hijos provenientes de las familias de menores recursos pudieron subir de estrato económico.

 
Esto lo ha convertido en un foco de atracción. Sin embargo, detrás de las inversiones y la llegada de compañías extranjeras, subsisten grandes desigualdades. La población de Pesquería, un municipio periférico de Nuevo León, ha aumentado un 600 por ciento en la última década.

 
El sueño de una vida mejor coexiste con la precariedad de servicios, la inseguridad, la informalidad y la falta de oportunidades para avanzar en la escala social y económica.

Valentina Román López, habitante de la Colonia Valle de Santa María, en Pesquería.

Un jueves por la tarde la maquinaria de construcción, el transporte de carga, los autos particulares y los autobuses de personal, saturan la circulación entre Monterrey y el municipio de Pesquería, en la periferia del área metropolitana. A pesar del intenso tráfico de cada día, la carretera conserva el trazado de vía rural, y en sus orillas se intercalan los carteles en inglés y coreano de grandes empresas con terrenos que parecen abandonados por los agricultores. Los 30 kilómetros que separan a la capital de Nuevo León de este municipio son el camino hacia una promesa a medias.

Pesquería, debido a la atracción de las inversiones de compañías como la automotriz Kia o la siderúrgica Ternium, se ha convertido en un foco de atracción de personas que buscan una oportunidad económica: su población ha aumentado un 600% en la última década. Pero un recorrido por sus colonias revela que su ascenso no crece proporcionalmente al mismo ritmo que las cuentas de los negocios.

Las extensiones de terrenos sin urbanizar se alternan con nuevos vecindarios, como Valle de Santa María, en el sur del municipio, que concentran la industria y las filas interminables de viviendas donde viven hasta 40 mil personas. Desde aquí, llegar a la cabecera municipal a hacer algún trámite puede tomar cerca de una hora y la visita a un hospital general hasta 1 hora y 40 minutos en transporte público. Cuando lo hay: las unidades de las rutas urbanas son pocas y hay quejas de vecinos ya que los taxis y coches de alquiler no quieren llegar a la zona por motivos de seguridad. En varias paredes de la colonia hay pintadas advirtiendo a los criminales de que si roban habrá represalias.

La familia de Valentina Román vive en una de las 14 mil viviendas de interés social de este sector. Es una casa con dos habitaciones pequeñas, un espacio que sirve de sala-cocina-comedor y un baño. Hace cinco años ella, su esposo —que trabaja en la construcción de naves industriales con un ingreso seguro y seguridad social— y sus dos hijas llegaron desde Veracruz. “Cuando llegué aquí vine con la pura ropa. Venimos sin nada prácticamente”, dice Román. “Allá está el trabajo muy difícil y pues teniendo él (su esposo) trabajo estable aquí, decidimos emigrar”.

Pero a pesar de vivir en una vivienda con inversión estatal, cuando la familia llegó de Veracruz comenzó a pagar renta a alguien que se hacía pasar por dueño. No es la única. Varias de las casas de alrededor están vacías porque muchos vecinos que llegaron atraídos por los puestos de trabajo se marcharon por la inseguridad y la falta de infraestructura de la colonia.

En Valle de Santa María apenas hay brotes de infraestructura pública municipal y estatal: un Centro de Desarrollo Social municipal, un centro DIF, un centro de salud, y escuelas de nivel preescolar, primaria y secundaria. Por el contrario, mientras Pesquería pasaba de 20 mil hasta cerca de 150 mil habitantes en diez años, la violencia y la inseguridad fueron aumentando. Hoy es el octavo municipio con mayor tasa de investigaciones por violencia familiar a nivel nacional (707 carpetas por 100 mil habitantes); y tiene la quinta tasa más alta en Nuevo León en robo a negocio (37 por 100 mil habitantes), según datos del Observatorio de Seguridad y Justicia del Consejo Nuevo León.

Las barreras a la promesa de progreso comienzan a aparecer después de la educación básica: continuar estudios después de estos niveles requiere largos traslados en camión, ya que no hay una preparatoria de calidad en el sector. Según la página Data México, en Pesquería el porcentaje de población con estudios de bachillerato es solo del 26 por ciento, el de licenciatura del 5.

En muchos hogares del sector, es frecuente escuchar historias de jóvenes que sólo concluyeron secundaria y no siguen el bachillerato. “La mayor ya no quiso estudiar”, dice Valentina Román, al hablar de una de sus hijas. “Y la otra muchachita, me tuve que ir a Veracruz y pues me le dieron de baja en la secundaria y se metió a estudiar para poner uñas”, agrega.

Un reflejo de la falta de movilidad social en Nuevo León

Pesquería es uno de los ejemplos más cristalinos de lo que muestra la Encuesta ESRU de Movilidad Social en Nuevo León 2021 (ESRU-EMOVI 2021) realizada por el Centro de Estudios Espinosa Yglesias por iniciativa del Consejo Nuevo León, el primer estudio de este tipo enfocado en una entidad federativa que se realiza en México.

La movilidad social en Nuevo León, donde la inversión el año pasado alcanzó los 3 mil 232 millones de dólares, está ligeramente por encima de la media nacional. Mientras en Nuevo León seis de cada 10 personas nacidas en hogares con menores recursos pudieron moverse en la escalera social, a nivel nacional es de 5 de cada 10. Esto lo ha convertido en un polo de atracción para personas del sur del país e incluso de estados vecinos, pero las fuertes dinámicas de desigualdad de oportunidades y contrastes en la movilidad social perviven en el interior del estado.

En la zona metropolitana, por ejemplo, 3 de cada 10 personas que nacieron en los hogares con menores recursos se quedaron en ese estrato económico, mientras que para los habitantes de municipios en la zona periférica y el resto del estado es del doble: 6 de cada 10.

“Que Nuevo León sea un estado con mayor movilidad social en el contexto nacional no implica que su problemática de desigualdad de oportunidades esté resuelta”, se lee en el informe.

“La movilidad social es ese cambio en las condiciones sociales y económicas de las personas. Entonces su progreso o retroceso pues tienen mucho que ver con el bienestar no solamente individual sino del país o en este caso de una entidad federativa, de un grupo en particular”, explica Rodolfo de la Torre, director de movilidad social del CEEY y uno de los autores principales del informe que se desprende de la encuesta.

Crecimiento económico no es igual a desarrollo social

En la publicidad del Gobierno estatal, que se transmite por streaming, aparecen con frecuencia logos de algunas de las grandes compañías que están invirtiendo en Nuevo León como el de Ternium, que además cuenta con una preparatoria técnica, y Kia, ubicadas en Pesquería, o Hershey’s y Lego, que operan en otros municipios del cinturón industrial de la periferia como El Carmen y Salinas Victoria.

El verano pasado, cuando Nuevo León enfrentaba una de las peores crisis de abasto de agua en los últimos años, en la que se llegó a cortar el servicio de agua potable en los hogares, el gobernador, Samuel García, anunció la llegada de inversiones millonarias durante este 2022. “Con todo y las crisis. Con todo y la crisis del agua, la crisis de recesión, estamos en un primer lugar en inversión”, dijo García, durante un evento en una declaración recogida en una televisora local el 23 de agosto.

Dentro de este paquete de inversión extranjera están incluidos los 408 millones de dólares que invertirá la armadora Kia para el 2024, una cifra que se viene a sumar a sus más de 3 mil millones de dólares desde que arrancó su producción en Pesquería.

En el municipio, sin embargo, la llegada de capitales industriales empieza a ser vista con otra óptica. En su Programa Municipal de Desarrollo Urbano 2022-2042, que actualmente está en consulta pública, el municipio reduce más de un 70 por ciento el número de hectáreas destinadas a uso industrial, con el fin de obtener más recursos.

Patricio Lozano, alcalde del municipio, ha reconocido en distintas entrevistas aparecidas en medios locales que es insuficiente la infraestructura como hospitales, universidades y en seguridad en un municipio que tan solo en el rubro vivienda ha crecido 700 por ciento. Para ello, calcula el alcalde, el presupuesto municipal debería ser cuatro veces mayor que el actual.

“Siempre se habla de que Nuevo León es una sociedad construida a partir del esfuerzo. Entonces sí es importante que no sólo unos cuantos en una sociedad como la de Nuevo León, sino que la gran mayoría, toda la población de Nuevo León, identifique que efectivamente el esfuerzo recibe un beneficio a cambio”, dice Roberto Vélez, director ejecutivo del CEEY. “En una sociedad con alta desigualdad de oportunidades y baja movilidad social, el crecimiento económico en sí mismo, aunque pueda parecer que es alto, está limitado”, añade.

De acuerdo con el informe que se desprende de la encuesta realizada por el CEEY, la oportunidad de Nuevo León para igualar oportunidades destaca a nivel nacional. Mejorar los servicios de cuidados profesionales: como centros de cuidado infantil, espacios de cuidado para adultos mayores y espacios de rehabilitación para menores con discapacidad; favorecer el acceso a educación de calidad a partir de la preparatoria y en universidad y reducir las diferencias entre la periferia, la zona rural y los municipios más céntricos serían medidas eficientes para empezar a igualar el terreno, de acuerdo al informe que se desprende de la encuesta.

“La configuración de las políticas (públicas) que hay hacen que tú tengas una movilidad social alta. Y eso hace que las personas no vivan frustradas, que tengamos sociedades en meritocracia, que tengamos sociedades donde las personas que ponen más esfuerzo sean recompensadas”, explica Araceli Ortega, investigadora de la UANL e investigadora asociada externa del CEEY, que participó como consultora en el informe.

La vida mínima de una promesa grande

En Pesquería, también llamado por algunos como Pescorea, debido a la llegada de población de Corea del Sur a partir de 2016 cuando Kia inició sus operaciones en el municipio, los habitantes más que los grandes números y promesas de desarrollo, trabajan para encontrar sus oportunidades.

“Me gustaría poder tener mi propia casa”, dice Mario Calderón, 27 años, un empleado de una comercializadora de frutas y verduras que llegó de Cárdenas, Tabasco, hace tres años.

“Empecé como ayudante de bodega hasta que encontré otra que me contrató como chofer. Es un poco más estable el sueldo”, dice mientras arregla su motocicleta.

Caminando por el vecindario pueden verse los contrastes que marcan al crecimiento del municipio: por un lado calles con el pavimento dañado y con charcos de agua por falta de drenaje, casas abandonadas o vandalizadas, las chimeneas de una planta termoeléctrica. En el centro comunitario municipal un grupo de niños entrenan clases de box; otros toman clases de canto, y cada tarde de miércoles, ante la falta de centros comerciales cercanos, la gente sale a pasear a un mercado, en donde los vecinos de esta colonia y otras cercanas llegan a comprar o vender artículos de segunda mano.

A la salida de Valle de Santa María, Alberto Valencia pide “aventón” a la orilla de la carretera. Lleva una bolsa con herramienta para realizar trabajos de deshierbe en un terreno campestre en uno de los poblados antiguos llamado Dulces Nombres. Se queja de que el transporte es un dolor de cabeza.

“¿Van para Pesquería?”, pregunta. Y acepta el “raid”. Dice que casi nadie se quiere parar por la inseguridad.

“He visto cambiar todo esto”, comenta Valencia, quien llegó hace casi 12 años a vivir a esta colonia.

En el camino, cuando queda atrás el vecindario, se observa que junto a los terrenos de labranza, hay tanques de acero que parecen almacenar combustibles. Al anochecer, el viento arrastra el ruido de los camiones de personal con los trabajadores que terminan el turno.

Aunque tiene su trabajo formal como montacarguista, Valencia sale por la tarde para ganar un dinero extra por un trabajo de desmonte.

“Estoy limpiando un terreno, en las tardes”, comenta. “Ahorita hay un poquito más de camión, pero como quiera. Van muy saturados por todos los que van para la Kia”, agrega.

Este reportaje fue realizado por colaboración especial a propósito del Informe de Movilidad Social que será presentado hoy por el Consejo Nuevo León y el Centro de Estudios Espinosa Yglesias.