Ante la falta de pago a su cuerpo de custodios, el Museo Tamayo debió cerrar aleatoriamente salas de exposiciones en días pasados.

SIN PRESUPUESTO PARA PROTECCIÓN

Luego de que una pintura de Vincent Van Gogh fuera atacada con sopa de chícharo en Roma, y de que un carro deportivo intervenido por Andy Warhol fuera cubierto de harina en Milán, una de las respuestas más robustas a las protestas ha sido la del Ministro de Cultura de Italia, Gennaro Sangiuliano.

En un comunicado, el funcionario anunció, sin dar detalles exhaustivos, que el costo de la entrada a los museos en el país irremediablemente subirá, pues se ha vuelto una prioridad de su administración proteger con vidrio sus obras de arte.

“Considerando el enorme legado histórico que debe ser protegido, esta intervención representará un costo considerable para el ministerio y para la nación entera”, advirtió Sangiuliano.

Para las especialistas consultadas, pensar que algo parecido pudiera ocurrir en México se ve, sencillamente, imposible.

“A nivel internacional estamos viendo que la Tate Gallery de Londres, el Museo de Louvre, el Museo del Prado, son instituciones que cuentan con unos presupuestos inmensos, con los que en muchos de nuestros museos en México no contamos para poder llevar adelante mecanismos de protección y de salvaguarda”, compara Gabriela Gil.

“Es una realidad: cuando hablamos de ámbitos de seguridad para los museos, también eso tiene costos y los costos son elevados, y a veces los presupuestos en México, y lo hemos visto sobre todo antes y después de la pandemia, no alcanzan para llevar adelante implementaciones de ámbitos de seguridad”, lamenta.

Para María Minera, cuyo artículo La cultura militar en la revista Nexos ilustra la pauperización del sector cultural en México comparando su presupuesto con el de la Secretaría de la Defensa Nacional, llegar a determinaciones de protección como las de Italia no va a ocurrir en el País.

La inversión que eso supone, económica, es incalculable, porque los vidrios anti reflejantes cuestan muchísimo dinero, y ponerle eso a todas las obras de arte va a ser una inversión que no se va a hacer en México, eso es un hecho”, zanja.

“México está pasando por un momento, además, en el que los museos están siendo completamente desmantelados, estamos viviendo una crisis de falta de recursos muy clara, muy preocupante, y estas cosas, además de todo, este gasto extra que supondría proteger nuestras obras de arte, no se va a poder dar”.

Recientemente, el artista Miguel Calderón denunció que su exposición en el Museo Tamayo, Materia estética disponible, tuvo que cerrar un fin de semana porque el impago a los custodios del recinto ocasionó que no hubiera personal suficiente para que éste operara con plenitud.

Se trata de una evidencia de que, en ocasiones, los museos mexicanos carecen incluso de lo básico.

“Los museos tienen un recorte del 75 por ciento desde el comienzo de la pandemia, o desde un poco antes, y se está operando a niveles históricos de falta de presupuesto; nunca había ocurrido y apenas se alcanzan a cubrir las necesidades básicas y, en algunos casos, ni siquiera”, denuncia Minera.

Como integrante del colectivo Pro Museos, agrupación que ha sido crítica con el desmantelamiento presupuestal de la cultura para financiar el megaproyecto Chapultepec, Naturaleza y Cultura, Graciela de la Torre también considera inviable una protección a gran escala.

“Esto en México no va a suceder, una barrera no va a suceder. No puedes blindar un museo, no puedes blindar las obras”, explica.

Sólo queda, a decir suyo, atender las verdaderas causas de las protestas.

“Lo que tiene que suceder es que la cultura debe dar respuesta a los problemas que está enfrentando nuestra sociedad y la humanidad. En el caso de nuestro país, la mayoría de los museos están silentes ante la falta de oportunidades, las desapariciones forzadas, la pauperización de la cultura, están silentes. Sí están blindadas contra las problemáticas que enfrenta nuestro país, ellos mismos se han blindado, se han puesto un bozal”, critica.

Mientras esto ocurre, México, como todos los países del mundo, aguarda con preocupación a que una protesta medioambiental que ataque una obra de arte llegue a uno de sus museos.

Los museos tienen un recorte del 75 por ciento desde el comienzo de la pandemia, o desde un poco antes, y se está operando a niveles históricos de falta de presupuesto; nunca había ocurrido y apenas se alcanzan a cubrir las necesidades básicas y, en algunos casos, ni siquiera".