Una de las primeras traducciones impresas que llegaron a América se encuentra expuesta en la muestra “Impresiones del pensamiento”, inaugurada en noviembre pasado en el Museo de las Artes de la Universidad de Guadalajara, con piezas impresas de al menos 14 colecciones mexicanas desde el siglo 15, como la Biblioteca Pública de Jalisco Juan José Arreola, el archivo histórico de la Arquidiócesis de Guadalajara, el archivo histórico Franciscano de Zapopan, por mencionar algunas.

El Malleus Maleficarum, según explicó en la inauguración de la muestra Diego Espejel Jiménez, historiador y curador, fue un libro que ponía de manifiesto todos los estereotipos que se tenían de las mujeres en la época con la excusa de la herejía o la brujería.

“Es un libro perverso por donde se le vea y no porque trate temas de brujerías, si no el enfoque misógino que hay entre sus páginas es un odio a la mujer donde ahí la consigna como una amenaza para el varón. 

“Inicia señalando que es inferior al hombre, entonces ya desde ahí es es un libro que enfermó muchas mentes porque era una referencia como un manual que utilizaba la Inquisición para detectar quién era bruja”, dijo.

Aunque se escribió en Alemania, este libro y sus efectos se esparcieron mucho más allá de las fronteras de ese país, causando gran impacto en Francia, Italia e Inglaterra, en algunos años se vendieron más copias de este libro que de la misma Biblia y se dice que los autores gozaron de un gran poder en la Inquisición. Los cálculos de la cantidad de mujeres quemadas por brujas varía de 60 mil a dos y cinco millones según los distintos autores.

Bajo la amenaza que implicaba la brujería para el catolicismo, es que se dieron lugar masacres alrededor de estos países. 

Aunque la Iglesia nunca aprobó oficialmente la caza de brujas hasta 1657 se prohibieron estas persecuciones.

En la exposición del MUSA el libro está dispuesto con estampas de la serie de Los Caprichos del artista español Francisco de Goya, que en varias seres se dedicó a plasmar la figura mítica de a las que llamaban brujas. 

ASÍ BUSCABAN BRUJAS

En su forma más básica el Malleus Maleficarum está escrito para señalar y acusar solo o primordialmente a mujeres. Los escritores señalaban en el libro que la palabra utilizada para referirse a las mujeres “femina” es una derivación de las palabras fe y minus, es decir infiel o desleal. 

El libro está dividido en tres partes, la primera de ellas describe cómo es que existe la brujería y que las brujas y hechiceros con la ayuda del Diablo.

La segunda parte describe las formas de brujería. Es allí donde se reúnen todos los estereotipos sobre la herejía en la antigüedad, con el cual se castigaba por igual a curanderas, parteras y hasta a médicos. La imagen de la bruja como una mujer de edad mayor, que vuela o que cría gatos, que participa en aquelarres nocturnos adorando al diablo, que realiza sacrificios humanos y pociones mágicas y maleficios proviene de estas creencias.

La tercera parte describe las formas de brujería, los hechizos, acciones, sacrificios y confesiones supuestamente sacados de juicios inquisitoriales llevados a cabo por Sprenger y Kramer. Detalla los métodos para detectar, enjuiciar y sentenciar o destruir brujas. La tortura en la detección de brujas era vista como una necesidad, si el brujo o bruja no confesaba voluntariamente su culpa, la tortura era aplicada como un incentivo para hacerlo.

El Malleus Maleficarum sostenía que ya sólo el rumor público era suficiente para llevar a la persona a juicio y que una defensa demasiado vigorosa era evidencia de que el defensor estaba embrujado. En esa lógica, por supuesto, como representantes de Dios, los investigadores estaban protegidos de todos los poderes de las brujas.

La académica feminista Silvia Federici en su libro reciente “Brujas, caza de brujas y mujeres, publicado por el sello Traficantes de Sueños en Español señala que este fenómeno no ha parado y que en algunos países sigue ocurriendo este tipo de caceráis por motivaciones religiosas y sociales. 

“En la actualidad, la mayoría de los gobiernos de los países en los que se atacó y asesinó a mujeres por brujas no reconocen este crimen. En las raíces de la nueva per- secución podemos encontrar, sin embargo, muchos de los factores que ya instigaron las cazas de brujas de los siglos xvi y xvii, entre ellos la religión y la regurgitación de las inclinaciones más misóginas como funda- mentos de la justificación ideológica”, dice en el libro. 

Información: Alejandra Carrillo. Fotos: Especial