La costumbre la habrían iniciado allá por 1882 familias adineradas que descorchaban champaña y comían uvas tras la cena de Año Nuevo, señala National Geographic en un artículo de su sección histórica.

Después, un grupo de madrileños decidió burlarse de la acción burguesa y acudió a la emblemática Puerta del Sol para comer uvas acompañados del sonido de las campanas.

Para 1909, se dio en España una gran cosecha de uva y los viticultores decidieron dar mayor salida a su producto ofreciéndolo como “Uvas de la Suerte”. La costumbre se extendió por España, primero, luego por otros países, como México.