Por Oneida Tovar

Urgen medicamentos y una silla de ruedas

 Empujando con esfuerzo la silla de ruedas de su hija y haciendo fila bajo el sol, fue como Guadalupe Barrón enfrentó su nueva realidad tras quedarse sin vivienda.

La mujer, adulta mayor, tuvo que hacer fila, al igual que sus vecinos, al exterior del terreno incendiado, a donde llegó personal del DIF de Monterrey para entregar cobertores y alimentos.

Llorando por la pérdida de todo lo que tenía, pidió apoyo para conseguir Risperidona, un medicamento para su hija quien, asegura, padece discapacidad intelectual.

“Se nos quemaron hasta los medicamentos”, lamentó Barrón.

“Yo lo principal que pido son camas, las cuatro que teníamos se nos quemaron, se quemaron los roperos y la estufa, la silla de ruedas quedó dañada, las cobijas, los juguetes de los nietos apenas los acababan de traer”, agregó.

Ahora la vecina del sector norte de la Ciudad espera que su solicitud de apoyo sea atendida para no afectar la salud de su hija.

 

Corren con bebés para salvarse

Además de los daños ocasionados por el incendio, Cecilia Cruz y su familia están preocupados porque puedan reubicarlos.

“Que nos regulen, que nos ayuden a construir, no reubicación, tengo 12 años aquí”, dijo.

La madre de familia describió el momento de pánico que vivió junto a sus hijas y sus nietas, una de ellas de apenas tres meses.

“Estábamos durmiendo cuando escuchamos que tronaba la madera, el humo lo sentimos, nos caló, se levantó mi esposo y yo lo que hice fue salir al cuarto de mi hija para que sacara a las niñas, tiene una niña de 2 años y una de 3 meses”, relató.

Como al resto de sus vecinos, los regalos de los más pequeños fueron consumidos por el fuego.

“Mi nieta ya había abierto sus regalos y se quemaron, aquí nos la pasamos en Navidad”, dijo Cruz.

Según los damnificados, las llamas fueron ocasionadas por una fogata que un hombre encendió.

“Estaba un muchacho prendiendo lumbre en una esquina”, mencionó la vecina afectada.

Pierden sus regalos y útiles escolares

Tristeza por haber perdido todo, especialmente los juguetes que Santa Clos le regaló, reflejaba el rostro de Jonathan, de 8 años, quien vivía con su familia en uno de los tejabanes que se incendiaron ayer en el sector Ampliación Riveras del Río, en Monterrey.

“A mi me trajo un carrito, no sobrevivió, era color rojo”, dijo el menor, mientras buscaba entre cenizas, esperando encontrar alguno de sus juguetes viejos.

El menor se salvó al salir corriendo de la mano de su madre y sus dos hermanas: Victoria, de 11 años, y Meredith, de 12, quienes tratando de contener el llanto recordaron que entre las pertenencias que se quemaron iban sus mochilas con sus útiles escolares.

“Se me quemaron los libros de la secundaria, están muy caros y ya no hay en la secundaria y se me quemó mi mochila, el uniforme”, contó Victoria.

Su papá, quien es albañil, lamentó que luego del esfuerzo que pusieron para comprarle regalos a sus hijos, se hubieran perdido en el incendio.

“Entristece, no lo esperábamos, ya el 24 (de diciembre) había pasado, se incendió todo: mochila, regalos, la ropa, de echo la ropa que le compramos también”.

Apenas alcanzan a evitar el fuego

Apenas alcanzaron a cargar unas pocas pertenencias antes de que el fuego obligara a Blanca López, su esposo y sus tres hijas a salir corriendo de su tejabán.

El incendio prácticamente acabó con todo lo que tenían la pareja y las niñas de 10, 6 y 5 años.

“Mi marido prefirió sacar mis cosas que las de él, él no tiene ropa, yo nada más poquita”, aseguró López.

“Si me pueden ayudar con ropa, zapatos, juguetes para los niños y pues con despensa”, pidió la madre de familia, “sopa, frijol, con lo que puedan”.

Además de no tener cómo enfrentar las bajas temperaturas, la familia enfrenta el problema de que una de las niñas tiene una enfermedad respiratoria.

“La niña más chiquita me padece de bronquios, teníamos un nebulizador, pero se nos quemó”, contó López, quien ayer abrazaba a sus hijas para tratar de consolarlas ante lo que quedó de su vivienda.

“Se quemaron los juguetes de ellos, se agüitaron, la niña estaba diciendo que tenía sus juguetes, se quería meter al cuarto y yo le decía que no porque estaba el incendio y podía pasar a mayores, tengo aquí 6 años”.