Un hallazgo consistente de la investigación es que decirles a las personas que no deben sentirse tan mal, generalmente las hace sentir peor.
En un estudio del 2012, los investigadores escucharon 228 llamadas telefónicas de clientes enojados con representantes de servicio al cliente que manejaron preguntas y quejas sobre facturación médica.
Cuando los representantes les decían a los molestos clientes que se “calmaran” o “se relajaran”, los clientes por lo general se enfadaban más.
“Estas estrategias resultan contraproducentes porque implican que los sentimientos de la persona podrían ser inapropiados”, explica Sahi.
Sin darse cuenta, envía el mensaje de que están exagerando, lo que, paradójicamente, solo los vuelve más emocionales.
“No hay evidencia en ningún estudio de que eso funcione bien”, dice Niven.
En su nuevo estudio, que involucró dos experimentos, Sahi y sus colegas preguntaron a 318 personas qué tipo de comentarios de los demás les darían más consuelo tras experimentar un conflicto con alguien que conocían (una pelea con un amigo o sentimientos de traición).
La validación fue el claro ganador.
Los participantes dijeron que los comentarios afirmativos como “me imagino que fue difícil”, les resultaron más reconfortantes que otros tipos de comentarios que intentaron ayudar a una persona a cambiar su forma de pensar sobre el problema, como “trata de ver ambos lados de la situación” o “intenta enfocarte en el vaso medio lleno en lugar de medio vacío”.
“Cuando las personas te escuchan y dicen que te entienden, te sientes confiado, te sientes querido, te sientes conectado”, afirma Sahi, “y sentirse conectado con otras personas es extremadamente importante para nosotros”.