Pese a las reglas, había una diferencia de interpretación de México y Canadá respecto a lo que consideraba Estados Unidos.
Según los dos primeros países, es posible una flexibilidad, una especie de redondeo: cuando una parte usada para la fabricación de un auto llega a su 75 por ciento, debe ser considerada como 100 por ciento hecha en la región y aportar este segundo porcentaje al valor del auto, para que el vehículo vaya cumpliendo con su propio VCR.
Pero Estados Unidos considera que sólo es originario lo que es realmente de la región, es decir, el 75 por ciento, y lo que es importado, o sea, el 25 por ciento sobrante, no aportará al VCR del auto.
Y como no se pudieron poner de acuerdo pasaron a la siguiente etapa que culminó en un panel internacional.