Salvar animales del abandono ayudó a Aurora Bárcenas para salir de su depresión. / Foto: José Águilar

AGRADECIMIENTO DE POR VIDA

Aurora Bárcenas

@aurorabarcenamx

Hace seis años, un accidente dejó a Aurora Bárcenas sin poder caminar, pero estar de pie otra vez se lo debe a los perros rescatados, los cuales la impulsaron a volverse a levantar y, a cambio, hoy dedica sus días a darles a ellos una mejor vida.

Postrada en su cama por depresión, un día aceptó albergar en su casa perros que otros habían rescatado de la calle, mientras les encontraban un nuevo hogar.

Como ella casi no se movía, su familia le ayudaba a cuidarlos, sin embargo, llegó un punto en que la necesidad fue más grande: empezó una terapia y se levantó para atender a sus pequeños inquilinos.

“Ellos me rescataron a mí. Lo mejor que puedo hacer es agradecerles”, relata Aurora, de 38 años y vecina de Monterrey.

Desde entonces, rescata unos 100 animales por año, la mayoría con un pasado de enfermedades, atropellos o maltrato.

Rescatar, dice, no es sólo sacar al animalito de la calle: es curarlo, esterilizarlo y buscar una familia responsable que lo adopte, lo que no es sencillo de encontrar.

“Debo de asegurarme que el perrito no vuelva a caer en situación de calle”, enfatiza.

Al igual que otros, quisiera poder salvar a todos, pero no es posible. La prioridad son los que están al borde de la muerte.

Su esposo es su cómplice de rescates, pues la acompaña en cualquier travesía. En su carro cargan con jaulas, colchas, comida y agua para auxiliar al que lo necesite.

Su esfuerzo, lo sabe, no alcanza para ayudar a todos los gatos y perros abandonados o que nacieron en las calles, sobre todo porque hay malos hábitos entre los ciudadanos.

“Todos esos regalos de Navidad y cumpleaños que le hacen a un niño de un cachorro, al momento en que se convierte en un adulto termina en la calle”, lamenta la rescatista.

Se considera afortunada, pues el dinero para sus rescates provienen de su propio negocio, pero sabe que muchos rescatistas gastan gran parte de sus salarios.

“No quiero que nadie me reconozca mi corazón ni que soy muy buena persona”, afirma.

“Quiero que existan las leyes necesarias para que tú no puedas abrirle la puerta (de la casa) a un perrito sin que tengas una consecuencia”.

Guillermina Delgado se sensibilizó en la protección y adopción de gatitos por su madre, quien rescataba a estos animales. / Foto: Miguel Ramírez

AMOR POR LOS GATOS

Guillermina Delgado

Si alguien le pregunta a Guillermina Delgado que desde cuando es rescatista, responde que desde que nació.

Creció viendo a su mamá rescatar animales de las calles, curarlos con remedios naturales y darlos en adopción. Y ella continúa su legado como rescatista de gatos.

“Su gran debilidad eran los gatos, entonces yo seguí con la misma idea”, cuenta “Guille”, como la conocen.

Una de las principales tareas de un rescatista es la esterilización para evitar que más animales terminen en las calles.

Pero cuando Guille, hoy de 61 años, inició esta labor, las cirugías no eran tan conocidas ni accesibles. Pasaba tiempo hasta que juntaba el dinero necesario.

A inicios de los 2000, la entonces existente Fundación Luca arrancó una clínica móvil para realizar esterilizaciones masivas, primero gratuitas y luego a bajo costo. Guille no dudó en solicitarlas.

“Hacía mis carteles con papel cartoncillo y marcador fosforescente de la escuela de mis hijas y los pegaba en las tiendas, en los postes”, recuerda.

Lo hizo por casi una década, reuniendo cada mes unos 50 animales de su colonia o zonas aledañas. Ni ella sabe cuántos miles ayudó en esos años.

Es creyente de que, cuando alguien encuentra un animal en la calle, es porque Dios o la vida lo puso en su camino para ayudarlo. No tiene recursos para rescatar muchos gatos, máximo 20. Y cuando apenas logra encontrar uno, ya sale otro.

“Me entristece porque yo empecé desde niña rescatando y les digo a mis hijas: ‘Ya casi me voy a morir y no he visto un cambio significativo’”, exclama con angustia.

Paga las cuentas con el dinero que su esposo e hijas le dan. Se apoya con campañas de esterilizaciones gratuitas y el veterinario, que ya la conoce, le fía.

“Vive endeudada”, admite, pero no le importa.

Seguirá luchando para que la sociedad entienda que éste es un problema de todos, y que al igual que los humanos, los animales son seres vivos que sienten y merecen amor, respeto y compasión.

“Los animales no llegaron solos a las calles”, apunta. “Tuvieron algún dueño y ese dueño los abandonó”.

Con su sueldo de maestro, César Olivares preside y financia a un grupo de ciudadanos que suelen rescatar y mantener perros. / Foto: Miguel Ramírez

SON SUS HERMANOS

César Olivares
@Solovinomexico

César Olivares suele recordar que la colonia en la que creció era un ‘tiradero’ de perros abandonados por sus dueños.

Para él fue muy normal empezar a recogerlos para llevarlos a su casa: algunos se los quedó, otros los repartió entre vecinos, amigos y familiares.

“Lo hacía de una manera ingenua para que por ya no estuvieron en la calle”, relata el hombre de 49 años, quien habita entre Montemorelos y Monterrey.

Ya de adulto, César reflexionó sobre el maltrato que existe de parte de los humanos hacia los animales y decidió dedicarse a ayudar a los perros que viven en sufrimiento.

Desde 2008 (cuando empezó) hasta la fecha, calcula haber rescatado al menos 350, todos los que “el Universo le pone en su destino”.

“Cuando veo un animal en la calle es un hermano para mí. No puedo ver a un hermano sufrir, que esté con hambre, lastimado, que esté herido”, afirma.

“Me ha tocado que voy rumbo al trabajo, voy en una avenida y ocurre un atropello en ese momento. Me detengo, me bajo, levanto al perrito y me lo llevo al veterinario”.

De lo más difícil es darse cuenta que estos animales suelen ser ignorados por la mayoría, aunque estén a punto de morir. A él le duele no llegar a tiempo para salvar su vida y que, quizá, si alguien más hubiera actuado, el final habría sido diferente.

“Todos fuimos cómplices de su muerte”, apunta, “desde la persona que lo abandonó hasta todos los que pasamos alrededor de él y no hicimos nada”.

Los perros que rescata los alberga en su casa y en otros 10 hogares de personas que aceptan cuidarlos mientras encuentran adoptante. En total este grupo de ciudadanos puede recibir hasta 30 animales. Todos los recursos provienen del salario de César como docente.

La solución, dice, no es que haya más rescatistas ni asociaciones, sino políticas públicas y más conciencia social.

“Tengo esperanza”, expresa, “que en algún momento muy próximo todos los animales van a poder tener una casa, van a poder sentir el amor de una familia”.

SÉ TAMBIÉN UN RESCATISTA

Estos consejos te servirán para rescatar a un animalito abandonado en la calle, mejorar su salud y encontrarle un hogar:

1. Sácalo del peligro
Acércate con cuidado. Un buen truco es ofrecerle comida o estirar tu mano para que la huelan. Si estuvieras en una vía transitada, pide ayuda. Usa un collar o manta para envolverlo y cargarlo.

2. Hogar, dulce hogar
La mejor opción es llevar al animal a tu casa o habla con tu familia y amigos, y explícales que es temporal.

3. Comida y cuidados simples
Lo ideal es darle alimento empacado. Puedes combinar comidas caseras.

4. ¿Alguien perdió un animalito?
Conversa con vecinos, y pregunta en comercios cercanos y en redes sociales. Tómale una foto.

5. ¿Qué dice el veterinario?
Llévalo al veterinario cuanto antes. Él te indicará la necesidad de vacunar y desparasitar al animal.

6. No lo dones sin castrar
¿Quieres salvar a un perro o gato? Llévalo a castrar.

7. Sé responsable
No lo des en adopción a cualquier. Muchos pueden ver adorable a un animal y adoptarlo sin darse cuenta que un animal es una responsabilidad de 10 a 20 años.

Fuente: World Animal Protection

Con información de Dalia Gutiérrez