Al viajar en el Metro, miles de usuarios enfrentan diariamente un caos.

Constantes fallas en los vagones, en los torniquetes, en las escaleras eléctricas y en las máquinas expendedoras de boletos, así como instalaciones en mal estado, hacen que los viajes sean más tardados, incómodos y molestos.

Por si fuera poco, la suspensión del servicio en la Línea 2 desde General Anaya hasta Sendero, por la reparación de capiteles, provocan retrasos mayores.

Los problemas en el Metro empiezan al momento de ingresar a las estaciones.

En la Estación Zaragoza, las escaleras eléctricas funcionan de forma intermitente, por lo que las personas de la tercera edad o con alguna discapacidad batallan para ingresar o salir.

Ayer, en las estaciones Fundadores, Cuauhtémoc y Santa Lucía también había escaleras sin funcionar.

“Sí es molesto cuando no funcionan, porque para la gente adulta es más fácil bajar o subir por aquí”, dijo Lucía, quien usa regularmente el Metro, “al principio le reclamaba a los guardias, pero pues ellos qué culpa tienen, por eso ya no les digo nada.

 

“Es raro cuando están funcionando, regularmente están apagadas, a lo mejor nada más las prenden cuando se juntan muchas personas”.

Héctor, trabajador de una construcción, subió a la Estación Lerdo de Tejada, en Guadalupe, pero la máquina para recargar su tarjeta multiviaje no funcionaba y la expendedora de boletos estaba fuera de servicio.

“Traigo un billete de 50 (pesos)”, contó, “con eso iba a echarle saldo a la tarjeta, pero no funciona la máquina.

“Ahora tengo que bajar para feriar y ya se me van a ir otros 20 pesos”.

En estaciones como Del Golfo, Eloy Cavazos, Obrera e Y Griega, entre otras, los torniquetes fuera de servicio por reparaciones son el común denominador.

Las deficiencias en el Metro se han normalizado tanto que en la Estación Padre Mier usan un bote relleno de concreto para evitar que la puerta de uno de los accesos se cierre.


También en la Estación Alameda echaron mano de un bote para que personas de baja estatura puedan ver la pantalla de la máquina que sirve para revisar el saldo de la tarjeta multiviaje.

En esa misma estación, permanecen los daños en el techo por filtración de humedad que aparecieron en abril del año pasado y debieron ser reparados desde agosto, según el plan de Metrorrey.

Otro ejemplo del deterioro del Metro es el “cementerio” de vagones en reparación que ha crecido al máximo de su capacidad en patios de Metrorrey.

Al menos 49 vagones permanecen en los patios de la Estación Talleres, detenidos por tiempo indefinido.

“Ya estamos llenos, sale uno y entran dos”, explicó un trabajador, “con el frío se aceleraron desperfectos, hay de todo, quemados de las puertas y de las ruedas”.

La mayoría de los vagones, explicaron otras fuentes Enfrentan usuarios malas condiciones y fallas constantes en estaciones consultadas, tienen daños por sobrecarga de energía.

Desde la Calle Esquisto, en la Colonia San Bernabé, se pueden observar los vagones en reparación.

“Es que se descomponen de muchas cosas, pero lo normalito es de lo eléctrico”, mencionó una fuente de Metrorrey.

El jueves, una falla del sistema de puertas de un vagón de la Línea 1 afectó a los usuarios en la Estación Mitras y provocó que el servicio se interrumpiera durante más de 30 minutos.

Por Juan Carlos Rodríguez y Uriel Vélez