MUNDO DE IMPACIENTES

En la era de la inmediatez, impulsada por la tecnología, la impaciencia se ha vuelto un rasgo común, pero hay acciones humanas que requieren tiempo, como cuidar a las otras personas, señala el filósofo catalán Francesc Torralba.

"Lo que es una novedad por la mañana, por la tarde ya está olvidado, porque aparece una novedad informativa que la eclipsa. Sin embargo, no hemos tenido tiempo de pensar lo que ha significado la primera novedad. Somos consumidores de novedades que envejecen muy rápidamente. Esto es la hiperaceleración, vivir a un ritmo extraordinariamente acelerado que hace muy difícil pensar, reflexionar, meditar sobre los efectos de los procesos".

El filósofo Francesc Torralba es catedrático de la Universidad Ramón Llull de Barcelona, España. Imagen tomada de https://edificarlapaz.org/

Aunque hay procesos en los que se agradece la rapidez, como el diagnóstico de una enfermedad para actuar a tiempo, existen otros que requieren de paciencia, como la educación de un ser humano, acompañar a una persona mayor o ayudar a un árbol a crecer.

TRES CLAVES PARA DESACELERAR

Hoy, señala el filósofo Torralba, se vive una intolerancia a la espera, y con la inmediatez aparece otra forma de discriminación para las personas que no siguen el ritmo de los demás, por ello sugiere:

Cultivar la virtud de la paciencia

¿Cómo? Poniéndose en el tiempo del otro. Por ejemplo, un adulto mayor, una persona con discapacidad o simplemente alguien que no vive ese ritmo acelerado requieren más tiempo para realizar una tarea y darles ese tiempo es humanidad, destaca Torralba.

Entender la vulnerabilidad

El tránsito global por la pandemia de Covid-19 acentuó heridas emocionales que deben ser restauradas. Reflexionar sobre la naturaleza vulnerable del ser humano es el primer paso para la cura, estima Torralba.

Todas las personas son vulnerables, aunque en diferente grado, agrega el teólogo. La cura frente a esta fragilidad es cuidar de uno y del otro, entendido “el otro” como la humanidad.

"El cuidado requiere atención, requiere disponibilidad. El cuidado requiere olvidarse de uno mismo y estar dispuesto a ofrecerse al otro. Cuidar de alguien es, en primer lugar, romper la indiferencia: me importa cómo estás, me importa lo que te pasa, me importa lo que sientes".

Bajar el ritmo y escuchar

Cuidar, apunta el filósofo Francesc Torralba es, especialmente, velar, afinar la escucha y en una cultura que privilegia la velocidad esto se vuelve difícil. Tomarse un respiro, desacelerar nos permite enfocarnos en nuestras necesidades y las de los demás.