VIDA ACELERADA

Ana Cecilia Villarreal es experta en nutrición clínica integral y comparte que en su consulta predominan pacientes con un estilo de vida muy acelerado, sedentario y con altos niveles de estrés.

Esto provoca que la comida, añade, sea vista como una recompensa ante esas cargas de trabajo.

“El tráfico en la Ciudad es un problema que definitivamente se tiene que abordar porque la gente pasa demasiado tiempo de su día fuera de su casa”, comenta la fundadora del centro de nutrición Vitaleza.

“La realidad en Nuevo León es que la gente trabaja mucho y es muy difícil tener una vida activa gracias a este poco tiempo realmente libre para tener actividad física, para tener actividades al aire libre donde te puedas ejercitar, tomar aire fresco. Creo que eso, por un lado, es un problema muy grande que tiene que ver con un tema de salud pública”.

Esto impacta, indica, en el poco tiempo que tiene la gente para cocinar, por lo que es mucho más fácil comprar alimentos procesados.

EMOCIONES

La endocrinóloga pediatra Nora Alicia Rodríguez es titular de la Clínica de Obesidad del Hospital Materno Infantil donde dice que la gran mayoría de los pacientes tienen problemas de disfunción familiar, ansiedad, depresión y una muy baja autoestima.

Explica que si estas situaciones no se atienden es muy difícil ver como resultado una reducción de peso.

“Factores como las emociones, los factores del estrés, del estilo de vida en general en cuanto a la dinámica familiar, todo eso está dando repercusión en toda esta pandemia de la obesidad”, alerta Rodríguez.

“En la actualidad sabemos que para dar una atención integral a los pacientes con obesidad deben de verse, o valorar, de una manera multidisciplinaria, donde no nada más está la parte de nutrición y la parte médica, sino la parte de psicología”.

MALA ALIMENTACIÓN DESDE BEBÉS

La nutrióloga Edna Nava, profesora-investigadora de la Facultad de Salud Pública y Nutrición de la UANL, sostiene que es alarmante el consumo de bebidas con azúcares en bebés de incluso seis meses.

Esto aunado a una inadecuada lactancia materna exclusiva y a una no correcta alimentación complementaria en las primeras etapas de vida, son factores que detonan en un niño un mayor riesgo de tener sobrepeso u obesidad.

Las cifras de la Secretaría de Salud de Nuevo León lo reflejan: 3 de cada 10 niños tienen sobrepeso u obesidad; 4 de cada 10 niñas cuentan con sobrepeso u obesidad, y 5 de cada 10 adolescentes sufren obesidad.

“Algo que nos dice que hemos fallado es que hemos tenido una transformación en la forma en que comemos”, indica Nava. ¿Cómo comían nuestros abuelos? ¿Cómo tenían esa cultura de la alimentación?

“Comíamos más comida en casa, menos comida rápida. Hemos comido más alimentos procesados, sobre todo más cantidad y esto nos lleva mayormente a esta epidemia de obesidad y enfermedades crónicas en México”.

Y lo que sucede en un estado como Nuevo León fronterizo con Estados Unidos y con gran consumismo es la fácil disponibilidad a comida rápida y más económica que los alimentos saludables.

RIESGOS Y SOLUCIONES

Las especialistas marcan que es urgente que esta epidemia sea atendida por autoridades con mejores políticas públicas.

De lo contrario se acercan escenarios catastróficos con adultos más jóvenes con diabetes, hipertensión, enfermedades cardíacas e infartos.

¿Qué puede hacer cada uno en lo individual? La nutrióloga clínica Ana Cecilia Villarreal recomienda iniciar con pequeños cambios en tu estilo de vida que pueden detonar que consumas alimentos ultraprocesados y con altos niveles de azúcar.

Tan sólo un ejemplo: si duermes correctamente al siguiente día tendrás más energía. No necesitarás de un exceso de azúcar para suplir esa falta de sueño.

“Entre mejor dormimos, entre mejor nos hidratamos, entre menos hábitos nocivos tenemos para nuestra salud, menos cigarro, menos alcohol, vamos a tener energía sostenida”, puntualiza Villarreal.

“Vamos a pensar mejor, tener claridad mental, vamos a poder tener más fuerza para hacer ejercicio, más energía para empezar y terminar nuestro día. Desgraciadamente lo que ocurre es que nos acostumbramos a sentirnos mal”.

Un paso a la vez: deja de tomar refresco, deja de fumar, pon alarma para ir a dormir, inicia con 30 minutos de ejercicio. Al mejorar hábitos comenzarás a sentirte mejor.