De su lado, el pescador John Aristides (33 años) recuerda muy bien aquella tarde de octubre de 2021 cuando lanzó su caña a la orilla de un riachuelo:
“Cuando estiré la mano (…) (el hipopótamo) se me tiró y me dio en la cabeza con los labios”, evoca Aristides, quien resbaló en su huida y no pudo evitar que el animal le mordiera el brazo izquierdo.
“Me apretó y me lanzó por ahí a dos metros (…) no me arrancó el brazo porque tiene los dientes muy gruesos”, agrega el sobreviviente que pasó casi un mes hospitalizado.
“Es lo más cercano a un encuentro fatal en Colombia, pero si no hacemos nada lo que nos espera son miles de hipopótamos deambulando”, anticipa Echeverri, quien hace un par de semanas enterró a uno arrollado por un conductor.