Esta es una leyenda un poco más pícara que terrorífica. Habla, sí, de un fantasma, pero también de la homofobia que habitaba en los pueblos de Jalisco hasta el siglo 20.
Este relato, que hoy es ampliamente difundido para el turismo de la región, durante años fue motivo de vergüenza para muchos habitantes en Sayula, Municipio del sur de Jalisco, y de burla de otros municipios de la región.
El ánima de Sayula fue inspirado en una broma que urdieron el autor, un peluquero de nombre José Arreola y Blasito, el boticario del pueblo, cuya víctima fue Apolonio Aguilar, un ropavejero de Sayula.
El autor del poema que le dio vida a la leyenda fue el michoacano Teófilo Pedroza en 1871, después de haber vivido en Ciudad Guzmán. Esta leyenda dice que José Arreola engañó a Apolonio Aguilar con el cuento de que un fantasma le entregaría riqueza si iba a verlo a medianoche en el cementerio de Sayula.
Tratando de conseguir cumplir el reto Apolonio, se encuentra con que la propuesta del fantasma es un encuentro sexual al que finalmente no acepta.
Hoy el ánima es parte de la iconografía del pueblo, se encuentra en paleterías, libritos con los versos a la venta, esculturas y hasta en cervezas.