EL INICIO

Beatriz es una de las mujeres que optó por la medida.
Lo hizo luego de conocer de tantos casos de desapariciones en los que son las familias o las amigas quienes se encargan de la búsqueda y cómo es frecuente que se les complique conseguir información importante.
Su temor no es infundado:
5 mil 734
Mujeres desaparecidas, según la Comisión Nacional de Búsqueda, con corte al 23 de mayo.
87.5
El índice de impunidad en estos casos.
Si el Estado nos está fallando a la hora de protegernos, ¿cómo podemos prevenirnos, cómo podemos facilitar nuestra búsqueda y cómo podemos evitar nuestras desapariciones?
Beatriz, impulsora de la carpeta
Tres preguntas fueron la clave para detonarlo todo:
¿Y si fuera yo?
¿Por dónde empezarían a localizarme?
¿Qué datos necesitarían y cuáles tienen?
También a partir de las experiencias de otras personas decidió qué información debería contener la carpeta:
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- Complexión, señas particulares como tatuajes, lunares, cicatrices.
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- Fotos actualizadas, de frente y de perfil; un mechón de cabello, pieza o impresiones dentales, así como huellas dactilares.
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- Contraseñas de celulares, computadoras y aplicaciones.
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- Lista de contactos cercanos familiares, sociales, del trabajo y sus características.
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- Información de sus cuentas bancarias y tarjetas.
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- Sitios que se frecuentan, entre otros.
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- Tener acuerdos con familiares de qué hacer en caso de no tener comunicación en cierto tiempo.

No se trata sobre el hecho del morbo, las desaparecidas, sino hacernos conscientes de (que), dónde desaparece una mujer, no sólo desaparece una persona, se derrumban mundos, se crea un ambiente de indefensión, de impotencia, que se traduce en más violencia".
Beatriz, impulsora de la carpeta