GUILLERMO VÁZQUEZ
De romper la malaria cementera, como ocurría hasta el minuto 87 del partido de vuelta de la Gran Final, probablemente Guillermo Vázquez habría llegado a la silla de la Selección Mexicana y no Miguel Herrera, quien ya tenía fama de perder el partido por el título.
Aún hoy es difícil entender las sustituciones de Memo, quien prescindió de un velocista como Pablo Barrera (pintado para el contragolpe) y de un elemento como Teófilo Gutiérrez, especialista en retener el balón. Metió a Mariano Pavone y Rogelio Chávez. Cuando el América le empató, ya no tenía revulsivos al ataque.
En el Apertura 2015, el DT también tragó amargo cuando el 4-1 en la vuelta de la Final (4-4 global) no fue suficiente para sus Pumas, que vieron a Tigres coronarse en tanda de penales.
Hoy Vázquez regresó a Cruz Azul, como auxiliar técnico de Ricardo Ferretti.