LA GUARDESA

monumento obligado.

LARGA HISTORIA

Visto a nivel de calle, el inmueble ubicado en el 199 de Cumbres de Acultzingo, en la colonia Lomas Altas, bien podría pasar por una más de las residencias lujosas que abundan por el rumbo.

Sin embargo, tras la sobria fachada de piedra y su ordinario portón de madera, se despliega un estrafalario complejo de 6 mil 710 metros cuadrados, con jardines, senderos y alberca, que culmina en una construcción enclavada en el corazón de dos barrancas del Bosque de Chapultepec.

Del lado opuesto al de la calle, a la vista de los curiosos que transitan por las avenidas que atraviesan la tercera sección del bosque, o como una atracción insólita para los senderistas experimentados y amateurs, la casa domina las barrancas de Solís el Grande y Dolores con su arquitectura ecléctica.

Arcos moriscos, una pirámide, terrazas de cantera y azulejos, una cúpula colonial y los remates en forma de obelisco son apenas algunos de los elementos perceptibles desde la distancia, todos parte de una descomunal construcción de varios pisos cuyos cimientos parecen llegar hasta el fondo del precipicio.

Al momento, la única forma en la que puede abarcarse con la vista su extensión completa es a vuelo de pájaro, desde las alturas, donde se revela cuán profundamente alojada en el bosque fue construida la casa, rodeada de terrenos federales.

 

Desde las alturas se observa el lugar privilegiado que ocupa la casa. Foto: Elizabeth Ruiz / REFORMA

El lugar, según anuncia en la fachada un letrero discreto en cursivas doradas, se llama “La Guardesa”, y se encamina a ser declarado Monumento Artístico de la Nación.

Se trata de un caso único en la historia de la gestión y salvaguardia del patrimonio mexicano, puesto que, contrario a todos los anteriores, no es la Comisión Nacional de Zonas y Monumentos Artísticos (CNZMA) del INBAL la que mandata esta declaratoria, sino una sentencia judicial en firme.

De hecho, esta comisión de especialistas y académicos, facultada como órgano dictaminador por la Ley Federal sobre Monumentos y Zonas Arqueológicos, Artísticos e Históricos, había juzgado ya desde el 2014 que La Guardesa no debía ser declarada monumento porque no reviste valor estético relevante.

No obstante, un juicio de amparo contra esta decisión, interpuesto por la propietaria del inmueble, María Estrella Rodríguez y Menéndez Lago, culminó años después, en el 2018, en una sentencia en firme que declaró la nulidad de la opinión de la CNZMA.

Ahora, obligada por este mandato judicial, la Secretaría de Cultura (SC) ha presentado ya un proyecto de declaratoria de monumento artístico ante la Comisión Nacional de Mejora Regulatoria (Conamer) que, desde marzo de este año, puede ser consultado por cualquier ciudadano.

Luego de la dictaminación favorable por este organismo, el último pendiente es su revisión por parte de la Consejería Jurídica del Ejecutivo, etapa en la que actualmente se encuentra, y que proceda a ser firmado por el Presidente Andrés Manuel López Obrador.

Esta victoria judicial de un particular por encima del INBAL es apenas una más en la controvertida existencia de la casa, que estuvo en la mira del Presidente López Obrador cuando era Jefe de Gobierno y, particularmente, de la entonces Secretaria del Medio Ambiente, Claudia Sheinbaum, hoy Mandataria de la capital.

Ésa es la historia que se oculta detrás de los enigmáticos muros de piedra de La Guardesa.

La Guardesa está enclavada en la Tercera Sección del Bosque de Chapultepec. Foto: Elizabeth Ruiz / REFORMA

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