'NUNCA PERDÍ LA ILUSIÓN'

De joven, Alejandro Martín del Campo decía que le gustaría tener cinco hijos. Siempre pensó en una familia numerosa.

“Pero me enfoqué en trabajar y también la parte amorosa me fue mal. Estuve con mujeres que no querían tener hijos. Hasta que llegó una mujer y le dije: ‘a mí siempre me ha hecho ilusión tener un hijo’”. 

A sus 48 años, Alejandro tuvo su primer hijo, Martín, quien cumplirá pronto un año, con su pareja Lorna González. 

El papá primerizo está ansioso por llevar a su hijo a conciertos y compartir el gusto de la música con él. 

“Recuerdo cuando Paul McCartney vino a México. Vi a muchos papás con sus hijos y decía: ‘yo quiero, en algún momento, tener esta sensación de compartir estos momentos con él. Ojalá que cuando él tenga 20 años y yo 70 pueda tener energía para estar a su lado”. 

Alejandro ya ha cambiado muchos de los hábitos que tenía sobre su trabajo, amigos e, incluso, pareja. 

“Lo que quiero es estar con él. Yo lo baño, le doy el biberón, lo duermo, lo acuesto y, cuando se despierta a las 6 de la mañana, soy el que me levanto a darle de comer y lo duermo otro ratito”. 

Alejandro bromea con el hecho que su papá, a los 28 años, ya lo había tenido a él y a sus dos hermanas. 

“Sin embargo, en esta época que uno intenta prepararse más y tener algo que darle a un hijo uno se fuerza a aplazar un poco estos momentos, aunado a lo que te toca vivir con una pareja o cualquier persona. 

“Nunca perdí la ilusión de ser padre y funcionó”.

'VAMOS A DARNOS TIEMPO'

Daniel Caballero esperó cuatro años después de su boda, en el 2014, para tener a su primero y único hijo Dante, cuando él ya tenía 42 años. 

“No queríamos apresurar las cosas. No queríamos que nos pescara boda, casa, hijo, carro. No era nuestra mentalidad sino: ‘vamos a darnos el tiempo para que las cosas fluyan y no nos apresuremos en eso’. 

“Cuando empezamos a buscarlo, a embarazarnos, mi esposa y yo dijimos: ‘Bueno, vamos a intentarlo’. Pasaron uno o dos meses, fuimos con la ginecóloga y ¡pum!, se dio”, recuerda. 

En la actualidad, el pequeño Dante tiene 5 años y pronto ingresará a kínder. A decir de su padre, es un chico muy intenso. 

“Juega, juega, juega y corre. Estamos con él, pero hay veces que lo tenemos que calmar, porque no solamente es jugar (con él), sino hay que hacer actividades en la casa, como lavar ropa y hacer comida”. Daniel y su esposa Isaura Guzmán se reparten labores de crianza de su hijo, sobre todo, el llevarlo a la guardería. 

“Tal vez es un poco más difícil cuando lo tienes a los 40, pero creo que también es un poco menos cuando tienes los medios y no estás estresado por la casa, el carro, el trabajo. 

“Ya estás un poco más establecido, pero creo que la crianza es igual en los 40, que en los 30 o en los 20 años de edad”. 

Dice que aprendió a ser papá gracias a lo que observó de amigos suyos que decidieron empezar su paternidad a una edad más temprana, así que ya sabía qué esperar.

ALEGRES Y MOTIVADOS

Hay hombres que ya eran padres de familia cuando decidieron tener más hijos luego de cumplir los 40 años. 

David Gómez, por ejemplo, cuenta que tuvo a Ian con su esposa Mónica Rodríguez, a los 49 años de edad. Ya había tenido dos hijos de un anterior matrimonio. 

“Tener un hijo después de los 40 años ha sido una bendición porque es algo que me da vida, alegría, motivación y ganas de estar vigente”, comparte. 

Jorge Chávez tuvo a Jorge y a Victoria, de 10 y 7 años, respectivamente, con su segunda esposa Mayra Regil, cuando él pasaba los 40 y su esposa, los 30. 

Tiene, además, dos hijas de 26 y 25 años, de su primera unión.

“Tal vez éramos más inexpertos, más consentidores y ahorita yo siento que, por la misma edad, somos menos tolerantes. Cabe la posibilidad que ahora sea un padre más estricto”. 

Leonel Gutiérrez tuvo a su tercer hijo José Elías, ahora de 4 años, a los 40, mientras su esposa Jacquie tenía 36. Sus otros retoños son María, de 8, y José Pablo, de 6. 

“Lo que sí es cierto es que ser padre a esta edad me permitió ser más consciente de que mi salud, mi familia y mi trabajo son mis prioridades. Todo lo que se vincule a ellas tiene mi dedicación de tiempo completo. 

“El tiempo completo con ellos -mucho o poco- es el mejor recurso que tengo para influir en ellos, para atenderlos, escucharlos y educarlos. Siempre le pido a Dios por mis hijos, para que sean personas íntegras”. 

Los tres papás, sin embargo, coinciden en que están disfrutando de esta etapa al máximo.