'EL PRINCIPITO'

en Argentina.

HABÍA UNA VEZ...

Esta es la historia de un palacete perdido en Argentina, al que llegó por accidente hace casi un siglo el creador de El Principito que inmortalizaría la frase “Lo esencial es invisible a los ojos”.

El Castillo San Carlos se ubica en una reserva natural, a unos 400 kilómetros al norte de Buenos Aires. Foto: AFP / Pablo Porciúncula
  • A la vera del Río Uruguay, en la ciudad de Concordia, unos 400 kilómetros al norte de Buenos Aires, el Castillo San Carlos cautivó a Antoine de Saint-Exupéry (1900-1944).
La reserva natural Parque San Carlos se considera un pulmón verde por la riqueza de su vegetación. Foto: AFP / Pablo Porciúncula
  • “Había aterrizado en un campo y no sabía que iba a vivir un cuento de hadas”, confesó Saint-Exupéry en su libro, Tierra de hombres (1939).
  • En el Capítulo V, titulado “Oasis”, relata la aventura en Concordia, donde terminó quedándose algunos meses.
Foto: AFP / Pablo Porciúncula
  • El director de la reserva natural Parque San Carlos, Paulo Tisocco, evoca aquel episodio durante un recorrido por el lugar que comprende 70 hectáreas y alberga las ruinas del caserón y todos sus secretos. “Este es un lugar mágico”, asegura.
Paulo Tisocco, director de la reserva natural Parque San Carlos. Foto: AFP / Pablo Porciúncula

PISTAS DEL CASTILLO EN EL LIBRO

  • Saint-Exupéry descubrió el Castillo de San Carlos a finales de 1929. Volaba como piloto de la compañía francesa Aéropostale, pionera del correo aéreo, cuando una avería en su avión Latécoère 25 lo obligó a aterrizar de emergencia en una planicie al norte de Concordia, donde actualmente hay un club de polo.
Foto: AFP / Pablo Porciúncula
  • Para su sorpresa, aparecieron dos jovencitas hablando en su idioma. Eran Suzanne y Edda Fuchs Valon, hijas de la familia francesa que vivía entonces en la casona.
Foto: AFP / Pablo Porciúncula
  • Tisocco, un apasionado de las peripecias de “Saint-Ex”, enumera elementos del “entorno de ensoñación” del lugar y asegura que están presentes en El Principito, cuya trama de ficción se inicia en el desierto del Sahara.
El lugar alberga una colección de objetos y libros alusivos a "El Principito". Foto: AFP / Pablo Porciúncula.

Las claves

  • Menciona la amistad de Saint-Exupéry con las “princesitas argentinas”, como el escritor llamó más tarde a las hermanas Fuchs Valon, rubias como el protagonista de su célebre novela.
  • Y habla del zorro domesticado que tenían, y de las serpientes y los palo borrachos, árboles de la familia de los baobabs, que se ven en la zona y aparecen en el libro.
El lugar alberga una sala dedicada al autor de "El Principito" y su obra. Foto: AFP / Pablo Porciúncula.
  • Muestra otra imagen del aviador devenido escritor, casado en 1931 con la salvadoreña Consuelo Suncín, y desaparecido en 1944 cuando volaba sobre el Mediterráneo durante la Segunda Guerra Mundial. “Era muy alto, medía 1.95 metros, ¡no sé cómo hacía para meterse en el avión!”, exclama Tisocco.
  • Cuenta que Saint-Exupéry quedó tan prendado de lo que vivió en San Carlos que, en 1941, en cintas magnetofónicas enviadas a su amigo el cineasta francés Jean Renoir, le plantearía filmar allí una película. El proyecto nunca se concretó, pero las grabaciones están recogidas en el documental del argentino Nicolás Herzog Vuelo nocturno (2017).
Foto: AFP / Pablo Porciúncula

UN PALACIO RECUPERADO

  • El Principito, de pie sobre su célebre asteroide, reina icónico sobre el parque en una escultura de la artista argentina Amanda Mayor, instalada en 1997.
La escultura de Amanda Mayor da la bienvenida a los visitantes. Foto: AFP / Pablo Porciúncula
  • Lo que queda del “castillo de leyenda”, como lo llamó Saint-Exupéry, fue recuperado en 2014 por la municipalidad de Concordia tras décadas de saqueo y abandono luego de un incendio en 1938.
El Castillo fue recuperado en 2014 por las autoridades de Concordia. Foto: AFP / Pablo Porciúncula
  • El palacete se terminó de construir en 1888 en una de las zonas más altas de la ciudad. Su dueño era Edouard Demachy, hijo de un rico banquero francés que no escatimó en lujos.
El inmueble contaba con 27 habitaciones. Foto: AFP / Pablo Porciúncula
  •  Tenía 27 habitaciones. La cocina estaba lejos del edificio principal para evitar olores molestos. Los hierros, maderas, mármoles, terciopelos y cristales habían sido traídos de Europa. Y había innovadores sistemas de calefacción, de iluminación a gas y de agua corriente. “Todo el boato y la última tecnología de la época”, resume Tisocco.
Saint-Exupéry quedó prendado de lo que vivió en San Carlos. Foto: AFP / Pablo Porciúncula

Sabías que...

  • El principito, de Antoine de Saint-Exupéry, es el libro con el mayor número de traducciones en el mundo; ha sido llevado a más de 380 idiomas.
Foto: AFP / Pablo Porciúncula

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