La nostalgia fue el primer sentimiento que movió a Karla Rojo de la Vega a iniciar su camino como artista plástica, pues en sus trabajos encontraba una fuente profunda de sanación de la pena de su alma; sin embargo, actualmente, su motivación cambió.
“Vivía en catarsis de días y semanas entre la música clásica, mis tiraderos, lágrimas y buenos vinos. Hoy el proceso es el mismo, pero ya no viene del dolor, sino del gozo, exploración, agradecimiento de mi humanidad y emoción”, contó la comunicóloga con especialidad en Publicidad, egresada de la Universidad Anáhuac México Norte.
Este renacer, como Karla Rojo de la Vega lo llama, comenzó hace dos años, tras la muerte de su papá, Alejandro Rojo de la Vega, y de su perro, “Enzo”, aunado a las últimas elecciones en las que participó como secretaria general del Partido Fuerza por México.
“Terminé muy desgastada y la vida me obligó a tomarme un tiempo de reflexión para observar, analizar y, sobre todo, sentir y cuestionarme muchas cosas”, platicó Karla Rojo de la Vega.
“Este año, es de resurgir, una vez más, como el Ave Fénix. Replantearme desde los colores hasta las formas y el fondo. Siempre me ha encantado la geometría, es mi fuente de inspiración en cuando a la forma, en ella radica la naturaleza y esencia de la existencia”.
Me gustan las rutinas, me dan orden y contención, así que me despierto, estiro, hago consciencia de mi ser, medito, realizo rituales para intencionar mi día, me ejercito, saco a mis perros a pasear, desayuno, me pongo mi overol y a ensuciarme de ideas’.
KARLA ROJO DE LA VEGA
En su break, Karla Rojo de la Vega vivió sus duelos, empezó a escribir su segundo libro, leyó, viajó mucho y se enfocó en algo de lo que huyó toda su vida: el compromiso de pareja, y en esa época conoció a su hoy esposo, Pedro Rodríguez.
Ahora, este cúmulo de experiencias lo transmite a través de cada una de las pinturas y esculturas que realiza, cuyo proceso creativo inicia al poner atención constantemente en las etapas de los humanos.
+ Creatividad interior
A través de sus piezas, Karla Rojo de la Vega refleja las infinitas posibilidades, la flexibilidad de los trazos de la vida y, paralelamente, la importancia de la contención; además, el baile constante de dos energías opuestas que se encuentran en un centro y se complementan: el yin yang infinito.
Por las tardes soy acompañante terapéutica transpersonal, mi tiempo en la naturaleza diario es obligatorio y el espacio con mi pareja innegociable; mi familia es importantísima”.
KARLA ROJO DE LA VEGA
“Eso hace que me vuele la mente y corran las ansias por expresarlos desde mi perspectiva y de la forma que encuentre”, comentó la terapeuta transpersonal Karla Rojo de la Vega.
Y, una vez que las ideas están en su cabeza, pone manos a la obra acompañada de sus más fieles amigos, “Petra” y “Donatelo”; además de que se deja guiar por su consciencia.
“Me tomo unos momentos para aterrizar y respirar, prendo un sahumerio, me limpio a mí y a mi estudio y le prendo una vela a un cuadro muy especial que me regalaron de una manera muy mágica, de la divinidad femenina”, expresó Karla, maestra en Administración Pública.
Como parte de su ritual, también incluye el Tai Chi Chuan, arte marcial que la ayuda a trabajar en presencia y paciencia.
“Practico formalmente y me gusta aplicarlo mientras pinto, es una meditación en movimiento, y las armas me vuelven loca”, explicó Karla Rojo de la Vega.