Jon Fosse

Premio Nobel de Literatura 2023

NARRADOR DE LO 'INDESCRIPTIBLE'

Jon Fosse debutó como escritor en 1983 con la novela Raudt, savart (Rojo, negro) y desde entonces ha escrito más de 50 obras entre teatro, novela, poesía, ensayo y literatura infantil.

  • Sus obras han sido traducidas a más de 40 idiomas y puestas en escena en más de un millar de producciones alrededor del mundo, incluyendo México.
Foto: Eirik Hagesaeter Bergensavisen / AFP
  • Entre los múltiples premios que ha recibido, en 2007 fue nombrado Caballero de la Orden Nacional del Mérito de Francia.
  • En la lista de “genios vivos” de The Daily Telegraph ocupa el lugar 83.
  • Este 5 de octubre Jon Fosse se coronó con el Premio Nobel de Literatura.

PARA LEERLO

Con autorización de Nórdica Libros y De Conatus, publicamos un fragmento de su libro Mañana y tarde, un relato que da voz a Johannes, desde su nacimiento a la vejez, y teje, entre pasado y presente, los sueños de una vida.

Foto: Eirik Hagesaeter Bergensavisen / AFP

Mañana y tarde

  • Jon Fosse
    Traducción: Cristina Gómez-Baggethun y Kirsti Baggethun

El barco de gablete de Peter está atracado en la ciudad y él está sentado en el borde del muelle, Johannes lo ve tan quebradizo que pareciera que va a caerse a pedazos en cualquier momento, y toda esa gente que iba a venir a comprar cangrejos, pues todavía no ha aparecido, ni un solo cliente ha aparecido, y eso que deben de llevar horas aquí atracados en el muelle, y otra gente tampoco se ve, apenas recuerda haber visto la ciudad nunca tan muerta, piensa Johannes, bueno, sí que hay algún otro barco atracado, pero parecen vacíos, y Peter se dio hace un rato una vuelta por la calle Mayor y tampoco vio a nadie, dijo, y lo más raro es que las tiendas no estaban abiertas, y luego por lo visto vio algo de lo que no quiere hablar, piensa Johannes ¿qué sería? piensa Johannes, ahí sentado a popa, sujetando la bolsa de plástico que Peter ha llenado de cangrejos para la vieja señorita Pettersen, Peter le ha seleccionado los mejores cangrejos, porque ella vendrá, eso seguro, ha dicho Peter, y siempre hacía eso, seleccionaba los mejores cangrejos, los que tenían más carne, para la vieja señorita Pettersen, llevaba haciéndolo toda la vida, dijo Peter, pero ¿cuánto tiempo iban a quedarse aquí atracados? piensa Johannes, tienen el barco medio lleno de cangrejos, reptan y se arrastran por todas partes, así que la captura había sido buena, qué duda cabe, pero ahora también había que deshacerse de los cangrejos, por todo el suelo del barco reptaban y se arrastraban, y hasta ahora no había aparecido ni un solo cliente, y debían de llevar ya horas atracados ¿y cuánto tiempo iban a quedarse aquí? tampoco podían pasarse aquí las horas muertas, en algún momento habría que poder decir basta, pensaba Johannes, y llevaba ya un rato pensándolo en realidad, pero una cosa era pensarlo, y otra decírselo a Peter, que no era lo mismo, aunque algo iba a tener que decirle ya
No es que haya mucha clientela, dice Johannes
No, dice Peter
¿Por qué no vendrá nadie? dice Johannes
Buena pregunta, dice Peter
y en ese momento Johannes tiene la impresión de que
Peter sabe más de lo que dice
No viene ni la vieja señorita Pettersen, dice Johannes
Pronto vendrá, dice Peter
y en ese momento Peter se levanta y se tambalea sobre el borde del muelle y levanta el brazo derecho y Johannes ve que apenas es capaz de levantar el brazo, y Peter se hace sombra con la mano sobre los ojos
Creo que viene por ahí, dice Peter
No me digas, dice Johannes
y se levanta y ve a una muchacha acercarse por el muelle y Johannes piensa que Peter debería dejarse de tonterías, porque esa muchacha no es la vieja señorita Pettersen
Sí, ya viene Anna, dice Peter
y Johannes se sube al muelle y se siente ágil y fuerte, igual que esta mañana, cuando se levantó con tanta facilidad de la cama y subió la escalera del almacén como si volviera a ser un muchacho, así de ágil y fuerte se siente, y mira el muelle, y ve que realmente es Anna Pettersen la que se acerca, y ¿ahora? ¿ahora qué le va a decir? porque resulta que Anna Pettersen no respondió a la carta que le envió, ay, esto va a ser muy incómodo, tanto para él como para ella, pero quizá podría preguntarle si quiere ir con él al café, y si quiere unos cangrejos, se los daría gratis, por supuesto, también podría preguntarle eso ¿no? pues sí, pero mira que mandarle esa carta, qué horror, piensa Johannes, porque sí que es Anna Pettersen la que viene por el muelle, y hay que ver lo guapa y elegante que viene, y lo bien que le sientan el sombrero sobre el pelo rubio y el vestido que se le amolda con soltura al cuerpo suave, de verdad que es una preciosidad
Pues si esta no está de buen ver, no sé yo, dice Peter
Y que lo digas, dice Johannes
y no le habrá contado a Peter lo de la carta que le envió ¿no? no lo habrá hecho ¿verdad? piensa Johannes, si Peter supiera, piensa
Mira que es guapa la moza, dice Peter
Sirve en casa de Aslaksen, del dueño de la fábrica, dice
Ya, ya lo sé, dice Johannes
Y por lo visto vino aquí de Dynja, dice Peter
Eso es, dice Johannes
Y consiguió colocarse en una buena casa, dice Johannes
Igual viene a comprar cangrejos para los Aslaksen, dice Peter
Puede ser, dice Johannes
Seguro que sí, dice Peter
y Johannes ve a Anna Pettersen acercarse, y luego Anna Pettersen se para en el muelle ante Peter y ahora tendrá que decir algo, piensa Johannes, por incómodo que resulte, habrá que decir algo, piensa

Buenos días, Anna Pettersen, dice Peter
Muy buenos días, dice ella
Eso, buenos días, dice Johannes
¿Vienes a comprar cangrejos para los señores? dice Peter
No, hoy libro, es domingo, dice Anna Pettersen
Sí que es domingo, sí, dice Peter
¿Te gustaría que te acompañáramos a pasear? dice Peter
Sí, podríamos pasear contigo, dice Johannes
Voy de camino a casa, pero si queréis podéis acompañarme, dice Anna Pettersen
Con mucho gusto, dice Johannes
y Johannes echa a andar por el muelle y a su lado va Anna Pettersen y unos metros por detrás viene Peter y Johannes piensa que ahora habrá que decir algo, ahora tendrá que conversar, eso dictan todas las normas, y la carta que le envió no debe ni mencionarla
Bueno, pues gracias por la carta, dice Anna Pettersen
Sí, dice Johannes
Era una bonita carta, tienes una letra preciosa, y hay que ver lo bien que te expresas, dice Anna Pettersen
Bueno, no sé yo, dice Johannes
Claro que sí, dice Anna Pettersen
y ensarta la mano en el brazo de Johannes ¿y habrase visto cosa igual? ¿no está Johannes paseando con la mismísima Anna Pettersen del brazo? y Peter se estará dando cuenta, piensa Johannes, y se vuelve y no ve a Peter por ningún lado, le habrá dado demasiada envidia, habrá sido demasiado para él, piensa Johannes, pues mejor, piensa, porque no sería lo mismo ir del brazo de Anna Pettersen, criada de los Aslaksen, tan linda y hermosa como el más lindo día del verano, si viniera Peter detrás de carabina, pero ahora es Johannes, y ningún otro, quien pasea con Anna Pettersen del brazo por el muelle de Hunstad
Hace bueno, dice Johannes
Sí, es un bonito día de verano, dice Anna Pettersen
Y tú libras, dice Johannes
Sí, hoy es mi día libre, dice Anna Pettersen
Qué grande haberme encontrado contigo, dice Johannes
Sí que ha sido una suerte, la verdad, dice Anna Pettersen
y Johannes ve un banco y se pregunta si podrá proponerle a Anna Pettersen que se sienten o si resultará impertinente y de mala educación, porque pronto llegarán a la casa del dueño de la fábrica Aslaksen, que exporta barriles de arenques a medio mundo entero
Sí que era bonita la carta que me mandaste, dice Anna Pettersen
¿Nos sentamos en ese banco? dice Johannes
No, verás, dice Anna Pettersen
Tengo que irme ya a casa, dice
y Anna Pettersen le suelta el brazo y Johannes piensa que no puede dejar que se vaya así sin más, de sopetón, algo habrá que hacer, y sin pensárselo dos veces rodea con el brazo los hombros de Anna Pettersen y con las mismas ella se desembaraza
Pero Johannes, dice Anna Pettersen
y Johannes no sabe ni qué decir ni qué no decir
Tengo que irme a casa ya, dice Anna Pettersen
y Johannes ve a Anna Pettersen mirar el callejón más cercano
Bueno, que te vaya bien, dice Johannes
Sí, a ti también, dice Anna Pettersen
pero ¿no ha sonado como si Anna Pettersen estuviera a punto de echarse a llorar? piensa Johannes, mientras la ve subir por el callejón ¿y no da la impresión de tener el vientre abultado? pues fíjate tú que sí que lo tiene abultado, piensa Johannes, y piensa que ya le ha hecho alguien un bombo a Anna Pettersen, esa muchacha tan hermosa, y él no ha sido, desde luego, y no pensaba él que Anna Pettersen fuera de esas, piensa Johannes, ay, qué pena, esto es muy duro de encajar, piensa Johannes ¿y quién habrá sido? piensa Johannes ¿y dónde se habrá metido Peter? piensa, pues tendrá que volver corriendo al barco de gablete de Peter, piensa Johannes, ay, qué lástima, piensa, y se da media vuelta y se aleja por el muelle y ahí, en el banco que acaban de pasar Anna Pettersen y él, está sentado Peter, tan guapo y elegante con su traje, y con su sombrero nuevo tan echado para atrás, ya tienen dos trajes igual de elegantes Peter y Johannes, pero para qué demonios andará Johannes con su mejor traje negro, con un sombrero en la cabeza y un paraguas en la mano, con un reloj en el bolsillo del chaleco, si Anna Pettersen acaba de escabullirse a toda prisa por el callejón y él se ha dado cuenta de que tiene el vientre abultado y de que alguien le ha hecho un bombo, y si al menos hubiera sido él, pero él no ha sido, porque él nunca ha pasado de donde han llegado hoy, cuando han paseado por el muelle cogidos del brazo

Anda, ven y siéntate, dice Peter
Pero ¿dónde te has dejado a la chica? dice
La última vez que te vi llevabas del brazo a Anna Pettersen de Dynja, dice
y ahí sentado en el banco junto a Peter, Johannes piensa que no será él quien se lo cuente a Peter, no será él quien le cuente en qué estado se encuentra Anna Pettersen, no será él, él no será
La has acompañado a casa, hasta la puerta, dice Peter
y hay en su voz algo provocador que a Johannes no le gusta
Supongo, dice Johannes
La has llevado derechito a los brazos de Aslaksen hijo, dice Peter
Si tú lo dices, dice Johannes
Lo dicen los rumores, dice Peter
Ya, dice Johannes
Aslaksen padre o Aslaksen hijo, alguno de los dos ha sido, dice Peter
Y dicen que ha sido el hijo, dice
Así que así anda la cosa, dice Johannes
Sí, ya lo habrás visto, dice Peter
Pues sí que lo he visto, dice Johannes
Pues ya está, dice Peter
Ya, ya, dice Johannes
Esta vez has llegado tarde, dice Peter
Dicen incluso que Aslaksen hijo se va a casar con ella, dice
y Johannes no sabe qué decir, si no fuera por esa carta tan imbécil que le envió no tendría mayor importancia,
pero mira que mandar esa carta, qué torpeza, piensa Johannes, mira que hacer algo así, piensa, seguro que ahora ella se la enseña a Aslaksen hijo y se parten los dos de risa de lo que escribió y se lo pasan en grande a su costa, porque ¿acaso no escribió él a Anna Pettersen preguntando si podían verse una tarde de estas? y en caso de que sí, si ella pudiera y quisiera ¿no le dijo que la invitaría a café con tarta, y que luego podrían darse un paseo por la ciudad? pues sí, eso fue lo que escribió, y para cualquiera que sepa leer
Bueno, no le des más vueltas, dice Peter
No, dice Johannes
La cosa ha salido como ha salido, dice Peter
Así es, pero bonita sí que era la muchacha, dice Johannes
Eso mismo pensaría Aslaksen, o quizá Aslaksen hijo, dice Peter
Qué duda cabe, y al poco ya se le estaba notando, dice
Pero mira, mira a esas, dice
y se levanta y le da un golpe en el hombro a Johannes
Mira a esas dos, dice Peter
y Johannes mira hacia el muelle y por ahí vienen dos hermosas muchachas cogidas del brazo, y sonríen y se ríen y sin duda se lo están pasando bien
Eso sí que te vendría al pelo, dice Peter
Ahora que Anna Pettersen ha cogido y se ha ido con otro hombre, pues apenas se marcha, aparecen otras dos, dice
Yo, yo nos presento, dice
y se levanta, y Johannes ve a Peter ir al encuentro de las dos muchachas y ve que Peter se levanta el sombrero
Pues aquí tenéis a Peter, y ahí detrás
y se vuelve y levanta la mano en dirección a Johannes
Y ahí detrás viene Johannes, dice Peter
y las muchachas se ríen por lo bajo y se paran
Yo me llamo Marta, dice entonces una de ellas
Y yo me llamo Erna, dice entonces la otra
¿Quizá podríamos pasear con vosotras? dice Peter
y se acerca y le ofrece el brazo a Marta
Con mucho gusto, dice Marta
y coge a Peter del brazo
Pues quizá nosotros deberíamos, dice Johannes
y titubea al mirar a Erna
Supongo que sí, dice Erna
y Johannes le ofrece el brazo a Erna y ella le coge del brazo y luego caminan por el muelle, Marta y Peter y Erna y Johannes, y Johannes piensa que menuda muchacha se ha buscado con la que pasear del brazo, es chiquita y fina, y tiene un pelo moreno precioso, y qué hermoso compás llevan al caminar por el muelle en dirección al barco de gablete de Peter, y llegan al barco de gablete de Peter
Pues este es mi barco, dice Peter
Qué bonito es, dice Marta
Sí, con este barco se hacen buenas capturas, dice Peter
Me lo creo, dice Marta
Nosotras vamos a tener que irnos ya, dice Erna de sopetón y sin previo aviso
y mira a Marta con seriedad
Sí, tendremos que irnos, dice Marta
Pues ya hablaremos, dice Peter
¿Quizá el domingo que viene, pero algo más temprano? ¿aquí en el muelle? dice
Sí, nos vemos aquí, dice Marta
y mira algo dubitativa a Erna
Claro que sí, dice Erna
y entonces las muchachas retiran la mano y Peter y Johannes se quedan ahí en el muelle donde está atracado el barco de gablete de Peter y ven a Marta y a Erna alejarse por el muelle cogidas del brazo, y ellas se paran, y sonríen y se ríen, y levantan un brazo cada una y se despiden con la mano y Peter y Johannes también levantan el brazo y se despiden de las dos muchachas
Qué muchachas tan bonitas, dice Johannes
Eso no hay quien lo niegue, dice Peter
y Johannes se monta en el barco de gablete de Peter y se sienta a popa y ve a Peter de pie en el borde del muelle y lo ve tan quebradizo, como si fuera a caerse a pedazos en cualquier momento, esa es la sensación que da, casi pareciera, piensa Johannes, que el brazo fuera a desprendérsele del codo en cualquier momento, y el pelo, hay que ver qué largo y canoso lo tiene, y la cara, la piel de la cara, qué fina y qué blanca, Johannes casi tiene la impresión de poder verle los huesos blancos, como si se le viera la mandíbula en la cara, y esto de que no aparezca nadie, que esté todo tan tranquilo y silencioso, que no aparezca ni un alma para comprar cangrejos, mira que tienen el barco casi lleno de cangrejos, por todo el suelo reptan y se arrastran ¿y qué van a hacer con tantos cangrejos si no consiguen vender ninguno? con la buena captura que han hecho hoy, un montón de cangrejos han cogido, y repletitos de carne, y Johannes tiene en las manos una bolsa de plástico llena de los mejores cangrejos que han cogido
hoy, porque Peter seleccionó los mejores cangrejos y dijo que eran para la vieja señorita Pettersen, ella siempre venía a comprar cangrejos, dijo, pero aún no ha aparecido, no ha aparecido nadie, ni la vieja señorita Pettersen ni nadie más ¿y cuánto tiempo se van a quedar aquí atracados? tampoco pueden quedarse aquí atracados eternamente, piensa Johannes
No parece que venga nadie a comprar cangrejos, dice Johannes
Ya, pinta mal, dice Peter
Pero aún no podemos darnos por vencidos, tenemos el barco a rebosar, dice
No podemos, dice
Ya, supongo que no, dice Johannes
Pero ¿quizá podrías cruzarme al otro lado del estrecho y dejarme allí y luego atracar de nuevo aquí en el muelle? dice
Claro que puedo, dice Peter
Y luego, por la tarde, dice Johannes
Sí, dice Peter
Y luego, por la tarde, te corto el pelo, es una vergüenza que lo lleves tan largo y desaliñado, dice Johannes
Ya, pues pásate por casa al atardecer, dice Peter
Eso haré, dice Johannes
Pero es muy raro que no venga la vieja señorita Pettersen, dice Peter
Siempre viene, dice
Apenas recuerdo ningún día en que no haya venido, esta debe de ser la primera vez, fíjate que sí creo que es la primera, dice
Pues yo creía que había muerto, dice Johannes
Muerto, qué cosas dices, dice Peter
¿No podrías cruzarme al otro lado del estrecho? dice Johannes
Sí, claro que puedo, dice Peter
y luego dice que no sabe qué va a pensar la vieja señorita Pettersen cuando llegue al muelle para recoger sus cangrejos y Peter no esté, la vieja señorita Pettersen se va a quedar desconcertada cuando llegue y no lo encuentre, pero bueno, será lo que tenga que ser, dice Peter, y Johannes dice que siempre podrían dejarle la bolsa de cangrejos en el muelle, para que ella los recoja, dice, porque tampoco es que haya nadie más por aquí, así que no es probable que se los roben, dice Johannes, y Peter dice que tendrán que hacer eso, y además no será la primera vez que lo haga, dice Peter, así que Johannes puede pasarle la bolsa, dice, y Johannes le pasa la bolsa de plástico a Peter y él la agarra y deja la bolsa de plástico en el muelle y Peter va y suelta la amarra de proa y arroja la amarra dentro del barco y luego suelta las amarras de popa y se monta con cuidado en el barco de gablete y para Johannes es un dolor verlo, porque realmente da la impresión de que Peter casi no puede subir los pies a bordo, es como si no pudiera tocar nada con fuerza, porque se le caerían los brazos, piensa Johannes, ay, da lástima verlo, piensa Johannes ¿qué le estará pasando a Peter? piensa, está hecho una piltrafa, da lástima verlo, piensa Johannes, y Peter se sienta a su lado
Quizá podrías accionar la manivela y arrancar el motor, dice Peter

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