Nadie imaginó que, lo que parecía una tormenta tropical, rápidamente se iba a convertir en el huracán más devastador que ha tocado Guerrero; el Huracán “Otis”, de categoría 5, dejó a más de un millón de damnificados en todo el Guerrero y daños en los patrimonios de quienes ahí radican.

Tras este desastre, personalidades de diferentes rubros comparten los difíciles momentos que vivieron, en Acapulco, al ver cómo los vientos se llevaban sus hogares y negocios, mientras luchaban por resguardarse y seguir con vida.

Eduardo Palazuelos

La celebración por el cierre de un nuevo proyecto duró poco para el chef Eduardo Palazuelos, quien, al momento en que el Huracán “Otis” llegó al Puerto se encontraba con unos amigos compartiendo la buena noticia, mientras, confiando en su equipo, sus restaurantes seguían en función.

Y es que, al estar acostumbrados a las tormentas tropicales, no era raro que un fenómeno meteorológico azotara Acapulco; sin embargo, nadie imaginó la magnitud con la que llegaría, afectando a más de un millón de personas.

“Nunca había experimentado algo tan devastador en mi vida y creo que ninguna persona esperaba esto; había escuchado, sobre todo por la cercanía que tenemos con las autoridades, por el tema de la Cruz Roja en el que mi mamá está involucrada, que el Huracán ‘Otis’ iba a entrar a las 6 de la mañana, pero fue más rápido e inesperado, incluso había eventos del Congreso de Minería y yo tenía comensales”, dijo Eduardo Palazuelos.

“Muchos se quedaron atorados; meseros y clientes se refugiaron en los baños de uno de los salones de abajo, el único lugar en donde podían estar a salvo. No dabas crédito de lo que pasaba, el viento arrancaba los árboles”.

Eduardo Palazuelos

Transcurrieron las horas hasta poder salir y ver los estragos que dejó el Huracán “Otis”: postes caídos, deslaves, embarcaciones hundidas, casas destrozadas y, lo más lamentable, pérdidas humanas.

“Para trasladarse, no había otra opción más que caminar y así me fui hasta la casa de mis papás; fue una epopeya, quería ver cómo estaban, no había luz y el portón eléctrico no se podía abrir, entonces, me tuve que saltar, los vi bien, les ayudé a hacerse algo de desayunar, porque además estaban solos, y me salí de nuevo, para ir a ver cómo se encontraba el personal y ayudar a quienes lo necesitaran”, relató el hijo de Susana Palazuelos.

“Mi amigo Nico Hudson tiene un negocio de catamaranes y estaba cuidando su patrimonio en el mar cuando todo pasó, pero, al final, tuvo que tomar la decisión de salvar su vida, porque un barco cayó sobre el suyo, se le rompió el ancla y tuvo que encallar en la playa; dos de sus tripulantes se perdieron, luego
aparecieron, sin embargo, también muchos capitanes fallecieron”.

Eduardo Palazuelos

Aunque su patrimonio quedó destruido, las ganas de apoyar a la gente de Guerrero lo motivó a trabajar de la mano con la organización sin fines de lucro World Central Kitchen, de su colega español José Andrés, para llevar alimentos a quienes más lo necesiten.

“Empezamos a cocinar para darle a la gente una comida caliente y que, entre todo el caos, puedan disfrutar para seguir ayudando; hay muchos cortando árboles, librando calles, limpiando y estamos trabajando para ellos. La comunidad gastronómica está muy solidaria, preguntando qué puede hacer y, para mí, la ayuda más puntual es ésta”, aseguró Eduardo Palazuelos, quien espera que Acapulco, como el ave fénix, resurja de sus cenizas.

Eduardo Palazuelos

Logramos instalar una primera cocina, pero vamos a necesitar muchos contenedores ecológicos para empacar la comida y, en Ciudad de México, Fundación Origen nos está ayudando a recibir donaciones”.

Emprende ayuda

Mayra Ahedo

Si bien, la health coach Mayra Ahedo es originaria de la Ciudad de México, ha vivido en Acapulco desde hace ya bastante tiempo, por lo que se ha acostumbrado a los cambios climáticos radicales, principalmente en temporada de ciclones, pero nunca uno como el Huracán “Otis” que recientemente destrozó su hogar.

Al vivir en un edificio ubicado en la costera, en el piso 23, los vientos de más de 270 kilómetros por hora de “Otis” hicieron tambalear su condominio, por lo que decidió evacuarlo de inmediato, junto a su esposo e hijos.

“Cuando todo empezó, nos salimos del depa y bajamos por las escaleras, porque daba mucho miedo usar el elevador, y ya cuando estábamos a una planta de llegar al lobby, no pudimos avanzar más, pues la corriente ya empezaba a llevarse las macetas y muebles; el aire te jalaba con él, por lo que decidí quedarme en donde estaba con mi familia y mi mascota”, compartió Mayra Ahedo, “todo se agitaba como si estuviera temblando y los ventanales empezaron a romperse, fue algo terrible como por dos horas”.

Mayra Ahedo junto a su hija

Fue así que, con la imposibilidad de refugiarse en cualquier otro espacio, Mayra Ahedo y su familia durmieron en los escalones, al igual que otros vecinos, con quienes al amanecer recorrieron la zona de Acapulco, sólo para ver cuánto daño había dejado el Huracán “Otis”.

“Después del miedo, de no saber si íbamos a sobrevivir, nos dimos cuenta de lo que había pasado; una de mis paredes se voló completa, puertas y ventanas rotas, mi cocina destruida, todo quedó inhabitable, nos quedamos sin luz, agua, gas, ni Internet. Estamos resguardados en la recepción, cocinando con un asador que encontramos, pero no tenemos víveres, la gente ha comenzado a saquear todo, se está peleando por la comida y los días son muy difíciles”, añadió la también entrenadora.

Mayra Ahedo y su hija

Queremos mucho a Acapulco y aquí nos vamos a quedar para tratar de ayudar a la gente, salir adelante, echándole ganas, seguros de que todo se va a componer”.

“Somos alrededor de 30 personas, aunque varios han empezaron a irse, pero nosotros no, porque la inseguridad está creciendo, sobre todo, en las noches; de hecho, estamos haciendo guardias porque, al no haber electricidad, todo queda completamente oscuro, han tratado de meterse a robar y éste es mi patrimonio”.

Aunque el panorama para Guerrero se vislumbra complicado, Mayra Ahedo se mantiene optimista para alentar a sus pequeños, pues, si bien hubo muchas pérdidas materiales, ellos permanecen juntos y listos para ver a Acapulco nuevamente de pie.

Se suma

Fran Covarrubias

Al tener un departamento en Acapulco, además de un negocio de renta de estos espacios, es usual que el deportista Fran Covarrubias pase gran parte de su tiempo en el destino, por lo que, junto a sus hijos, disfrutaba de unos días de sol, previo al desastre.

Durante todo el martes pasado, previo a la llegada del Huracán “Otis”, todos realizaron actividades playeras como en cualquier otra ocasión, salieron a remar, nadaron un poco y se divirtieron hasta que el sol empezó a ocultarse; fue poco antes de la medianoche cuando los vientos empezaron a causar estragos y alertar lo que estaba por suceder en Guerrero.

“Los chicos estaban dormidos en el sillón, mientras yo le preparaba hot cakes a Celeste, mi hijastra, y vi cómo los vidrios se empezaron a pandear; me acerqué, porque el agua se estaba metiendo, cuando, de pronto, se rompe el ventanal y me cae en la espalda, pero el pico me dio en el empeine, dejándome una herida bastante ancha”, relató Fran Covarrubias.

“No hubo ningún aviso por parte de las autoridades ni protección civil o militares, pero, afortunadamente, como ingeniero, sé cómo funcionan las corrientes de viento, entonces, una vez que me desinfecté y vendé la lesión, resguardé a los niños en un cuarto y sellé todas las salidas, puse toallas mojadas en las ranuras, bloqueé con sillones la entrada principal y ductos; todos estábamos debajo de la cama, yo iba y venía para estar al pendiente y, después, nos resguardamos en el baño”.

Fran Covarrubias y sus hijos

Tras horas de incertidumbre, Fran Covarrubias y su familia salieron y notaron los estragos que el Huracán “Otis” dejó a su paso; sin embargo, el también actor asegura que casi como recreando escenas de la película “La Vida es Bella”, trató de mostrarte optimista para que los peques se sintieran como en una aventura.

Fran Covarrubias

Salía y entraba de la habitación con cubetas y el pie destrozado, pero, como humanos, estamos preparados y no hubo queja, sólo me apreté la venda para frenar el sangrado, pues la prioridad era salvar a toda costa a mis tres hijos”.

Fran Covarrubias requirió cirugía de ligamentos.

Fue así que, con el pie lastimado, logró poner a los suyos a salvo, no sin antes darse la oportunidad de apoyar a la gente en los alrededores de Acapulco, librando caminos y quitando escombros, a la espera de poder salir del Guerrero; una
vez afuera y tras recibir atención médica, supo que se rompió los tendones y era necesaria una cirugía, de la cual, afortunadamente salió bien.

Resiliencia en el Puerto

Patricio Alcocer

Lo que serían unas vacaciones familiares en Acapulco, se convirtieron en una sorpresa llena de aventuras, o al menos eso fue lo que le hizo creer Patricio Alcocer a sus pequeños, en medio de la tragedia que dejó el Huracán “Otis” en Guerrero.

“Lo que más me importó en aquellos momentos fue que mis hijos estuvieran bien y no vivieran una experiencia traumática; todo lo manejé como si fuera un juego, no quise mostrarme nervioso ni preocupado, y hoy me dicen que se la pasaron muy bien”, compartió el empresario capitalino.

Patricio Alcocer con uno de sus peques

Pasadas las 23:30 horas del 24 de octubre, ya sin luz eléctrica, él y su esposa, Mariana Mercenario, se dieron cuenta que la fuerza del Huracán “Otis” era preocupante, por lo cual fueron por los niños y sus nanas, para refugiarse dentro del baño.

“Después de la medianoche, todo comenzó a volar: los colchones, cuadros, tele, cajones, la casa se movía muy feo; llegué a agradecer a Dios por estar unidos, pensando que tal vez íbamos a morir juntos”, confesó.

“Amaneció tarde, estaba gris y rojo, sin árboles, como si hubiera explotado una bomba atómica; el cielo estaba nublado, parecía un infierno, me sentí en el apocalipsis”.

Encerrado en un fraccionamiento de Pichilingue, en Puerto Marqués, Acapulco, con ayuda de dos vecinos, tomó una manguera de emergencia y con hachas y machetes se fueron abriendo paso para salir a la Escénica, avenida en la que sólo había devastación, al igual que en todo Guerrero.

Patricio Alcocer y su hijo

Ninguna foto o video retrata lo que pasó, las noticias realmente se quedan cortas con los hechos; fue tanta la adrenalina, que apenas entendemos qué sucedió”.

Patricio Alcocer regresó, y con ayuda del conserje, se metió a una casa vacía para salvaguardarse junto a su familia y así pasar todo el miércoles; al día siguiente, se subió a su camioneta con sus seres queridos y tomó rumbo hacia Riviera Diamante, Acapulco.

“Me hice dos horas en un tramo de menos de 2 kilómetros, porque la gente estaba estacionada saqueando y estorbaba con sus coches”, detalló, “ya que llegamos a la carretera, de un lado estaba derrumbada, pasamos por un río que llegaba hasta la puerta y nos fuimos directo a Chilpancingo a cargar gasolina; de ahí, a nuestra casa”.

Brian Rullán

El empresario Brian Rullán, originario de Acapulco, vivió sin su familia el azote del Huracán “Otis”, pues su esposa e hijos se encontraban en Lima, Perú, de donde ella es originaria, mientras que sus padres, también residentes del destino de Guerrero, estaban de viaje en Miami.

“Casualmente, mis papás se fueron el 24 de octubre y yo me quedé en mi casa, cuidando a su perra; nos avisaron que venía una tormenta, pero todo normal, sin alarmar a nadie, pues estamos acostumbrados a ello y lo peor que podía pasar eran inundaciones”, explicó Brian Rullán.

“Ya en la noche, me empezaron a llegar mensajes de mis amigos sobre que se venía el Huracán ‘Otis’, no quise arriesgarme a salir y que me agarrara en plena carretera, así que sólo me metí una habitación sin ventanales”.

Cuando Brian Rullán empezó a escuchar cómo tronaban los árboles y a quebrarse los cristales de las demás casas, ya sin luz eléctrica, después de las 23:00 horas, fue cuando comprendió la magnitud del hecho, por lo cual corrió junto con la mascota a encerrarse en un baño, sin saber que la situación en Acapulco y todo Guerrero se pondría peor.

“Jamás había escuchado el viento así; como a medianoche me metí a la tina, todo crujía y se caía afuera, el agua se filtraba por arriba y abajo, sólo pensaba en una cosa: ‘¿a qué hora me va a tocar a mí?’. Fue un momento lleno de estrés, ansiedad y miedo, realmente una pesadilla”, compartió.

Brian Rullán

Ya con la luz del sol, Brian Rullán buscó a su hermano en su departamento, dentro del mismo condominio; abandonaron la ciudad en su camioneta casi a las 17:00 horas, después de manejar toda la tarde entre las colonias.

Con prácticamente toda su vida dentro del sector restaurantero y centros nocturnos, gracias a su papá, Tony Rullán, Brian recalcó uno de los problemas de Acapulco: la mala estrategia turística, de la cual depende la sociedad guerrerense.

“Septiembre y octubre son los peores meses porque no hay gente, el puente de noviembre es buenísimo para juntar el dinero de los aguinaldos, luego llega Navidad y Año Nuevo”, dijo.

“Con eso y el puente de febrero llegamos hasta Semana Santa; ahora, ¿qué le vamos a dar a nuestros empleados? Ésta es una oportunidad para hacer las cosas mejor entre empresarios, Gobierno y sociedad civil”.

Brian Rullán logró salir de su hogar destrozado.

Esto es una nueva oportunidad para Acapulco, renovarnos y hacer las cosas mejor; el Puerto va a renacer más fuerte que nunca”.

La voz del experto

De acuerdo al especialista en seguridad, Alfonso Sánchez Valverde, la falta de planes estratégicos ante fenómenos naturales como el Huracán “Otis” fue, en gran medida, la razón principal por la cual los habitantes de Guerrero se encuentran viviendo una situación tan desafortunada.

“La prevención es lo más importante; en la Ciudad de México, los simulacros han creado conciencia entre los ciudadanos, pero, en Acapulco y la zona del Pacífico, en general, no hay esa cultura en cuanto a huracanes, no se sabe qué hacer ni tampoco existe un plan de recuperación”, dijo el ex militar, “se debe abarcar el antes, durante y después, en los que los principales promotores sean las autoridades locales que, en esta ocasión, han estado ausentes”.

Alfonso Sánchez Valverde

Y es que de haber anticipado a la ciudadanía, Guerrero habría podido salir menos lastimado de lo que ya está, pues, además de toda la catástrofe, se han iniciado los actos delictivos ante la falta de víveres y servicios básicos.

“Desde el alertamiento hubo deficiencias y por eso se están viendo actos de rapiña y desorden, porque, si no se cumple con la norma, evidentemente habrá anarquía y ya lo estamos viendo. Hace falta organización, hay mucha confusión, los ciudadanos se sienten desamparados, no hay un sentimiento de cooperación ni de solidaridad; los reflectores caen en Acapulco, pero la zona afectada es mucho mayor”, agregó Alfonso Sánchez Valverde, maestro en Políticas Públicas.

Desde su punto de vista, la reactivación económica del Puerto tardará no menos de un año, por lo que se vislumbra un panorama complicado para la región, ya que su principal ingreso es gracias al turismo y es imposible la generación de empleos en este momento.

Centros de acopio para Guerrero

Acapulco fue víctima de uno de los huracanes más fuertes que se han registrado en la zona del Pacífico.