Durante toda la noche del domingo las bombas israelíes iluminaron el cielo de rojo y amarillo y llenaron de cadáveres la morgue del hospital de Deir el Balah, en el centro de la Franja de Gaza.

Su director, Iyad al-Jabri, ya identificó el lunes a 58 cadáveres, sin contar las “decenas de mujeres y niños” que, según él, siguen enterrados bajo los escombros.

El domingo por la noche, el cielo de la Franja estuvo sin tregua iluminado por luces de fuego, amarillas y rojas. El ejército israelí anunció haber llevado a cabo ataques “intensivos” y advirtió que durarían “varios días”. 

Mohamed Mechmech, de 54 años, perdió a varios miembros de su familia en las incesantes incursiones aéreas israelíes. 

“Es una campaña feroz, los ataques han aumentado y las víctimas son mujeres y niños, son solo civiles”, dijo a AFP.  

El Ministerio de Sanidad de Hamas en Gaza anunció el lunes al menos 200 muertos sólo en el norte de la Franja de Gaza durante la noche. 

Desde el ataque de Hamas —que mató a más de mil 400 personas en suelo israelí el 7 de octubre, la mayoría de ellos civiles el mismo día del ataque, según las autoridades— Israel ha estado bombardeando la Franja de Gaza en represalia con el objetivo declarado de “aniquilar a Hamas”, en el poder en este territorio palestino.

Estos ataques han matado a más de 10 mil personas según el último balance del Ministerio de Sanidad de Hamas y al menos el 42 por ciento de las viviendas han sido dañadas o destruidas en este pequeño enclave, según la ONU. 

“No esperábamos esto, se cortaron las comunicaciones”, dijo Mechmech. 

El domingo por la noche, por tercera vez desde el comienzo de la guerra entre Israel, los 2.4 millones de habitantes de la Franja pasaron la noche aislados del mundo. 

Y sin posibilidad de llamar o escribir a sus familiares para saber si están bien.

Como un terremoto

Mohammed Mechmech, que recientemente abandonó el campo de refugiados de Nuseirat en el centro de la Franja, no se enteró de la muerte de sus familiares hasta las seis de la mañana. 

Y cuando las bombas alcanzaron el vecindario de Al-Machaala en Deir el-Balah (centro), su primo Mahmud Radwane Mechmech no pudo llamar a las ambulancias. 

“Tuvimos que enviar a alguien en automóvil para transportar a los primeros muertos a la morgue y avisar a las ambulancias para que pudieran venir a recuperar los cuerpos”, dice el primo, de 47 años. 

“¡Son masacres! Destruyeron tres casas encima de las cabezas de sus habitantes, mujeres y niños. Había más de 60 personas en estas casas y ya hemos sacado 40 cuerpos de los escombros“. 

Cuando las tres bombas impactaron en las casas “fue como un terremoto”, dice, “una explosión absolutamente enorme”. 

Por su parte Mohamed Abu Laila pensó que estaba a salvo en el centro de la Franja de Gaza. 

Hace veinte días, este palestino de 34 años partió con su familia desde Al-Saftawi, al norte de la ciudad de Gaza, después de que el ejército israelí ordenara a 1,1 millones de gazatíes partir hacia el sur, asegurando que esta zona es más “segura” para la población civil.

Pero hacia las 11 de la noche, en el campo de Nuseirat donde se había instalado con su familia en casa de su tía, “sentimos el bombardeo y nos encontramos bajo los escombros”, dijo. 

“Éramos 120 en casa, muchos murieron o resultaron heridos”, continúa, “ya hemos hecho la oración de los muertos por unos cincuenta difuntos”.