RICHARD SERRA
‘El poeta del hierro’
Richard Serra posa frente a “Slat”, una escultura de acero de 1984, después de su reinstalación en La Defense, al oeste de París, en 2008. Foto: Jacques Brinon / AP Archivo
INFANCIA Y DESTINO
- Hijo de madre ruso-judía y padre español, Richard Serra nació el 2 de noviembre de 1939 en San Francisco; fue el segundo de tres hijos de la familia.
- Comenzó a dibujar a edad temprana y su desarrollo como artista estaría marcado por el tiempo que pasaba en el astillero donde su padre trabajaba como instalador de tuberías.
- Atribuía su fascinación por los conceptos de peso y equilibrio a uno de sus primeros recuerdos, que se convirtió en un “sueño recurrente”.
- Tenía 4 años cuando asistió a la salida de un acorazado de los astilleros. Con la mirada del niño, la enorme nave encallada en tierra, parecida a un “rascacielos tumbado”, se convirtió en “una estructura libre, flotando a la deriva”.
- Antes de dedicarse a las artes plásticas, trabajó desde los 16 años en fundiciones de acero para ayudar a financiar sus estudios.
- Después de cursar literatura inglesa en la Universidad de California, se matriculó en Yale para estudiar artes plásticas, donde se graduó en 1964.
- Gracias a una beca marchó a París, ahí visitaba casi a diario el taller del escultor rumano Constantin Brancusi en el Museo Nacional de Arte Moderno, fue entonces que el joven Serra, aspirante a pintor, decidió centrarse en la escultura.
- En España quedó rendido ante Las meninas de Velázquez, en el que un juego de espejos hacen que el espectador se vuelva parte integrante de la composición.
EL DESPEGUE
A finales de los años 60 se instaló en un Nueva York en plena ebullición artística. Para sobrevivir montó una empresa de limpieza de muebles, en la que empleó como asistente al compositor Philip Glass.
- Entre 1967-1968, publicó como manifiesto una lista de 84 verbos (“envolver”, “apoyar”, “cortar”, “plegar”…) y 24 elementos de contexto (“gravedad”, “entropía”, “naturaleza”…) que recoge todos los procesos a su disposición para realizar una obra.
- Serra se dedicó a la escultura inspirado por sus viajes a Europa y a Japón, donde quedó admirado con la belleza de los jardines zen. “Deambular y observar fueron para mí gestos fundadores”, reconocía.
- Conocido por sus colegas como el “poeta del hierro”, cobró fama mundial por sus estructuras de acero a gran escala, como arcos monumentales, espirales y elipses. Se identificó estrechamente con el movimiento minimalista de la década de 1970.
- El trabajo de Serra comenzó a llamar la atención del público en 1981, cuando instaló un muro curvo de acero en bruto de 36.5 metros de ancho y 3.6 metros de alto que dividía la Plaza Federal en Nueva York. La escultura, llamada Tilted Arc (Arco inclinado), generó una rápida reacción de las personas que trabajan allí y exigencias de que se retirara. La escultura fue quitada ocho años después tras un largo litigio, pero la popularidad de Serra en la escena artística de Nueva York se había consolidado.
ACERO Y ARTE
La mayoría de las obras a gran escala de Serra están soldadas en acero Cor-Ten, un tipo de material cuya oxidación protege a la pieza realizada, pero en sus inicios trabajó con otros soportes no tradicionales como caucho, látex, neón, así como plomo fundido, que el artista arrojaba contra la pared o el piso y dio origen a su serie Splash (1968-1970).
- A finales de los años 1960 realizó una obra que fundaría su estilo, One ton prop (House of cards), cuatro placas cuadradas de plomo de 122 centímetros por lado mantenidas en equilibrio gracias a su propio peso, como si fuera un castillo de cartas.
- A partir de la siguiente década, Serra se enfocaría en las instalaciones al aire libre.
- Sus obras han sido instaladas en plazas públicas e incluidas en las colecciones de museos de todo el mundo, desde el Museo de Arte Moderno de Nueva York hasta los desiertos de Catar.
- En 2005, ocho grandes obras de Serra fueron instaladas de forma permanente en el Museo Guggenheim de España. Carmen Jiménez, la organizadora de la exposición, dijo entonces que Serra era “sin duda el escultor vivo más importante”.
- Para Serra, el espectador estaba al centro de sus monumentales y minimalistas esculturas que reflexionan sobre el espacio y el medioambiente. La forma de sus obras está determinada por la materia y el lugar de su exposición, pues esto modifica la percepción.
- Los juegos de equilibrio, el peso del acero y la altura de las placas crean en el espectador un sentimiento de inseguridad, de pequeñez, de vértigo. Es una experiencia desestabilizadora, incluso molesta.
- Una de sus piezas recientes, unas torres sombrías que parecen emerger de la arena en el desierto de Catar, está aislada en las dunas, solamente accesible en todoterreno en un ambiente con temperaturas de hasta 50 grados.
Con información de AP y AFP
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