DULCES SUEÑOS...

CLAVES DE UN BUEN DESCANSO

¿POR QUÉ ES IMPORTANTE DORMIR BIEN?

“Todo comienza con el sueño”, dice la doctora Jill Kaar, profesora asociada de pediatría en el Campus Médico Anschutz de la Universidad de Colorado.

  • Asegurarse de que un niño duerma lo suficiente es tan importante como servirle comidas balanceadas o alentarlo a hacer ejercicio, o incluso más significativo, señala la también epidemióloga de salud materno-infantil. “Todo esto está relacionado, y todo se deriva del sueño”.
  • Los niños y los adolescentes que no logran una buena noche de sueño corren riesgo de presentar problemas más allá de la simple fatiga, explica el psicólogo clínico Julio Fernández-Mendoza, quien dirige el programa de medicina del sueño en la Facultad de Medicina de Penn State University.
  • Se ha encontrado relación entre el sueño insuficiente o desincronizado y problemas del aprendizaje, de atención y cognitivos, señala el especialista.
  • Pero, aunque hay un reconocimiento universal de la importancia del sueño, las necesidades de cada familia –y de cada niño dentro de esa familia– pueden ser diferentes, pues los patrones de sueño cambian a medida que las personas crecen.
  • Por ejemplo, puede ser que un niño pequeño no se duerma justo después de la cena como lo haría un bebé, o un adolescente podría cambiar de forma natural a un estilo de vida más noctámbulo.
  • Las necesidades de una familia donde cada hijo duerme en la tranquilidad de su propia habitación, son diferentes a las de una familia que vive en un apartamento ruidoso y muy iluminado donde los niños comparten recámara.
  • Así que, no existen reglas absolutas para todos, pero sí algunos consejos que pueden ayudarte a que niños y adolescentes duerman lo mejor posible.

TOMA NOTA

1. El sueño debe ser una prioridad

Es fácil relegar el sueño a segundo plano, dice la pediatra Jill Kaar. Los deportes, las tareas escolares e incluso las cenas familiares cuando mamá y papá trabajan hasta tarde pueden interponerse en el camino. Pero por todos los motivos señalados anteriormente, las familias deben encontrar las formas de asegurar que no se sacrifique el sueño.

  • La respuesta no está en dormir hasta tarde los fines de semana para recuperar las horas perdidas, explica la especialista. Si sus horas de sueño varían de noche en noche, “a tu cuerpo tampoco le gusta eso. Tu cuerpo pide un horario regular de sueño”.
  • El psicólogo Julio Fernández-Mendoza enfatiza también que mamá y papá deben tener en cuenta tiempo suficiente para que un niño se calme o un adolescente se desconecte de las actividades del día antes de ir a dormir.

2. Reconocer los signos del cansancio

Cuando se trata de ayudar a infantes y adolescentes a prepararse para ir a dormir, Fernández-Mendoza sugiere enseñarlos a reconocer que tienen sueño.

  • Un niño necesita aprender dónde y cómo dormir, y saber que hay señales, agrega el psicólogo clínico; signos como los párpados caídos que indican que es el momento de acomodarse en la cama.
  • Al mismo tiempo, hay que reconocer cuando la hora fijada para dormir ha quedado rebasada porque tu hija o hijo se está haciendo mayor, dice el especialista. Por ejemplo, no sería realista pedirle a un adolescente que se acueste a las 20:30 horas.

3. Establezcan una rutina saludable

El “insomnio conductual” es un término que se usa para describir a los niños con dificultades para dormir porque no han aprendido a quedarse dormidos o a regresar al sueño sin la presencia de alguien que los cuide, o porque no tienen horarios regulares de sueño o rutinas para la hora de acostarse, señala Fernández-Mendoza.

  • Quizá se les permitió quedarse dormidos viendo televisión en el sofá, o aprendieron a quedarse dormidos solo cuando alguien estaba en la cama con ellos.
  • Cuando tales problemas afectan el funcionamiento diurno o la calidad de vida del niño o de la persona que lo cuida, a menudo pueden tratarse con terapia conductual, dice el especialista.

¿Cómo sería una rutina saludable? Cada persona será diferente, señala la pediatra Kaar, pero ejemplifica, para los niños pequeños, podría ser:

  • Terminar la tarea
  • Tomar un baño
  • Leer un libro
  • Ir a dormir

A los niños mayores puede enseñárseles:

  • Usar la cama solo para dormir
  • Evitar la cafeína
  • Establecer una hora de apagar pantallas y dispositivos antes de ir a dormir

4. Fuera pantallas

La Academia Americana de Pediatría (AAP) recomienda mantener las pantallas fuera de las habitaciones de los niños y apagarlas una hora antes del momento de acostarse.

  • La luz de las pantallas puede interferir con los ritmos de sueño del cuerpo y con la producción de melatonina, hormona que ayuda a regular el sueño.
  • Fernández-Mendoza está a favor de hacer cumplir esto en una manera que sea más educativa que autoritaria. Ayudar a los niños a encontrar momentos adecuados para los videojuegos y los chats telefónicos –y hacerles entender que dejar a un lado esas pantallas antes de dormir es bueno para ellos– a la larga podría ser de más ayuda que demonizar los propios dispositivos o las actividades que los niños disfrutan hacer con ellos.

¡CUIDADO CON MEDICAR!

Los suplementos de melatonina de venta libre son cada vez más populares entre los adultos para conciliar el sueño, pero la AAP recomienda consultar con un pediatra antes de considerarlos para niños y adolescentes, enfatiza el psicólogo clínico Julio Fernández-Mendoza.

  • Las terapias conductuales deben ser la primera alternativa porque verdaderamente solucionan los problemas para una alta proporción de niños y adolescentes, indica el especialista.
  • Además, tener en casa esos suplementos puede causar accidentes. Entre el 2012 y el 2021, se reportaron más de 260 mil ingestiones de melatonina en niños a los centros de control de envenenamiento de Estados Unidos. En la mayoría de los casos, los niños pequeños tuvieron acceso accidental a frascos de melatonina.
  • Fernández-Mendoza enfatizó que ayudar a los niños a aprender cómo quedarse dormidos por lo general será más útil que cualquier tipo de medicamento o suplemento que simplemente los desconecte por la noche –y a veces ni siquiera con éxito.

¿CUÁNDO BUSCAR AYUDA?

Habla con el médico de tu hijo si los problemas del sueño comienzan a afectar la vida escolar o social o la forma en que funciona la familia, por ejemplo, si un niño se queda despierto hasta tan tarde que no puede despertar en la mañana o está somnoliento o fatigado durante el día.

Con información de Michael Merschel / American Heart Association vía AP

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