HASTA SIEMPRE, 'MANONA'
1928-2024
Magdalena Cuevas de Carral fue el claro ejemplo de una mujer que supo disfrutar cada segundo de su vida.
Tras su sensible fallecimiento, sus seres queridos recuerdan a Magdalena Cuevas de Carral como una persona muy positiva, generosa, que siempre compartió y ayudó a quien tuvo necesidad.
Magdalena Cuevas de Carral nació el 31 de marzo de 1928 en la Ciudad de México y fue la hija menor del matrimonio conformado por Eduardo Cuevas Lascuráin y Dolores Núñez de Cuevas, quienes también procrearon a Eduardo (q.e.p.d.), Dolores (q.e.p.d.), Jorge (q.e.p.d.), Carmen (q.e.p.d.), Carlota (q.e.p.d.), Antonio (q.e.p.d.), José (q.e.p.d.), Helen (q.e.p.d.) y Magdalena (q.e.p.d.).
Al ser la más chica de la familia, vivió una infancia muy feliz, pues era la adoración de sus padres; su vida fue sencilla y se divertía poniendo obras de teatro que presentaban sus hermanos mayores, cocinando pasteles y nadando en un tanque con agua helada.
“Manona”, como le decían de cariño a Magdalena Cuevas de Carral, estudió en el Colegio Miguel Ángel y con una institutriz que vivía en su hogar; aunque no tuvo una educación formal, siempre fue muy inteligente y buena consejera con sus seres queridos.
Entre sus pasiones se encontraban las cartas, se reunía con sus amigas a jugar canasta; además, tejía muy bien con agujas, a la usanza de la época, hobby que podía hacer al platicar sin perder detalle de la conversación.
Gracias a su gusto excepcional, pues se caracterizó por siempre estar arreglada y a la línea, le encantaba decorar casas, pero su gran motor fue la obra social, la cual arrancó con Gota de Leche, A.C., que inició con las Hermanas de la Caridad de San Vicente de Paul, a los 14 años, siendo un dispensario y, actualmente, una escuela mixta para 150 alumnos.
A finales de los años 40, Magdalena Cuevas de Carral contrajo matrimonio con don José Carral Escalante (q.e.p.d.), con quien tuvo a sus seis hijos: José, Jorge, Joaquín, Andrés, Magdalena y Alonso.
Aunque a Magdalena Cuevas de Carral le habría gustado ser arquitecta, supo hacer excelente equipo con su marido.
Se desenvolvió como pez en el agua en ambientes internacionales, con su encanto y elegancia; además, cultivó a sus amistades, cuidándolas y estando siempre presente y atenta.
Llena de intereses, Magdalena Cuevas de Carral tomaba clases de Antropología con el profesor Blanquel, y francés con un maestro particular; le encantaba la música y el arte, gracias a que su padrino fue German Gedovius.
Le fascinaba viajar, visitar museos e ir a los conciertos de la Orquesta Sinfónica de Minería, cada verano, con el amor de su vida, quien era parte del Patronato.
Magdalena Cuevas de Carral falleció el 12 de mayo, siendo una fiel creyente, lo cual le permitió sobrellevar momentos difíciles; supo ser buena esposa, madre, amiga, abuela de 20 nietos y bisabuela de 21 bisnietos, en quienes permeará el ejemplo de cómo llevar una vida plena, pero, sobre todo, al inculcarles el don de compartir y ver sus frutos. Descanse en paz.