Como una mujer alegre, siempre con una gran sonrisa, la más positiva, “easy going” y un ejemplo claro de que todo era posible si se lo proponía, así recuerdan sus seres queridos a Carmen Pierson Armendáriz tras su sensible fallecimiento.
Nació el 17 de abril de 1969, en Managua, Nicaragua, siendo la segunda hija del matrimonio conformado por Michel Pierson Cuadra y la productora de televisión, Carmen Armendáriz Pardo, quienes también procrearon a Michel Etienne; asimismo, fue media hermana de Marcel, Christiane, Paul y Bernard.
A decir de sus allegados, Carmen Pierson Armendáriz vivió una infancia feliz, la cual transcurrió en su país de origen, en una finca llamada Santa María, en la que le gustaba andar a caballo y disfrutar de la naturaleza.
Sus estudios primarios los cursó entre Managua, México y Miami; después, estudió la secundaria y la preparatoria en el Colegio del Bosque en la CDMX.
La yoga, viajar por el mundo, hacer ejercicio, las series de televisión y la naturaleza formaban parte de sus más grandes hobbies. Sus pasiones eran pasar tiempo con su familia, sus amigas, el mar y estar en Zihuatanejo.
Carmen Pierson Armendáriz amaba el séptimo arte y la decoración, facetas que pudo combinar en el cine al ser parte del crew de los departamentos de arte y vestuario de cintas como “Man on Fire”, “Original Sin”, “Gunmen” y “Pilgrim”, al buscar locaciones y crear múltiples escenografías.
Mi queridísima Carmelilla, te voy a extrañar muchísimo. Me quedo con tantísimas risas, momentos juntas y esa sonrisa tan tuya. Descansa en paz”.
Tras esta experiencia, Carmen Pierson Armendáriz optó por poner una tienda de decoración y muebles, así como mostrar su talento en exitosos proyectos dentro de la industria hotelera.
Al querer vivir una vida menos nómada, sorprendió a sus allegados y trabajó en el diseño de aparadores, lo que la llevó a París a laborar para la firma Hermès.
Se casó con Pedro Pous, con quien tuvo a sus hijos, Patricio, Pedro y Nicolás, en quienes deja un gran legado de alegría, ejemplo y perseverancia. Descanse en paz.
Gracias por cada risa compartida y momento de apoyo incondicional. Tu amistad y alegría dejaron una huella imborrable en mi vida. Te extraño mucho y siempre te llevaré en mi corazón con amor”.
De puño y letra
“El amor por el cine lo heredó de su familia materna. Comenzó trabajando en el departamento de arte, buscaba locaciones para películas y realizó múltiples escenografías.
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Una de las anécdotas que me platicó que más le fascinó fue el vuelo en helicóptero por la región de Catemaco, Veracruz, y el haber convivido con Sean Connery y Anthony Hopkins.
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La decoración de sets cinematográficos no fue sino una continuidad del gusto por esta pasión que vivió desde niña a través de la profesión de su padre, que más adelante la motivó a poner una tienda de diseño de muebles y decoración.
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Su gusto y sensibilidad hacia la armonía, la llevó a realizar proyectos selectos y ambiciosos de decoración en la hotelería.
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Nos sorprendió cuando, queriendo tener una vida menos nómada, laboró en el diseño de aparadores, lo que la llevó a París a enriquecer su experiencia trabajando para la firma Hermès.
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Su amor por la naturaleza influyó en su estilo sencillo, de colores neutros y de materiales versátiles que creaban una atmósfera de lujo, elegancia y comodidad. No se apresuraba e iba encontrando la pieza perfecta para el sito adecuado.
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Todo lo anterior ha sido reflejo de la vida de una mujer ejemplar, madre, amiga, creativa, apasionada y deja como testimonio la versatilidad, alegría, amor y entrega en todo lo que emprendió”.
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Cris González Gracia, amiga
