El rugido atronador que hizo retumbar al Stade de France fue como la liberación de una energía que estuvo contenida durante ocho años.
Las ovaciones fueron para el el fondista Joshua Cheptegei, que dejó su huella con una brillante carrera en los 10,000 metros para fijar un récord olímpico y ganar la primera medalla de Oro del atletismo de pista.
Fueron para Sha’Carri Richardson, quien había puesto en marcha la actividad en la peculiar pista morada con una promisoria Primera Ronda de los 100 metros femeniles.
Fueron los decatletas, alentados durante la tarde y la noche al tramitar sus cinco primeras pruebas, una muestra de fervor que “no es común para el decatlón”, dijo el canadiense y defensor del título Damian Warner.
Hace tres años en Tokio, la pandemia de Covid-19 alejó al público, y los 2 mil 200 atletas compitieron en silencio.
El oro de Cheptegei fue el primero con espectadores en las gradas desde los Juegos de Río hace ocho años.
Cheptegei, quien ganó con récord olímpico de 26 minutos y 43.14 segundos —rebajando en 18 segundos el crono de Kenenisa Bekele en 2008—, quedó extasiado.
“Ha sido lo más grandioso poder ganar hoy en París, la mejor afición”, señaló el ugandés. “La gente estaba delirando”.
Cheptegei, campeón mundial en 2019, 2022 y 2023, fue sorprendentemente derrotado por el etíope Selemon Barega en Tokio y estaba desesperado por vengarse.
El ugandés, dueño del récord mundial y plata en Tokio 2020, superó al etiope Berihu Aregawi, quien se agenció con la plata en 26’43″44, y al estadounidense Grant Fisher, bronce con 26’43″46.