Es el proceso mediante el cual se reconoce a la empresa como un “ente” independiente, con sus propios requerimientos y alineado a satisfacer las necesidades de un mercado cambiante y en constante evolución.

El primer paso de la profesionalización consiste en instalar juntas periódicas de revisión de resultados entre la dirección y sus principales gerencias (Juntas Directivas). En estas reuniones se monitorean los Resultados e Indicadores Clave de la Empresa (BSC – KPIs) y se toman las decisiones con base en estos resultados, eliminando emociones y percepciones en la toma de decisión. El objetivo de estas juntas directivas es fomentar la cultura de análisis, evaluación y rendición de cuentas.

El segundo paso consiste en la evaluación y rediseño de su estructura organizacional. Se define el organigrama con funciones y responsabilidades por puesto; buscando que dichos puestos estén cubiertos por personas con el talento y el compromiso que la empresa requiere para alcanzar su máximo desempeño. La compensación salarial de dicha estructura debe estar alineada a la industria, al desempeño, sin conflictos de interés y sin obedecer ningún tipo de nepotismo.