Diariamente, en Bomberos Nuevo León luchan contra el fuego… y también contra la crisis presupuestal y de falta de personal que complica su operación.
Hoy que se festeja el Día del Bombero, la corporación de rescate busca desesperadamente obtener recursos para adaptarse a las nuevas necesidades, al mismo tiempo que enfrenta un déficit de personal operativo superior al 50 por ciento.
En la actualidad, hay 150 bomberos -de los que seis son mujeres-, más 15 voluntarios, pero se requieren al menos unos 300 para poder dar la cobertura requerida en el área metropolitana, que diariamente crece en forma descontrolada.
“Necesitamos más personal, más recursos, más equipo y actualizar lo que ya tenemos”, sostiene Alejandro Zúñiga, comandante de Bomberos Nuevo León.
De las 17 estaciones de Bomberos Nuevo León que operan en la zona conurbada, tres se encuentran cerradas por falta de fondos.
Según fuentes del Patronato de la corporación, los sorteos que organizan anualmente no son suficientes para el sostenimiento económico, por lo que se necesitan esquemas financieros de apoyo más amplios y formales.
Para atender la Ciudad, se cuenta con 40 máquinas de bombero, entre titulares y de reserva, además de otros vehículos especializados y con escaleras.
“Si buscamos una Ciudad de primer mundo, necesitamos un equipo de bomberos de ese mismo nivel”, agregó Zúñiga, quien festejará el Día del Bombero junto a su equipo.
Destacó la fortalece que se necesita para enfrentar los incendios.
“Lo que soportan (los bomberos) no es humano, no es para todos”, expresó, “requieren de fuerza física, mental, capacitación, valentía y muchas bendiciones. Nunca la capacitación es suficiente”.
Alfonso Barragán Treviño, presidente del Patronato, entregará hoy reconocimientos al mérito y antigüedades al personal.

Prueba de fuego
Ponerse el uniforme de bombero es una tarea que no debe llevar más de 40 segundos… aunque yo tardé más de 2 minutos.
Con más de 27 kilos de peso en promedio, la indumentaria oficial es una armadura contra el fuego.
Mi primera prueba fue meter los pies en un par de botas que pesan en conjunto 2.7 kilos y que están unidas a un overol de 1.85 kilos.
La tarea se complicó al ponerme el chaquetón, que pesa 3.95 kilos, pues fue difícil meter los brazos en mangas confeccionadas con materiales repelentes a fuego y agua.
Ajustarse zíper, velcros, mangas y protectores de cuello es complicado si no se tiene práctica.
Aunque nos encontrábamos en la Estación de Bomberos Nuevo León y había aire fresco, el calor dentro del uniforme rondaba los 32 grados, según un termómetro corporal.
En eso consiste ajustarse el uniforme básico, y luego hay que colocarse capucha para proteger la cabeza y parte del rostro, además de una máscara de presión para conectar el tanque de aire comprimido que pesa entre 9 y 14 kilos.
Es necesario que el bombero no tenga barba al usar la mascarilla, para garantizar el sello hermético que impide el paso del humo.
La parte final es ponerse el casco de 1.65 kilos de peso.
Ya para ese momento el cuerpo suda como si se hubiera caminado por 15 minutos bajo el sol.
Después subí dos pisos cargando una barra halligan o barra de gorila de 8 kilos. Caminar como pato y tropezar dos veces no estaba en el plan.
El capitán instructor me pidió lanzarme por un tubo desde la segunda planta de la Estación.
Tras la nada decorosa bajada, una leve quemadura por fricción en la mano izquierda y una lesión en el tobillo izquierdo por soltarme antes de tiempo, el veredicto del instructor fue: “Qué bueno que usted es reportero”.

‘Seré bombero toda la vida’
En un espacio confinado, con los ojos cubiertos, los bomberos practican cómo buscar a personas lesionadas y rescatarlas.
Realizan el ejercicio bajo la supervisión de elementos de mayor experiencia, en la Estación Central de Bomberos Nuevo León.
Pero la práctica es interrumpida de pronto al escucharse la campana de alerta, luego de ser reportado el incendio de una fábrica en Santa Catarina.
Salen corriendo al patio central para abordar, en menos de un minuto, las cuatro máquinas dispuestas para la emergencia.
Los primeros en salir son tres bomberos recién graduados y con menos de un año de experiencia.
Todos cargan más de 27 kilos de equipo básico para protegerse, pero en sus hombros soportan toneladas de responsabilidad.






NUEVOS TIEMPOS
“Los incendios, como todo, cambian”, explica el Capitán Juan José Sánchez, de 55 años edad, quien con 37 años de carrera es el bombero más longevo en activo en la entidad.
“Antes eran baldíos, empresas y tejabanes. Ahora hay edificios súper altos, materiales flamables nuevos, contaminantes más peligrosos y una Ciudad que crece y se amontona por todos lados.
“El bombero ahora debe ser un súper atleta”, resalta.
El Capitán Sánchez señala que ahora requieren de bomberos con más cualidades, además de la vocación.
“Ya no es lo mismo, lo que yo hice en mi carrera es lo básico”, aclara, “ahora deben estar especializados en materiales nuevos, químicos, responder rápido, subir más de 20 pisos con traje y equipo. No es para cualquiera.
“Necesitamos elementos muy completos en el terreno profesional y personal, mentes muy estables”.
Para ser bombero, tener un control de emociones es fundamental, resalta.
“Si vemos a un elemento desencajado, con preocupaciones, con problemas, le asignamos otras tareas”, detalla, “es fundamental que esté entero para que trabaje en equipo, esto no es de héroes.
“Yo les aconsejo que busquen servir y que estén preparados para una decisión que podría salvar una vida o afectar a la de muchos”.
Ahora el decano supervisa los trabajos desde la sede ubicada en la Avenida Constitución, “pule” a los bomberos nuevos y los apoya desde la radio.
Mientras tanto, los más jóvenes buscan aprendizaje, práctica y forjar sus propias anécdotas.



PARA TODA LA VIDA
Tras sofocar el incendio en Santa Catarina, donde ardió una bodega en la Colonia Trabajadores, el bombero más joven de la corporación habla sobre sus sueños.
“Siento de todo: nervios, miedo y mucha emoción”, dice Felipe Acosta, de 22 años de edad, con solo un mes de experiencia en la corporación.
“Esto no es para un rato, seré bombero toda la vida”.
Cuenta que, a los 13 años, su madre le enseñó lo bella que es que la profesión de apagar incendios.
“Ahí fue cuando supe que tenía que ser bombero, ahora lo soy”, enfatiza Felipe, “para mí es increíble portar este pesado uniforme”.
Además de contar con capacitación especializada en materiales, en químicos, nuevos equipos hidráulicos y nuevas técnicas de sofocación, señala, la preparación física es vital para regresar con bien a la base.
“Comer bien, no adquirir vicios, hacer mucho ejercicio, hidratarse bien es fundamental. Si no, me fundo en algún servicio”, añade el bombero Acosta.
Cansados por el servicio, los bomberos se reúnen al exterior de la bodega y concluyen su labor.
Y vuelven a la Estación, a tomar un descanso y seguir preparándose, mientras les reportan el siguiente incendio.

También fortalece su salud mental
La salud mental de cada uno de los 150 bomberos es fundamental y por ello es necesario atenderla, ya que se exponen a emociones fuertes y situaciones de extremo estrés, destacó Alejandro Zúñiga, comandante de Bomberos Nuevo León.
“Es muy difícil manejar situaciones traumáticas sin el acompañamiento profesional adecuado”, explicó Zúñiga, “por ello estamos en ello, en la búsqueda del bienestar mental de nuestros elementos”.
El comandante consideró que si la salud mental no es atendida, los bomberos comenzarán a trasladar a sus vidas personales los traumas adquiridos durante su labor.
“Nos interesa que salgan equipados, bien entrenados”, remarcó, “pero también que regresen con salud física y emocional”.
Aunque por el momento no han detectado situaciones que no sean manejables, Zúñiga aseguró que no aguardarán a que los problemas se presenten.
“No nos vamos a esperar”, aseguró, “y además de la búsqueda de una salud financiera, también buscamos que el bombero sea feliz con lo que hace por su sociedad”.
Para lograr el objetivo, en las próximas reuniones de titulares, el tema de la salud mental se abordará de manera seria, en la búsqueda de una solución profesional.
“Hay muchas instituciones que nos pueden ayudar”, dijo Zúñiga, “buscaremos reuniones con profesionales para escuchar alternativas que nos lleven a que nuestros bomberos estén siempre al 100 por ciento”.
Otro ajuste que se busca, además del económico, es el profesional, para que el bombero siga una cadena de ascenso que lo lleve a la satisfacción en todas las áreas.
“Si en otras profesiones se puede alcanzar la plenitud profesional y personal, eso es lo que tenemos como misión aquí: ser bomberos profesionales, sociales, felices”, enfatizó el comandante.
