Húngaro, judío, migrante y mexicano, con un espíritu de superviven ia inigualable, por no rendirse jamás ante nada y ser un ejemplo de lucha durante los 102 años que vivió, es como sus seres queridos recordarán a Luis Stillmann Rottenstein, tras su sensible fallecimiento el pasado 6 de septiembre.
Luis Stillmann Rottenstein nació en Budapest, Hungría, el 31 de diciembre de 1921, hijo de Andrés Stillmann y Violeta Rottenstein. Sus primeros años los vivió en un pequeño pueblo llamado Mad, para después trasladarse a Kiskunfélegyháza, donde cursó sus estudios de primaria y secundaria.
Más tarde, regresó a la capital para estudiar Leyes en la Universidad de Budapest (Eötvös Loránd Tudományegyetem); sin embargo, su verdadera pasión siempre fue la medicina, pero debido a sus raíces judías y las restricciones políticas que predominaban en aquel momento, no pudo elegir esa carrera y tuvo que conformarse con la de Derecho.
En 1944, en la etapa de su juventud, con apenas 23 años de edad, le tocó vivir la época más difícil de su vida: la Segunda Guerra Mundial.
Luis Stillmann Rottenstein fue prisionero en el campo de concentración nazi en Mauthausen, Austria, uno de los más grandes de Europa. Ahí, vio morir a sus amigos, fue obligado a realizar trabajos forzados y se salvó, en diversas ocasion s, de ser asesinado por los soldados alemanes.
Aunque estas vivencias fueron las más crueles que experimentó, siempre mantuvo el optimismo y tras lograr ser liberado, Luis Stillmann Rottenstein emigró a México en 1946.
Ya en el País, Luis Stillmann Rottenstein encontró una nueva oportunidad de vida, se casó con Miriam Weisz, ‘Buba’, como le decía de cariño, y fruto de su matrimonio nacieron Mónica y Patricia Stillmann.
Mi abuelo fue un sobreviviente en todo el sentido de la palabra, siempre optimista y a la vanguardia, con ganas de seguir descubriendo el mundo. Disfrutó hasta el último minuto los viajes, la comida, la música, la ciencia... en fin, la vida. Qué privilegio para todos quienes lo tuvimos cerca por tanto tiempo”.
GALIA ROSEMBERG, nieta
Además, fue en territorio mexicano donde pudo ejercer en el área farmacéutica, siendo gerente general de un laboratorio inglés hasta su retiro, cuando fundó la Asociación Mexicana de Amigos del Instituto Weizmann de Ciencias, A.C.
En 2020, durante la pandemia, Luis Stillmann Rottenstein encontró la inspiración para escribir su autobiografía titulada “No Vivirás Para Tu Próximo Cumpleaños”, en la cual plasmó todas sus memorias sobre el holocausto.
El empresario deja un gran legado en su esposa, sus dos hijas; sus cuatro nietos, Galia y Manuel Rosemberg, Alejandra y Pablo Piñero; sus seis bisnietos, Valeria, Andrés y Lucía Saltzberg, Gabriel y Alexis d’Harcourt y Noa Rosemberg; así como en todos los que lo conocieron. Descanse en paz.