PREVENCIÓN DE DIABETES
Monitoreo de glucosa en sangre
En el marco del Día Mundial de la Diabetes, el 14 de noviembre, conoce los aspectos más importantes sobre el control, los factores de riesgo, cómo mantener niveles saludables de glucosa y qué estrategias son efectivas para prevenir la progresión a diabetes tipo 2, de acuerdo con la endocrinóloga Archana Sadhu del Hospital Houston Methodist.
¿A QUÉ SE REFIERE GLUCOSA EN SANGRE?
La glucosa, o azúcar en sangre, es esencial para las funciones de nuestro cuerpo. Se obtiene principalmente de los carbohidratos que ingerimos y es la fuente de energía principal de las células.
- Cuando los niveles de azúcar en sangre permanecen altos durante un período prolongado, pueden causar una serie de complicaciones, entre ellas el desarrollo de la diabetes tipo 2. Esta enfermedad se caracteriza por la incapacidad del cuerpo para usar adecuadamente la insulina, lo que provoca niveles altos de azúcar en sangre de manera crónica.
Prediabetes: amenaza silenciosa
- La prediabetes es una fase previa a la diabetes tipo 2, en la que los niveles de glucosa en sangre son más altos de lo normal, pero aún no lo suficiente para ser diagnosticados como diabetes. “El verdadero problema en esta etapa no es tanto el azúcar en sí, sino la resistencia a la insulina que se está desarrollando”, señala la doctora Sadhu. Este proceso ocurre cuando el cuerpo necesita más insulina de lo habitual para mantener los niveles de glucosa controlados, lo que sobrecarga el páncreas y eventualmente conduce al desarrollo de diabetes.
- De acuerdo con la endocrinóloga, la prediabetes es un signo de advertencia que no debe ignorarse. “A menudo, la prediabetes no presenta síntomas visibles, lo que hace que sea crucial hacerse exámenes regulares, especialmente si hay factores de riesgo”.
¿QUIÉN DEBE PREOCUPARSE?
El riesgo de desarrollar prediabetes aumenta con la edad, pero no es exclusivo de las personas mayores, pues hasta una de cada tres personas mayores de 20 años tiene prediabetes, y la mayoría no lo sabe, advierte Sadhu.
Factores de riesgo:
- Obesidad o sobrepeso: Tener un índice de masa corporal (IMC) elevado es uno de los principales indicadores de riesgo.
- Sedentarismo: La falta de actividad física contribuye a la resistencia a la insulina.
- Genética: Tener familiares cercanos con diabetes aumenta considerablemente el riesgo.
- Hipertensión y colesterol alto: Estas condiciones, que suelen coexistir con la prediabetes, también indican un riesgo elevado.
- La doctora Sadhu añade que, “es esencial que las personas que presentan uno o más de estos factores se sometan a pruebas de glucosa en sangre con regularidad”.
TRES CLAVES PARA MANTENER TUS NIVELES
Uno de los aspectos más importantes para prevenir la diabetes tipo 2 es controlar los niveles de glucosa en sangre antes de que se conviertan en un problema. La endocrinóloga destaca tres claves básicas:
1. Dieta natural y equilibrada
“Evitar los alimentos procesados es la clave”, enfatiza Sadhu. “Los alimentos que provienen directamente de la tierra, como las frutas, verduras, granos enteros y legumbres, son los más recomendables para mantener niveles saludables de glucosa”.
- Los carbohidratos simples, como las bebidas azucaradas o los jugos de frutas, deben ser limitados, ya que se absorben rápidamente, provocando picos de glucosa que sobrecargan al cuerpo.
- Una recomendación importante es preferir comer la fruta entera en lugar de beberla en jugo. Sadhu explica que, “el jugo de frutas carece de la fibra que ayuda a regular la absorción de glucosa, lo que resulta en un aumento rápido de azúcar en sangre. En cambio, comer la fruta completa ofrece fibra y un proceso de digestión más lento”.
- Otro aspecto clave es el equilibrio entre carbohidratos simples y complejos. Los carbohidratos complejos, como los que se encuentran en los granos enteros, se descomponen más lentamente, proporcionando energía sostenida y evitando los picos repentinos de glucosa. “Es importante no eliminar por completo los carbohidratos, sino elegir los correctos”, aconseja.
2. Actividad física diaria
“El ejercicio regular es una de las formas más efectivas de controlar el azúcar en sangre”, señala Sadhu. La actividad física mejora la capacidad del cuerpo para utilizar la glucosa de manera eficiente y también ayuda a reducir la resistencia a la insulina. “Incluso una caminata diaria de 30 minutos puede marcar una gran diferencia”, explica.
- El ejercicio no solo mejora la sensibilidad a la insulina, sino que también ofrece beneficios adicionales para la salud cardiovascular y la musculoesquelética. Es un hábito que debería formar parte de la rutina diaria de cualquier persona que quiera prevenir enfermedades crónicas como la diabetes.
3. Dormir lo suficiente
El sueño es otro factor clave que muchas veces se pasa por alto. “La falta de sueño afecta negativamente la regulación de la insulina y puede provocar un aumento en los niveles de azúcar en sangre”, comenta Sadhu. Los estudios muestran que la falta crónica de sueño puede contribuir al desarrollo de diabetes tipo 2, ya que el cuerpo se vuelve menos sensible a la insulina.
- “Un buen descanso es crucial para la salud metabólica”, subraya la doctora. Se recomienda dormir entre 7 y 9 horas por noche para mantener el equilibrio hormonal y reducir el riesgo de resistencia a la insulina.
¿CUÁNDO HACERSE PRUEBAS DE GLUCOSA?
Es fundamental realizar controles regulares de los niveles de glucosa en sangre para detectar cualquier anormalidad. Según la doctora Sadhu, la frecuencia de las pruebas depende de los factores de riesgo de cada individuo. “Si tienes antecedentes familiares de diabetes, sobrepeso o alguna condición como hipertensión, deberías empezar a revisar tus niveles de azúcar a partir de los 20 años”, sugiere.
- Una de las pruebas más comunes para medir el azúcar en sangre es el examen de A1C (hemoglobina glucosilada) que proporciona una visión general de los niveles promedio de glucosa durante los últimos tres meses. “Es una de las formas más efectivas de identificar prediabetes y diabetes”, enfatiza la experta del Hospital Houston Methodist. Para la mayoría de las personas, se recomienda realizar esta prueba una vez al año o con mayor frecuencia si ya se está en riesgo.
Fuente: Dra. Archana Sadhu, endocrinóloga en el Hospital Houston Methodist.
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