ANTE EL ABUSO,
APOSTAR POR EL DIÁLOGO

Con amplia experiencia en el fenómeno migratorio, Heriberto Galindo, ex Cónsul General de México en Chicago, ve con preocupación la “actitud abusiva e inhumana” que asomó en la figura de Donald Trump apenas pronunciaba su discurso de investidura como Presidente de los Estados Unidos.

Autor del libro Drama y odisea de la migración, Galindo Quiñones sugiere a la Presidenta Claudia Sheinbaum convocar cuanto antes a una reunión con sus pares centroamericanos y de países expulsores para trazar una estrategia de defensa.

En esta delicada coyuntura, el ex diplomático sinaloense ve necesario también que el Gobierno mexicano exija al de Estados Unidos dinero líquido para sufragar todos los gastos que implique el retorno abrupto y previsiblemente masivo de paisanos y extranjeros a territorio nacional.

Paralelamente, Gerónimo Gutiérrez, ex Embajador de México en Estados Unidos, estima que el Gobierno mexicano no debe desestimar un escenario en el que Trump “presione fuerte” en la pista de negociación para obtener concesiones.

Residente en Washington desde que concluyó su misión en 2018, el ex diplomático advierte que, si no asoma en lo inmediato una crisis en la relación bilateral México-Estados Unidos, sí es probable el riesgo de un desacoplamiento gradual de los objetivos estratégicos de México con respecto a América del Norte.

'Actitud inhumana'

Heriberto Galindo define: “La actitud y la determinación del Presidente Donald Trump es una actitud abusiva, inhumana, de flagrancia en contra de los derechos humanos más elementales. No sólo por la exigencia que está asumiendo al mandar al Ejército a la frontera y al expulsar a las familias, y también la determinación  de que los hijos nacidos en los Estados Unidos, no tengan derecho a la ciudadanía, tanto por la presión social y política de la ciudadanía como de los gobiernos de los estados.

“Es un abuso, porque es evidente que se carece de una política migratoria estable, congruente, legal y humanista, y México también la carece; o sea, estamos obrando ambos países sobre las rodillas, sobre la urgencia, sobre la emergencia, sobre la presión social de los migrantes.

“Se hacen esfuerzos humanistas, como ha dicho la Presidenta Claudia Sheinbaum, sí, pero no hay una política estable, humanista, que se sustente en el diálogo con migrantes, en la conversación civilizada, y no podemos seguir aspirando a la represión, a la persecución y a la generación de temores.”

También ex Embajador de México en Cuba, el político sinaloense advierte, además, que se ha caído “en una conflagración fragante porque es público y notorio que la mano de obra mexicana es una mano de obra barata, que contribuye al enriquecimiento de Estados Unidos, al desarrollo empresarial y a la productividad; por otro lado, nuestros paisanos dejan en los Estados Unidos gran parte de lo que ganan, contribuyen a la reactivación económica, con su trabajo mal remunerado y pagando los impuestos y porque consumen y luego les queda un remanente que es lo que mandan como remesas.

“No es una actitud amistosa con los países de Centroamérica y sobre todo con México; por primera vez en la toma de posesión de un Presidente, México ocupó uno de los primeros lugares en la temática presentada por el nuevo Presidente.”

¿Y cómo debe el Gobierno mexicano gestionar esta coyuntura?

En primer lugar el Gobierno mexicano, la Presidenta Sheinbaum, debería de convocar a una reunión de ella con los Presidentes de Centroamérica y de los países expulsores de migrantes, para ponerse de acuerdo en el diseño de una estrategia de defensa de los migrantes y de búsqueda de inversiones para generar más empleos locales en la región, para atenuar, no para prohibir el flujo migratorio y para que los paisanos latinoamericanos se queden generando riqueza en sus países.

El Gobierno mexicano y el Congreso mexicano deberían hacer un esfuerzo de conversaciones y de cabildeo, tanto con el Gobierno americano como con el Congreso de los Estados Unidos, para exponerles la realidad, porque no es cierto que todos los migrantes sean delincuentes, eso es falso. Seguramente un porcentaje mínimo lo es, pero más del 95 por ciento de los migrantes son gente de trabajo.

Debe apostarse por un dialogo para revivir –pareciera imposible– dos iniciativas frustradas:  una que se le fue al Presidente Obama, y otra al Presidente Biden, para regularizar a millones de mexicanos que viven allá desde hace muchos años. Biden envió hace tres años una iniciativa que regularizaría a ese número de mexicanos que tiene años con ellos, pero la intención era documentarlos, para que estuvieran legales en los Estados Unidos.

Revivir eso que parece imposible y que el Congreso de los Estados Unidos lo puede hacer si sabemos cabildear y gestionar; y la otra es abrir un espacio para trabajadores migratorios legales. Abrir un espacio de un millón de documentación legal para trabajadores temporales, como lo tenemos con Canadá. Parece imposible, pero no hay peor lucha que la que no se hace.

Cuando han fluido reportes periodísticos que dan cuenta de redadas en varias ciudades estadounidenses en contra de paisanos y migrantes indocumentados, Galindo Quiñones trae a la conversación su estancia en Chicago. “Cuando fui Cónsul General, tenía una reunión mensual con el coordinador en jefe de la asociación de la región de Medio Este para evitar las redadas y evitamos redadas. Y pudimos evitarlas”, presume.

Desde su perspectiva, “hay una serie de contradicciones en esta política migratoria del señor Trump; hay contradicciones y eso te lo dicen los propios empresarios. El aumento de 25 por ciento a los productos mexicanos, chinos y canadienses van a encarecerles al pueblo de los Estados Unidos los productos que consumir: es un balazo en el pie y los aranceles, además de afectarle a la sociedad americana, también le va a afectar a los latinoamericanos que viven allá…

Y entonces, ¿cómo proceder?

Tanto la Secretaria de Gobernación como el Secretario de Relaciones Exteriores y los Gobernadores están tomando decisiones y medidas de atención humanitaria. El tema es qué van a hacer, con qué recursos: hacen falta recursos financieros que apoyen a los Alcaldes y a los Gobiernos estatales fronterizos para solventar la situación.

En el pasado, con el sistema que Trump impuso y quiere volver a imponer de “Quédate en México”, sugería que el Gobierno de los Estados Unidos aporte dinero, capital para que atendamos a gente que no son mexicanos…

¿Exigir dinero?

Sería un muy buen punto del diálogo que pueda sostener la Presidenta Sheinbaum con el señor Trump; mientras tanto, el equipo de ella debería plantear un plan de ayuda, porque si están exigiendo que de alguna manera atenuemos el flujo migratorio, pues es de aquí para allá. ¿Qué hacer con los deportados, los traslados, las expulsiones de los latinoamericanos hacia el lado mexicano?

¿Y la permanencia de los migrantes en nuestro territorio?

La permanencia por un lado o el traslado a sus países, pero muchos se querrán quedar para ver qué esperan, porque la necesidad te vuelve terco. Sería muy positivo que se gestionara ante el Gobierno de Estados Unidos que hagan aportaciones millonarias en dólares para atender en la franja fronteriza mexicana a esta gente: la salud cuesta, las medicinas cuestan, la comida cuesta, las casas de campaña cuestan, y también para pagar mayor vigilancia y seguridad de la Guardia Nacional y Policías locales porque se corre el riesgo de cierto vandalismo.

¿Y qué piensa de que Estados Unidos asocie los grupos criminales con el terrorismo?

Esa es una posición de exigencia muy al estilo del señor Trump, pero creo que se llegará a acuerdos políticos y diplomáticos binacionales entre los dos gobiernos. Tengo la confianza de que no va a haber una invasión, no va a haber una penetración que viole nuestra soberanía, pero que puede llegar a acuerdos en el sentido de que se podrán incrementar el número de agentes de EU que actúen en nuestro país en coordinación con las autoridades mexicanas, con la Secretaría de la Defensa, de Marina y de Seguridad.

Yo sí veo viable que puedan darse acuerdos para que se incremente el número de agentes y para que haya una coordinación eficaz y eficiente de ambos Gobiernos en el combate al crimen organizado y eso podría contribuir a la pacificación de las zonas más violentas de nuestro país. No creo que el camino sea declarar narcoterrorismo y que la Constitución de los EU faculte al Gobierno a intervenir donde se vean afectados los intereses de los Estados Unidos.

Desacoplamiento,
riesgo en ciernes

Para el ex Embajador de México en Estados Unidos, Gerónimo Gutiérrez, la primera semana de la segunda administración Trump “ha resultado en buena medida como se esperaba: un paquete de acciones ejecutivas o decretos en distintos frentes de política exterior y comercial y de política interna, algunos de los cuales tienen implicaciones directas para México.

“Vemos un proceso de revisión del T-MEC anticipado en los hechos y contaminado por temas no comerciales, destacadamente migración y seguridad y combate al crimen organizado transnacional“.

Profesor de la Universidad George Washington, Gutiérrez dice que, “más allá de las declaraciones y pronunciamientos, creo que hay que entender que estas acciones delimitan el marco de la negociación que el Gobierno estadounidense busca con México en distintos frentes. Una negociación que apenas comienza y con certeza se extenderá cuando menos a lo largo de todo este año. Aprecio que en realidad sólo se están teniendo los primeros contactos formales.

“En sus pronunciamientos sobre México, el Presidente Donald Trump ha sido relativamente cuidadoso, pero no por ello debemos asumir que no presionará fuerte en las negociaciones para obtener concesiones”.

En relación con la reacción que ha tenido el Gobierno mexicano, Gutiérrez hace notar que las órdenes ejecutivas emitidas por Trump “son naturalmente acciones unilaterales que en buena medida fijan directrices e instrucciones para las agencias del Gobierno estadounidense. Es decir, su implementación apenas comienza y el Gobierno de México ha calibrado razonablemente bien su respuesta o posicionamiento, pero aún no es claro cuál será la estrategia de negociación en los distintos frentes, migración, seguridad y comercio.

“Para ser justos, esto no es malo necesariamente. Muchas veces las negociaciones con EU requieren de un trabajo discreto que quizá se está haciendo. Lo importante, me parece, es entender que las declaraciones no son soluciones y que con Trump más que enfrentarse, hay que adelantarse”. 

Desde su perspectiva, México debiera pensar en una estrategia en tres planos o momentos: 1) cómo manejar en los próximos meses las órdenes ejecutivas emitidas por el Presidente Trump hasta el momento y sus implicaciones para nuestro país (implica fundamentalmente cuestiones operativas); 2) cómo lograr una revisión y previsiblemente renegociación exitosa del T-MEC y la construcción de una agenda de seguridad compartida (en los próximos 12 o 18 meses) y 3), el tipo de relación que se busca establecer con EU ante los profundos cambios geopolíticos que están ocurriendo y que se acelerarán con la política exterior de Donald Trump

“Las últimas tres décadas, gobiernos de distintos signos políticos, tanto en México como EU, han procurado construir una relación de socios estratégicos. Los últimos años nos hemos convertido en socios incómodos. Pienso que es menor el riesgo de una crisis inmediata en la relación bilateral, que el riesgo de un desacoplamiento gradual de nuestros objetivos estratégicos, sobre todo con respecto a Norteamérica”.

PELIGRA MANUFACTURA
NACIONAL

Para la exportación mexicana, el sector manufacturero es el que mayor riesgo enfrenta ante el potencial riesgo de la aplicación de aranceles por parte del Gobierno de Donald Trump.

De acuerdo con datos del Banco de México (Banxico), entre enero y noviembre de 2024, de los 565 mil 412.7 millones de dólares de las exportaciones totales mexicanas, el 57 por ciento corresponde a productos del sector de transportes, aparatos eléctricos y manufactura de productos metálicos que se vendieron a Estados Unidos.

Dichos rubros, que incluyen productos como vehículos, autopartes, celulares y pantallas de televisión, son los que representan el mayor valor entre las ventas mexicanas al extranjero.

Por ejemplo, solo en noviembre, último mes de referencia en Banxico, de los 18 mil 443.4 millones de dólares exportados por el rubro de máquinas, aparatos y material eléctrico, el 89.5 por ciento se recaudó por ventas a Estados Unidos.

Óscar Silva, líder en industrias y sector automotriz en Roland Berger México, recuerda que al igual que en su primera administración, Donald Trump toma de referencia temas comerciales para negociar políticas migratorias.

Sin embargo, en casos como la industria automotriz, la segunda de mayor dinamismo de las exportaciones mexicanas, aplicar aranceles representaría para Estados Unidos perder a su proveedor más barato.

Estados Unidos consume unos 15 a 16 millones de autos anuales, pero produce de 8 a 9 millones, entonces tiene un déficit de 6 a 7 millones”, detalla el especialista.

Incluso llevando su capacidad instalada de producción, el especialista explica que sólo podría elevar su producción anual de autos en poco más de un millón de vehículos, con lo que todavía tendría que importar 6 millones de unidades, que serían más costosos ya sea por aranceles o por acudir a mercados más caros como Alemania o Japón.

“Realmente ellos (empresas), absorber el margen no les es posible, se lo van a acabar transfiriendo a la misma base de consumidores que votaron por Trump.

“No parece algo que tenga ningún sentido. Lo cierto es que en política no todo tiene sentido”, afirma Silva.

Debido a la dependencia del sector manufacturero por proveeduría de varias partes del mundo, especialmente de Asia, ante una guerra comercial con China, para Estados Unidos es México la mejor alternativa para regionalizar la cadena de suministros.

“Realmente la amenaza en términos tecnológicos y de producción a gran escala de productos terminados viene más de China”, advierte el especialista.

Para Gilberto Lozano Meade, socio director de Roland Berger, la aplicación de aranceles a las importaciones de México y Canadá, de hasta 25 por ciento, que ha adelantado Donald Trump, puede ser más una “moneda de cambio” para la negociación de temas políticos, debido al alto impacto que tendría sobre los consumidores estadounidenses.

Sin embargo, el directivo considera que la coyuntura geopolítica es una oportunidad para que las empresas manufactureras en México evalúen sus procesos para reducir costos y elevar productividad ante los riesgos arancelarios.

“Si nos enfrentamos a una cuestión arancelaria, esto lo único que hace es incrementar el precio de manera natural, por reflejo de los consumidores, pero también hay una pérdida de la demanda en un cierto coste.

“El hecho de que podamos buscar ser más productivos genera, de alguna manera, que podamos establecer colchones o amortiguadores en esta situación”, asegura Lozano.

JUEGA SHEINBAUM CON
CARTA MIGRATORIA

La decisión de la Presidenta Claudia Sheinbaum de no oponerse a la reimplementación del programa “Quédate en México” para recibir migrantes de terceros países devueltos por Estados Unidos, entre otras señales de su Gobierno, ha logrado apaciguar la ira de Donald Trump en su regreso al poder.

De acuerdo con observadores de la relación bilateral en EU, sin embargo, la clave de relación entre ambos Presidentes durante los próximos cuatro años dependerá de la negociación sobre las nacionalidades de migrantes que México está dispuesto a recibir en su territorio devueltos a través de la frontera norte.

Trump va a hacer mucho ruido sobre la migración. Creo que va a hacer mucho ruido sobre el asunto de las deportaciones, y va a hacer algunas deportaciones muy visibles, y luego creo que va a declarar la victoria”, dice la profesora Pamela Starr, especialista en la relación bilateral en la Universidad del Sur de California.

Para Starr, la decisión de no oponerse a “Quédate en México” no ha sido la única señal de que Sheinbaum ha logrado apaciguar a Trump, sino también su apertura a cerrar espacio a China en México –incluyendo atacar la triangulación de producción– así como grandes decomisos de drogas irregulares y laboratorios.

Sin embargo, la baraja que más juego le da para lidiar con Trump es el control de flujos migratorios. 

“La gran pregunta para México es ¿qué va hacer con los no mexicanos?”, dice Starr sobre la interrogante. 

A la mitad de la semana, Sheinbaum aseguró que México estaba dispuesto a recibir a los migrantes de terceros países devueltos por EU tal como ocurrió cuando Trump implementó “Quédate en México” entre 2018 y 2019 durante su primer mandato cuando se recibieron a 77 mil migrantes en territorio mexicano.

“México aceptará absolutamente a todos los mexicanos. También aceptará a los no mexicanos que lleguen a México desde el sur. Pero aceptar las deportaciones de los Estados Unidos va a ser extraordinariamente difícil para México en términos económicos y también en términos de soberanía nacional”, señala Starr. 

Durante la primera edición de “Quédate en México”, también conocido como los Protocolos de Protección Migratoria, EU y México acordaron que las nacionalidades que serían aceptadas en México serían migrantes de países cuya primera lengua es el español y posteriormente se agregaron los brasileños.

Actualmente, México está recibiendo en su territorio nacionales deportados de Venezuela, Nicaragua y Cuba como resultado del regreso a la política del Título 8; durante la pandemia del Covid-19, México  aceptó decenas de miles de migrantes de Honduras, El Salvador y Guatemala bajo el llamado Título 42.

“Migración es un tema más fácil de gestionar para México para satisfacer a Trump. México ya ha desempeñado un papel en la reducción drástica del número de migrantes que llegan a la frontera sur de EU desde diciembre de 2023 y ahora México puede apuntar que ha sido muy útil”, asegura Starr. 

Sobre la orden de Trump instruyendo a su Secretario de Estado Marco Rubio para recomendar en 14 los cárteles mexicanos que pueden ser declarados organizaciones terroristas extranjeras, la especialista en asuntos mexicanos considera que esta es solo una señal para estimular la cooperación en seguridad. 

“La designación tenía como objetivo enviar una señal de que EU va a ser más agresivo. ¿Qué tan agresivo será? Dependerá de la voluntad de Sheinbaum de cooperar con EU. Si su cooperación y los resultados son satisfactorios, EU deja que México tome la iniciativa (en combate a los cárteles del narco). Si no lo es, y Trump se frustra, el resultado podría ser algo más costoso”, agrega Starr. 

Sobre comercio, los interlocutores en México deben de saber que la Administración Trump no empujará en 2026 una simple revisión del Tratado de Comercio entre México, EU y Canadá sino que buscará una renegociación más amplia, en la que México se prevé que ceda, con tal de permanecer dentro.

“La parte más difícil de la renegociación será Canadá, no México. México sabe que necesita el T-MEC. Está dispuesto a renegociar con Trump para mantenerlo… Pero tiene la ventaja de que Sheinbaum es una Presidenta muy fuerte con el apoyo del 75 por ciento del País, (Justin) Trudeau en cambio no lo tiene”, explica Starr.

A diferencia de la primera Presidencia de Trump, donde el Gobierno de Andrés Manuel López Obrador heredó el contacto directo del asesor y yerno de Trump, Jared Kushner, dentro de la Casa Blanca, el actual contacto que se conoce es Marco Rubio, el Secretario de Estado, que ya entabló comunicación con México.

ANTE RETOS:
APROVECHAR OPORTUNIDADES

Si bien las primeras acciones de Donald Trump como Presidente de Estados Unidos en materia de seguridad y migración implican desafíos importantes para México, la Presidenta Claudia Sheinbaum podría aprovechar las oportunidades que abren estas mismas medidas para beneficio del País, consideran expertos.

Por ejemplo, indican, la designación de los cárteles de narcotraficantes como organizaciones terroristas le da la posibilidad de poner sobre la mesa las sanciones que deberían recibir los fabricantes de armas estadounidenses, pues estarían facilitando el actuar de terroristas al venderles los fusiles que utilizan.

“Tendría que haber un control en la venta de armas de Estados Unidos, porque si no, las tiendas que venden armas, sobre todo fusiles de repetición y de asalto y sus pertrechos, serían consideradas facilitadoras de organizaciones terroristas”, señala Javier Oliva, académico de la UNAM y experto en seguridad nacional.

El 20 de enero, tras asumir como Presidente de Estados Unidos por un segundo periodo, Trump firmó una serie de órdenes ejecutivas, entre ellas, la declaración de cárteles de la droga mexicanos como grupos terroristas y decretó como emergencia nacional la frontera sur para poder hacer uso del Ejército y realizar redadas migratorias.

“Sin duda, es un escenario inédito, eso me parece que es un aspecto importante a destacar y, en esa medida, es necesario formular no solamente escenarios, sino rutas de trabajo concretas que identifiquen las circunstancias en las que México puede sacar el mejor provecho.  

“No reaccionar de más, no ponerse a la defensiva, sino verlo como una oportunidad y creo que esa perspectiva podría ser una postura mucho más beneficiosa y que va más allá de envolverse en la bandera”, sugiere Carlos Mendoza, consultor en seguridad.

Hasta el momento, considera Raúl Benítez Manaut, investigador en el Centro de Investigaciones sobre América del Norte de la UNAM, Sheinbaum ha actuado con prudencia, analizando cada una de las medidas, pues varias de ellas, ya en el papel, no tienen la dimensión del anuncio previo, y otras tiene que pasar por el Senado, como es el caso de la designación de los cárteles como grupos terroristas.    

“Hay que ver las medidas concretas, la Presidenta Claudia Sheinbaum, como todo el mundo, está apenas analizando la situación. Ella ha hecho muy bien, está cautelosa, me da la impresión de que le ha ordenado a todos sus funcionarios que no emitan opiniones, y eso está bien, porque no se sabe cómo viene la mano, pero hay que distinguir esas cosas, todavía es muy temprano para saber el efecto de eso en las calles, vamos a decirlo así, poco a poco se va a ver la rudeza o no rudeza de las medidas”, indica.

La designación de los cárteles de droga como organizaciones terroristas, dice Oliva, no solo implicaría a los fabricantes de armas, sino incluso a todas aquellas empresas que quieran invertir en México, pues la legislación en Estados Unidos es muy dura en ese aspecto.

“Es muy importante señalarlo, porque en el caso de México sería muy complejo todo esto. Habría un entorpecimiento de las finanzas, de las inversiones. Déjame exagerar un poco, vamos a suponer que el Consejo de Administración de Ford decide que quieren abrir una nueva planta en Guanajuato o Aguascalientes. Oigan, ¿pero cómo vamos a invertir en un país donde hay organizaciones terroristas? Las leyes en Estados Unidos impiden que las empresas estadounidenses negocien con países donde hay organizaciones terroristas”, plantea.

En el caso de la migración, señala Mendoza, el Gobierno mexicano debe actuar rápido para evitar que se genere una bomba de tiempo en la zona fronteriza, gestionando de manera ágil el retorno de las personas deportadas y movilizándolas a sus estados e incluso países de origen. 

“Se necesita una estrategia integral en la que se multiplique el número de funcionarios mexicanos, tanto del Ejército como del Instituto de Migración, por supuesto, así como las dependencias del sector social para garantizar que haya una transición adecuada.

“En el caso de los mexicanos que hayan sido repatriados, tratar de proporcionarles apoyo para regresar a sus lugares de residencia en aquellos casos en donde no hayan sido desplazados por la violencia, pero en el caso de los migrantes extranjeros, coordinarse con los diferentes países para comenzar un proceso de repatriación“, considera.

Benítez Manaut indica que hasta el momento la llamada “militarización” de la frontera de lado de Estados Unidos es simbólica, pues el despliegue de dos mil soldados en una frontera de tres mil kilómetros no es significativa.

Sin embargo, dice, el Gobierno mexicano sí debe de implementar una estrategia de apoyo a los connacionales en los dos lados de la línea fronteriza.

 “Se debe tener cautela y actuar, sobre todo los cónsules del sur de la frontera de Estados Unidos, los cónsules en las ciudades fronterizas, el cónsul en Tucson, en Phoenix, en Las Cruces, en El Paso, Texas, en las ciudades de Tamaulipas, pues estar muy alertas y estar informando bien, hacer un equipo de seguimiento de lo que está pasando, y en el lado mexicano, estar preparando la recepción de gente. 

“Y también preparar la selección de gente, pues haciendo una distinción muy importante entre mujeres, niños, y darles atención especial, extranjeros, mexicanos. Preparar bien a autoridades de todos los niveles de Gobierno en las ciudades mexicanas de la frontera si hay deportaciones masivas, albergues con comida, albergues, centros privados como iglesias, gente que ayuda a los migrantes, todo esto, sí se puede ir previendo”, señala.