Con su conservadurismo sin complejos, su promesa de arreglar una nación “rota”, su lucha de “sentido común” contra las élites y todo lo que sea progresista, sus ataques personales rompedores de normas contra rivales políticos, su uso pugilístico de apodos degradantes y su abierto desdén por los medios de comunicación, Pierre Poilievre, el favorito para convertirse en el próximo líder de Canadá, se ha convertido en un favorito de la derecha estadounidense.
Algunos de los partidarios más destacados del Presidente Donald Trump han colmado de elogios públicos a Poilievre, el líder del principal partido de oposición, el Partido Conservador, una hazaña notable dado que los líderes de la oposición canadiense tienden a atraer poca atención en Estados Unidos, y mucho menos elogios.
Pero cuando Elon Musk, el hombre más rico del mundo que lidera una agresiva campaña contra la burocracia federal estadounidense en nombre de Trump, recientemente respaldó a Poilievre como el próximo líder de Canadá, se encontró en una situación incómoda.
Cuando se le preguntó en una conferencia de prensa el mes pasado si aceptaba el respaldo, Poilievre dijo: “Mi hijo de 3 años acaba de decirme que quiere ir a Marte, así que supongo que el Sr. Musk sería la persona adecuada para ponerlo en contacto”, antes de agregar que sería genial si Musk abriera algunas fábricas de Tesla en Canadá.
El respaldo a Poilievre por parte de personas cercanas a Trump siempre fue un arma de doble filo en Canadá, donde el Presidente estadounidense es popular entre los conservadores acérrimos pero no entre los votantes tradicionales.
Pero ese apoyo ahora corre el riesgo de convertirse en una responsabilidad, ya que Canadá enfrenta una amenaza otrora inimaginable: el Presidente de los Estados Unidos, el aliado más cercano de Canadá, cuestionando repetidamente su viabilidad como nación, amenazando con anexarlo mediante la fuerza económica y denigrando a su Primer Ministro como “Gobernador”.
A medida que los sentimientos patrióticos han aumentado en Canadá, la ventaja de Poilievre se ha reducido significativamente en varias encuestas. Hasta hace un mes, Poilievre, de 45 años, parecía ser el candidato ideal para convertirse en el próximo líder de Canadá después de haber logrado una ventaja de dos dígitos en las encuestas canalizando la frustración y la ira nacionales contra el profundamente impopular Primer Ministro, Justin Trudeau.
Se espera que Trudeau deje el cargo de Primer Ministro el mes próximo después de que su Partido Liberal elija a un sucesor, que se convertirá automáticamente en Premier. Es probable que se celebren elecciones generales un par de meses después.
“Para Poilievre, el mayor desafío es que durante los últimos dos años el villano de su historia fue Justin Trudeau”, dijo David Coletto, fundador de Abacus Data, una empresa de encuestas.
“Pero ese villano ahora se está yendo, y hay un nuevo villano, más grande y más malo, que viene de fuera del país: Donald Trump”.
“Lo que los canadienses están intentando averiguar ahora es quién es el héroe de esa historia, quién va a salvarlos y protegerlos de esa amenaza”, añadió Coletto.
“Y la conclusión de que más gente va a elegir a Pierre Poilievre ahora está en el aire”.
Poilievre respondió suavizando su imagen de perro de ataque y adoptando el mensaje de “Canadá primero”, que recalcó en un mitin en Ottawa, Ontario, durante el fin de semana. Ante cientos de seguidores, Poilievre dedicó gran parte de su discurso a responder a la amenaza de Estados Unidos, prometiendo “soportar cualquier carga y pagar cualquier precio para proteger nuestra soberanía e independencia”.
Los partidarios de Poilievre dijeron que él simplemente se estaba adaptando a los acontecimientos externos y que se mantenía fiel a sus principios conservadores fundamentales de larga data.
Ginny Roth, socia de Crestview Strategy y ex directora de comunicaciones de Poilievre, dijo que Canada First era “un alejamiento de un liberalismo internacional ingenuo que veía a las élites globales poner los intereses de sus propios negocios y, francamente, junto con las causas de izquierda, por delante de los intereses de la gente trabajadora común”.
Roth atribuyó la caída de Poilievre y los conservadores en las encuestas a un bache del que disfrutaron los liberales después del anuncio de la renuncia de Trudeau, así como a una reacción temporal de “manifestación en torno a la bandera” entre los votantes ante la imposición de aranceles por parte de Trump y sus amenazas de anexión.
Independientemente de cómo evolucionen las encuestas, la situación de Poilievre muestra cómo la agresiva política exterior de Trump ha trastocado la política interna de un importante aliado, dijeron los expertos.
“Con la Administración Trump nuevamente en el poder, causando estragos de tantas maneras, incluido el comercio con Canadá, el señor Poilievre se encuentra en una posición muy difícil”, dijo Jonathan Malloy, experto en política canadiense de la Universidad de Carleton.
“Creo que tendrá que diferenciarse de Trump, mucho más de lo que planeaba. Sus oponentes, por supuesto, lo acusarán de ser un Trump light”.
Poilievre es un político de carrera conocido por su combatividad desde que fue elegido para el Parlamento en 2004, a los 25 años. Pero en los últimos años ha adoptado las tácticas y los mensajes utilizados por Trump y otros, presentándose como un outsider que lucha contra un establishment político, empresarial, académico y mediático corrupto.
Ganó el liderazgo de los conservadores en 2022, después de defender más que ningún otro político a los camioneros que tomaron y paralizaron Ottawa, la capital, durante semanas para protestar contra las órdenes anti Covid-19. En los últimos dos años, atacó a Trudeau y a otros políticos con un aluvión constante de insultos y ataques personales, algo nuevo en la política canadiense.
La campaña de Poilievre contra lo que él percibe como lo “woke” y los medios de comunicación, prometiendo deshacerse de la emisora pública CBC, lo ha hecho aún más querido por Fox News, Joe Rogan, Musk y otros partidarios de alto perfil de Trump, quienes tienden a desagradar a Trudeau.
Musk describió como una “obra maestra” un video en el que Poilievre, mientras come una manzana, discute con un periodista que lo cuestiona sobre su uso del populismo. Bill Ackman, un multimillonario de fondos de cobertura, publicó que Poilievre era “extremadamente impresionante” y “debería ser el próximo líder de Canadá”, y agregó: “Hagamos que Canadá vuelva a ser grande”. Musk respondió con un emoji.
Fred Delorey, ex director de campaña nacional del Partido Conservador, dijo que Poilievre había provocado ese tipo de reacción debido al poder de su mensaje.
“Nunca he visto a un líder conservador canadiense tan resonante fuera del país como lo hace Poilievre”, dijo Delorey, ahora presidente de Asuntos Públicos de Northstar.
“Su estilo es directo y creo que la gente lo aprecia”.
Delorey dijo que los comentarios favorables de la derecha estadounidense sobre Poilievre no tendrían efecto en los votantes canadienses. Poilievre, dijo, debería centrarse en su mensaje, “en lo que importa. A quién le importa si a alguien le gusta o no”.
Pero Coletto, el encuestador, dijo que estos apoyos y la actitud de Poilievre hacia el Presidente estadounidense serán factores en una elección general que abruptamente pasó de ser sobre Trudeau a ser sobre Trump.