VALLE DE BRAVO.- En respeto al espíritu de navegación de Alejandro Álvarez Guerrero, (q.e.p.d.), veleristas de diversas partes de la República se dieron cita en el pueblo mágico del Estado de México para participar en la tercera edición
de la Copa Alejandro Álvarez Guerrero.
“Estoy muy agradecido con este espacio por recibirnos como siempre lo hace, con su gran entusiasmo y dedicación”, comentó Luis Álvarez, hijo del homenajeado Alejandro Álvarez Guerrero, “la organización y la comida también fueron excelentes”.
Durante la tercera edición de la Copa Alejandro Álvarez Guerrero, destacó el compañerismo y la sana competencia entre los asistentes, quienes, a su vez, compartieron algunos de los retos que enfrentaron durante su travesía por el lago vallesano.
“Nos preparamos poniendo el barco a punto y el fondo limpio, pero no tuvimos tiempo de entrenar, lo que nos hizo falta. Me la pasé bastante contento durante el evento, pero el viento estuvo muy mal el primer día y un poco mejor el segundo”, mencionó Jorge Murrieta, tripulante de la embarcación Cruz del Sur.
Agradecemos a todos los entusiastas veleristas locales y foráneos por participar en este evento”.
Al finalizar las competencias de la tercera edición
de la Copa Alejandro Álvarez Guerrero realizaron la ceremonia de premiación y una comida, en la que se reconoció el esfuerzo de los convocados.
“Siempre es una alegría convivir con todos los demás y estoy encantado de venir, sobre todo, en la clase de Santana 20, en la que me he sentido muy a gusto”, dijo Carlos Quezada, competidor.
“Éste es uno de los principales lugares en México donde se junta la comunidad y está el mejor nivel. Es un deporte en el que se trabaja en equipo y tienes que pensar cosas en cuestiones de segundo; yo invitaría a toda la gente a que lo intentara”.
La convivencia de los patrones de los barcos y las tripulaciones es muy agradable, aparte del placer de disfrutar del viento y la vela”.
De acuerdo con Luis Álvarez, el club náutico vallesano fue fundado por iniciativa de su padre, Alejandro Álvarez Guerrero, en 1962.
Valle de Bravo es precioso, porque tiene las condiciones ideales para velear”.