
Al romper con los esquemas tradicionales del ballet clásico, La Infinita Compañía presentó “El Cisne Negro”, obra que explora la psicología del personaje antagonista desde una perspectiva innovadora.
“Lejos de ser únicamente el villano de la historia, esta versión le da voz y profundidad a Von Rothbart, invitando al público a adentrarse en su mente y comprender las motivaciones detrás de sus acciones”, explicó el coreógrafo y director artístico, Rodrigo González.
“Además, en nuestra adaptación contemporánea, el brujo tiene más intervenciones con un baile expandido que recorre un arco emocional desde la luz hasta la oscuridad, y refleja todo su poderío, amor y desamor”.

En su tercera temporada, el elenco de 20 bailarines en colaboración con el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) estrenó esta obra en la explanada del Castillo de Chapultepec.
“Lo que más destaco de la puesta en escena es su presencia en un lugar tan maravilloso de la Ciudad de México, porque le da una vibra totalmente distinta al relato y te hace sentir inmerso en ella”, comentó Rafa Micha, quien es empresario.
A su llegada, los invitados fueron trasladados en camionetas a la parte alta del lugar.

Como parte de su reinvención, el vestuario, diseñado por Abril Téllez, se aleja del típico tutú y apuesta por las gasas y tules para realzar el movimiento y la expresión corporal de los intérpretes.
De igual manera, acompañada por la emblemática música de Piotr Ilich Tchaikovsky, esta variante respeta la línea de la trama original, pero introduce un giro argumental que cambia su desenlace y profundiza en la esencia de los personajes secundarios de la historia.
“La gente le suele tener miedo a la danza moderna, porque cree que es difícil de entender; sin embargo, está llevada de una manera muy clara y desde el principio sabes perfectamente quién es quién”, mencionó Jennifer Piña, administradora y diseñadora.
+ Equipo creativo


+Rodrigo González, en codirección con Raúl Tamez, creó la coreografía bajo un enfoque de danza contemporánea.
+ Abril Téllez confeccionó y produjo el vestuario, compuesto por prendas ligeras para apreciar
la corporalidad de los bailarines.
+ Mario Marín desarrolló la escenografía de plataformas móviles y pisos de agua,
mientras que Aurelio Palomino se encargó de la iluminación.
+ Mak Salas definió el diseño de imagen en cuanto a peinado y maquillaje.
+ Enrique García diseñó los accesorios que resaltaron la belleza y carácter de cada
personaje.
+ Rob Woodcox realizó las fotografías promocionales de esta temporada y capturó
la esencia a través de su lente.
Rodrigo tiene una propuesta estética impresionante que luce increíble, y la compañía de danza es fabulosa”.
ROBERTO SÁENZ, art dealer
+ Más sobre Rodrigo González
Gracias al trabajo de su padre, Rodrigo González vivió su infancia hasta nivel secundaria entre la Ciudad, Monterrey y Veracruz, lo cual le permitió conocer y explorar tradiciones de distintas regiones del País, siempre con una curiosidad única.
Con una amplia trayectoria en torno a la danza, dirección y producción escénica, encuentra en esta etapa uno de sus grandes pasos.
“Las artes escénicas son lo que me hace vibrar, apasionan, transforman e hipnotizan, me hacen salir del tiempo y el espacio en un universo que se refleja en puestas en escena”, dijo el alumno de Guillermo Arriaga y Nieves Paniagua.

Como director del Teatro Varsovia y de La Infinita Compañía, y de la mano de su equipo y la guía de maestros consolidados, recientemente logró sortear complejidades paralelas como lo fue la pandemia y, en la actualidad, posicionarse en la búsqueda de nuevos desafíos.
“Estoy en un momento de mucha plenitud y contento, sigo sorprendiéndome de todo, de la vida, el arte, el placer y los hallazgos que encuentro”, agregó el egresado de la Escuela Francesa de Ballet.
“Tengo la suficiente fuerza, experiencia y visión para crear lo que quiero y necesito, con una infraestructura que yo mismo he generado a lo largo del tiempo”.
Para este año, espera despegar aún más tras lo vivido en 2024, y, con ello, continuar impactando a través de su ejemplo a las nuevas generaciones de creativos que, como él, quieren dejar su mejor esfuerzo en los escenarios.
“Lo que más puedo compartir es que sí se puede, aunque las condiciones sean adversas y las cosas complicadas, siempre hay una manera de darle la vuelta a los problemas y de salir adelante para lograr objetivos claros, eso me inspiraron mis maestros y es lo que más me gustaría expresar”, comentó González, de 46 años de edad.
Con ‘El Cisne Negro’ muestro que, para avanzar hacia la luz, primero debemos reconocer nuestras sombras, pues sólo así podremos transformarlas”..
RODRIGO GONZÁLEZ, director artístico de La Infinita Compañía