Metodología Trump

La Administración del Presidente Donald Trump calculó sus nuevos aranceles basándose más que nada en balanzas comerciales, rompiendo con la promesa de igualar las tasas arancelarias y barreras comerciales de otros países.

En una declaración para explicar su metodología, la Oficina del Representante Comercial de Estados Unidos detalló una fórmula que divide el superávit comercial de un país con Estados Unidos por sus exportaciones totales, basándose en datos de la Oficina del Censo de Estados Unidos para 2024.

Y luego ese número se dividió entre dos, produciendo la tasa “descontada” o el porcentaje tarifario que al final terminó imponiendo Trump a cada respectivo país.

China, por ejemplo, tuvo un superávit comercial de 295 mil millones de dólares con Estados Unidos el año pasado sobre exportaciones totales de 438 mil millones, una proporción del 68 por ciento.

Dividido entre dos según la fórmula de Trump, eso dio una tasa arancelaria del 34 por ciento. La misma fórmula arrojó aproximadamente la tasa aplicada para otras economías como Japón, Corea del Sur y la Unión Europea.

Un ejercicio realizado por el Departamento de Análisis de REFORMA corroboró los resultados empleados por la Administración Trump a partir de la balanza comercial de cada país.

Controversia

Varios economistas han señalado que las cifras esgrimidas por el Gobierno de Trump guardan escasa relación con los niveles arancelarios reales.

Si bien el gráfico de Trump afirma que China impone un arancel del 67 por ciento a los productos estadounidenses, los datos de la Organización Mundial del Comercio muestran que el arancel promedio de China en 2024 fue de tan sólo 4.9 por ciento.

Funcionarios de la Administración estadounidense explicaron que incorporaron factores más allá de los aranceles, como las normas ambientales, la manipulación de divisas y barreras comerciales.

El representante comercial de Estados Unidos publicó una fórmula con letras griegas para dar cierta credibilidad académica a los cálculos, una fórmula que, de hecho, no incluía los niveles arancelarios como factor.

Siguiendo la filosofía comercial de Trump, la fórmula considera el déficit comercial de un país con Estados Unidos como evidencia de injusticia.

La postura del Presidente en este tema refleja su opinión de que los déficits comerciales acarrean pérdidas de empleos en Estados Unidos ante la producción extranjera, un punto de vista que contradice los principios económicos con que se manejan habitualmente los economistas desde la Segunda Guerra Mundial.

Para la mayoría de ellos, las creencias de Trump desestiman las complejidades de la economía estadounidense, la más grande del mundo, donde una empresa como Apple fabrica el 90 por ciento de sus productos en el extranjero, pero genera una enorme riqueza en el país.

¿Cómo queda México?

Luego de estar en el ojo del huracán de la política comercial de Trump y librarse de los aranceles recíprocos que el magnate republicano impuso a decenas de países, México tiene razones para sentir alivio pero también preocupación.

El País no fue incluido en la lista de aranceles recíprocos que Trump anunció el miércoles, en lo que analistas califican como el inicio de una guerra comercial de gran escala.

Las exportaciones mexicanas no pagarán arancel si cumplen con las reglas de origen del T-MEC. Los productos que no estén bajo este acuerdo quedan con un gravamen del 25 por ciento.

De acuerdo con un cálculo del Departamento de Análisis de REFORMA, en caso de haber entrado en la lista de Trump, y bajo la metodología para calcular sus tasas, México habría sido acreedor de un arancel de cerca de 17 por ciento.

¿Cómo hubiera quedado la tarifa para el País?

Aunque México se libró de los aranceles recíprocos, enfrenta gravámenes del 25 por ciento para el sector automotor, así como tarifas para la industria del acero y el aluminio.

La industria automotriz es un punto sensible: el País es uno de los mayores productores de automóviles y es sede de varias fábricas de las principales armadoras como Ford, General Motors, BMW y Audi.

Las ventajas para México dependen, no obstante, del curso de una guerra comercial que recién comienza y cuyo pronóstico es incierto, mientras se espera conocer las respuestas de los principales países afectados.

Fuente: Blooomberg, Associated Press y Agence France-Presse.