1. ALGO CLAVE: EDUCACIÓN EN CASA

La educación sexual a los menores empieza desde que son bebés: cuando lo estás bañando puedes decirle cuáles son sus partes íntimas que nadie debe tocarle y señalarlas por su nombre, indica Carmen González, subdirectora de Fundación El Roble, centro en Monterrey especializado en abuso sexual.

Un infante con estos conocimientos tiene un menor riesgo de ser abusado sexualmente, porque podrá detectar conductas inapropiadas.

“Si bien algún maestro puede corregir una postura, hay partes privadas que, por mucho que quieran corregir la postura, no deben de tocarse”, señala González.

“Desafortunadamente cuando hay una persona con este tipo de trastorno, que es pederastia, está viendo quiénes son esos niños o niñas vulnerables, solitarios o que no tienen tanta atención de los papás porque son justo a quienes pueden acceder de manera más fácil”.

No sólo los hombres abusan de menores, agrega, también hay mujeres.

La terapeuta alerta que una persona pederasta ataca tanto a niños como a niñas, porque para ellos es casi lo mismo.

2. MAMÁ, PAPÁ: CRÉELE A TU HIJA

Papá y mamá tienen que fomentar que sus hijos les tengan confianza para que les digan cuando se sientan incómodos en algún entrenamiento, enfatiza Laura Martínez, fundadora y directora de la Asociación para el Desarrollo Integral de Personas Violadas (Adivac), con sede en la CDMX.

“Cuando ya tiene otra intención ese tocamiento, sí lo sienten y sí te das cuenta”, recalca Martínez.

Las especialistas coinciden en que casi siempre los menores no hablan porque tienen miedo de la reacción de los padres.

Algo común es que cuando la niña por fin logra hablar, la mamá descalifica su dicho y defiende al entrenador, haciéndole creer que seguramente está confundida.

Martínez sostiene que los infantes no harán señalamientos como “el maestro me violó o abusó sexualmente de mí”, sino que contarán literalmente la experiencia que vivieron.

3. QUE NO ACUDAN SOLOS A ENTRENAMIENTOS

Para González, subdirectora de Fundación El Roble, un niño o niña nunca debe acudir solo a un entrenamiento de gimnasia o deporte similar.

Recomienda que siempre esté mamá o papá presente y, en caso de que no puedan, sugiere que se organicen entre los padres de familia para hacer rondas por día, de modo que los niños estén supervisados.

Incluso, si en los entrenamientos no les permiten el acceso a las mamás, considera que es una enorme bandera roja.

También dice que un infante jamás debe viajar sin la compañía de mamá o papá.

4. PRESIÓN DE MAMÁS LAS PONE EN RIESGO

La presión de los padres, en este caso de la mamá, porque es quien principalmente está al pendiente del desarrollo de la niña en gimnasia u otra disciplina, la pone en mayor riesgo de sufrir un abuso sexual.

Las terapeutas advierten que, sin tener consciencia del riesgo, las mamás vuelven a las niñas muy competitivas, forzándolas a ser las número uno.

“¿Qué es lo que hace el entrenador si sabe que esa niña quiere ganar el primer lugar porque también hay una presión atrás de ella?”, sostiene González.

“Empiezan a aprovecharse y es: ‘Te voy a poner en el top de mis niñas que estoy entrenando a cambio de un intercambio’”.

Y la mamá, sin saberlo, empuja a esta situación.

“Le dice a la niña: ‘Tú eres la favorita del profesor, él te va ayudar, vas a llegar a las Olimpiadas’”, dice la terapeuta.

Es cuando la menor queda atrapada por los chantajes del entrenador: no puede decir que él la violenta, porque, si lo hace, pierde la oportunidad de ir a competencias y su mamá se enojará con ella por no ser de las mejores.

Otra bandera roja, apunta González, es cuando el entrenador tiene un grupo de “favoritas”. Si eso existe, recomienda investigar el hecho.

5. CAMBIOS DE COMPORTAMIENTO DEL INFANTE

Un infante que está viviendo abuso sexual por parte de su entrenador siempre manifestará señales.

“No se trata de descalificar o de culpabilizar a los papás, sino que muchas veces tienen mecanismos de defensa para reducir la angustia y justifican esos cambios de conducta en sus hijas, pensando que van a pasar”, apunta Martínez, de Adivac.

“¿Cómo regresa del entrenamiento? Si antes regresaba contenta o contento y ahora está regresando callado, sin hablar, triste. Eso es un foco rojo”.

Esto indica que algo sucede:

  • Cambios emocionales, como tristeza, agresividad, miedo.
  • Cualquier cambio de comportamiento, puede volverse retraído o, por el contrario, extrovertido.
  • Conductas hipersexualizadas.
  • Muestra desinterés hacia el deporte cuando antes le gustaba.
  • Alteraciones en el apetito o sueño.

¿DÓNDE PEDIR AYUDA?

FUNDACIÓN EL ROBLE
fundacionroble.org

– Alvaro Obregón 630 Centro, Monterrey
– Cerro de Picachos 613, Col. Obispado
– Teléfono: 81-1159- 8023
instagram.com/fundacionrobleac

ADIVAC
adivac.org
– Salvador Díaz Mirón 140,Santa María la Ribera, Ciudad de México

*Consultas en línea

– Teléfonos: (55) 5682-7969 y 5547-8639