1- Los niños perdidos. (Un ensayo en cuarenta preguntas), de Valeria Luiselli (2016)

Es un libro imprescindible. En el marco del Día Internacional del Libro y en la celebración por el Día del Niño este libro no puede faltar. Como hiciera en su momento Patrick Modiano, el Nobel de literatura, en su novela Dora Bruder, la autora “arroja sus dardos sobre hechos que un colectivo prefiere olvidar” y muestra el infierno que viven los niños migrantes en su paso hacia Estados Unidos.

 

Los niños son los miembros más vulnerables de la sociedad, quienes deberían estar más protegidos. Luiselli lo sabe y lo dice: “¿Cómo se explica que nunca es la inspiración lo que empuja a nadie a contar una historia, sino, más bien, una combinación de rabia y claridad?”.

 

Esta “rabia y claridad” nos debería mover a nosotros para hacer algo por esos niños que, separados de sus padres, han sido puestos en jaulas mientras aguardan un futuro incierto. Esos niños merecen más y su historia debe ser conocida. (Mónica Castellanos)

2- La fiesta del chivo, de Mario Vargas Llosa (2000)

Difícil, por no decir imposible, elegir el mejor libro de lo que llevamos del siglo 21.

 

En cambio, sí puedo elegir rápidamente el libro que más me ha impactado: La fiesta del Chivo, de Mario Vargas Llosa, publicado en 2000. Hay tantas y tan buenas novelas sobre dictadores latinoamericanos, que MVLL hace un gran cierre escribiendo un retrato implacable del poder absoluto y de los juegos que vienen tras su caída.

Ahora que la recuerdo, no puedo dejar de pensar en el fin de la familia Trujillo y compararla con el futuro de los Ortega en Nicaragua. (Pedro de Isla)

3- Economía de lo que no se pierde. Leyendo a Simónides de Ceos con Paul Celan, de Anne Carson (2020)

El libro que más me ha impactado en este siglo es Economía de lo que no se pierde. Leyendo a Simónides de Ceos con Paul Celan. Su contenido ha sido la suma del resto de libros escritos por la autora. Ha sido una revelación en varios sentidos: primero, entender la forma de asociación poética de Carson.

 

Segundo: ver su manera de hilar el pasado (traduciendo del griego a poetas representativos) y dotar de actualidad su obra. Tal el caso del poeta lírico Simónides que nace 500 años antes de la era cristiana y que fue capaz de comprender lo que los muertos hacen por los vivos.

 

Y tercero. El prólogo de Anne Carson: “Nota sobre el método” revela su método de trabajo y limpieza del texto: “Una vez limpia, la habitación se escribe sola”. El misterio del poema radica en la limpieza, algo que había pedido Horacio. Elegir un tema a tratar y vincularlo a temas de otras disciplinas como cine, ópera, pintura, el marxismo… Son alcances que le llegan cada siglo a una mente lúcida dotada de una emoción serenada en soledad. Su libro es el compendio de otros seis libros como NOX, Safo, El camino de Compostela, Decreación, o Albertine. Fresca, irónica, seria, honesta, divertida, y que además te muestre otros universos, es tarea de unos cuantos genios. (Jeannette L. Clariond)

4- Vernon Subutex, de Virginie Despentes (2016)

Una obra coral en trilogía que retrata la dispersión y depresión, económica y emocional de una generación que busca desesperadamente un lugar, físico y espiritual, en una cultura occidental en franca decadencia. (Alejandro Vázquez Ortiz)

5- 2666, de Roberto Bolaño (2004)

Inauguró en el siglo 21 otro esfuerzo con una novela total, dialógica, donde la brutalidad de los años por venir ya estaba capturada en sus páginas (Antonio Ramos Revillas)

6- Manual para mujeres de la limpieza, de Lucía Berlin (2008)

Me parece de su suma importancia haber rescatado a esta excelente cuentista norteamericana, como dice en la cuarta de forros: asombrosa y convulsa para crear verdaderos milagros literarios con episodios del día a día. (Patricia Laurent)

7- INRI, de Raúl Zurita, 2003

Me quedo con éste porque es un libro que desde mi perspectiva marca en la poesía latinoamericana un antes y un después, otorga el imaginario de un duelo colectivo de nuestras Américas, un modo de hacer poesía allende las montañas y atravesando el desierto en sus múltiples sentidos. Un canto vigente y sobrecogedor. (Carolina Olguín)

8- Los diarios de Emilio Renzi, de Ricardo Piglia (2015)

Escribir es ser otro. Escribir es desdoblarse, metamorfosear. En los tres volúmenes de sus Diarios, Ricardo Emilio Piglia Renzi no solamente nos narra las andanzas, anhelos y desventuras de un escritor en ciernes, sino que bucea en las profundidades de un misterio: el misterio de la creación literaria. (Daniel Salinas Basave)

9- La reina del Cine Roma, de Alejandro Reyes, 2013

Premio Lipp 2012. Aparte de que la historia es muy buena, el trabajo con el lenguaje, un tipo de portuñol, la hace única e interesante. (Orfa Alarcón)

10- Medio sol amarillo, de Chimamanda Ngozi Adichie (2006)

Nacida en 1977, esta escritora mujer, negra y africana de Nigeria ha entrado por la puerta grande a la escena de la literatura mundial. Esta novela situada en la guerra de Biafra, se inspira en la memoria colectiva de su país. Por otra parte, cambia el panorama de la literatura africana al tener personajes que se salen de los estereotipos africanos dados por Europa o la cultura de occidente. Trata sobre la vida de un niño que crece en la guerra, mujeres fuertes y educadas en la universidad, conflictos políticos, pero también debates intelectuales que tienen que ver con la construcción de la identidad y la nación.

 

Una novela que nos dice qué es África fuera de prejuicios poscoloniales. Obtuvo el Orange Prize for Fiction dado por Gran Bretaña a una escritora de cualquier nacionalidad con publicación en inglés y ha estado en diversas listas de recomendaciones tanto universitarias como de crítica literaria o periodísticas de gran prestigio. Enhorabuena a la literatura de calidad fuera de Europa y EUA. (María de Alva)

11- La balada del café triste, de Carson McCullers (2017)

La balada del café triste, de Carson McCullers, se publicó en 1951. Fue recogida en The Best Short Stories of 1944, por Martha Foley. La editorial Seix Barral la editó en 2017 celebrando el aniversario de natalicio de su autora en traducción de María Campuzano, la misma traducción que la editorial Salvat publicara en 1971. Sin embargo, y pese a tener las ediciones antes citadas, yo la leí hasta principios de 2021.

 

Podría argumentar, en oposición con Martha Foley, de que se trata de una novela breve o de un relato extenso. Estoy convencido de que es una joya, un texto de corte realista -hiperrealista- que revela un mundo alucinado, permeado por una fantasía feérica que ilumina -en los sostenidos látigos de su fulgor- una inagotable riqueza en las vastas intemperies de la pobreza. Un tesoro que nos aguarda con su puerta entreabierta. (José Javier Villarreal)

12- Middlesex, de Jeffrey Eugenides (2003)

Me gusta mucho porque en esta queda demostrado que se puede abordar un tema muy serio con gran sentido del humor y lograr una trama y unos personajes inolvidables que invitan al lector a la empatía y a la comprensión de la otredad. (Sofía Segovia)

13- El infinito es un junco, de Irene Vallejo (2019)

De los libros en cuyas páginas he viajado en lo que va del siglo 21, El infinito en un junco de Irene Vallejo (Ciruela, 2019), me parece una obra de singular belleza. Nos remonta a los momentos que el viento de la historia se llevó y que encierran los secretos de los primeros libros. (Margarito Cuéllar)

14- Carvajal (2019)

De Liber Ediciones es el libro más importante para mí en lo que va del siglo. La extraordinaria edición es en sí misma un homenaje al libro como un objeto artístico que ha sobrevivido a través de los siglos.

 

En Carvajal se recupera nuestra identidad y memoria mediante la integración de un exquisito trabajo artesanal y nuevas tecnologías que permiten la interacción del lector con los contenidos. Ahí encontramos las réplicas de los libritos miniatura escritos por Luis de Carvajal “El Mozo” hace más de 400 años entre los que destacan sus Memorias, una serie de artículos elaborados por investigadores expertos en historia y cultura sefardí, la historia de los manuscritos y los personajes, los textos paleografiados y una serie de magníficos grabados. Se suman a esto la experiencia de la música, la animación digital, los mapas interactivos, los audiovisuales y el registro del proceso mismo de la edición de esta obra de arte. (Gabriela Riveros)

15- Lavinia, de Ursula K. Le Guin, 2008

La incansable (e imaginativamente rica) búsqueda de la libertad en la literatura de Ursula K. Le Guin, llega al tiempo de la formación de la cultura romana en esta novela publicada en 2008. La autora juega con los personajes de la Eneida de Virgilio ubicándolos en un tiempo y una circunstancia que desencadena una fantasía histórica extraordinaria, al tiempo que se disfrutan las grandes descripciones y el lenguaje poético clásicos de la autora norteamericana. (Héctor Alvarado)

16- Galaxias, de Haroldo de Campos (2010)

Aunque los poemas se escribieron entre 1963 a 1976, se publicó como libro en 1984. La versión que yo tengo (al español) es del 2010.

 

Galaxias de Haroldo de Campo es un libro sobre la escritura, la transgresión de los géneros, el viaje a través del propio universo de las palabras, del dialogismo entre distintas lenguas, pero sobre todo, un intenso trayecto de sonoridad verbal. (Minerva Reynosa)

17- El Hambre, Martín Caparrós (2014)

El mejor libro del siglo… zas. Se me ocurren dos: La vida de las plantas: Una metafísica de la mixtura, de Emanuele Coccia, y El hambre, de Martín Caparrós, pero si es a fuerza uno, me quedo con El Hambre. (Felipe Lomelí)

18- Medio sol amarillo, de Chimamanda Ngozi Adichie (2006)

Es una novela importante en el siglo 21. Creo que esta autora profundiza sobre temas como colonialismo, nación, raza, guerra, de forma certera. Medio sol amarillo es una novela histórica sobre la guerra civil de Nigeria.

 

Si se me diera la oportunidad de mencionar otra aportación literaria importante, definitivamente también diría que Citizen (2014) de Claudia Rankine va por un camino similar de evidenciar las relaciones raciales, en este caso, en Estados Unidos. Lo novedoso de Citizen es que cuestiona las convenciones de la poesía tradicional. (Criseida Santos Guevara)

19- Crítica de la razón cínica, Peter Sloterdijk (2003)

Publicada originalmente en 1983, esta obra fue definida por la crítica como “una actualización tan apasionada como provocadora de la vieja Dialéctica de la Ilustración de Adorno y Horkheimer”. En el 2003 salió en español. (Guillermo Meléndez)

20- Antología de la dinastía del otoño, José María Zonta (2018)

Poema por poema me vuelve loco, me pone en estado catatónico, quiero que no termine nunca y lo leo cada que se me bajan las pilas. (Joaquín Hurtado)

21- Versiones y diversiones, de Octavio Paz (edición del 2000)

Un libro para iniciar y continuar el siglo 21.

 

Que de algún almacén español Alfonso Castillo hubiera logrado rescatar un ejemplar del libro Versiones y diversiones de Octavio Paz para mi servicio, fue equivalente a un regalo inigualable. Porque en este caso no se trataba de una edición más de la obra que reunía desde 1973 las traducciones del poeta de Mixcoac. Aquel volumen inicial creció hasta llenar 255 páginas en su tercera aparición en Joaquín Mortiz, mientras que ahora, en el año 2000, el grosor del libro era impresionante. Hablamos de 715 páginas. Pero en todo caso, esos son apenas los números de una abultada triplicación.

 

Refirámonos a su contenido. Las traducciones de Paz se dirigen sólo a la poesía y no a otros géneros. También digamos que en este título resalta la dualidad del pensamiento de Paz al respecto. Sin cortapisas acepta reconocer que un poeta es el candidato ideal para traducir a otro poeta. Y en otra postura, totalmente divergente, descalifica a ese traductor/poeta porque éste quiere hacer su propio poema más que reflejar las virtudes del original. En otras palabras, el poeta metido en esas andanzas no le guarda fidelidad a la poesía original porque no quiere subordinarse.

 

¿Cómo resuelve Octavio Paz esta disyuntiva? De la mejor manera -a mi juicio. Procede como un verdadero escritor que acude a todos los medios a su alcance para resolver los enigmas de la creación poética en otras lenguas. Es decir, acude, por ejemplo, al auxilio de letrados en los idiomas que no conoce. Tal es el caso de la lírica china o japonesa, en donde podemos encontrarnos con el mejor Paz. Lean, tan sólo para comprobar lo que acabamos de asentar, Trazos. Chuang-tse y otros.

 

Pero decíamos, la novedad de esta edición definitiva (Galaxia Gutenberg/Círculo de Lectores) no radica en el mayor número de autores y poemas, sino en la inclusión de los textos originales (con excepción de los provenientes del sueco y de los idiomas orientales). Tiempo atrás Paz y Pacheco se negaban a publicar obras bilingües porque de ese modo dificultaban que sus lectores se volvieran traductores instantáneos al grito de “yo sí conozco el francés, el sueco, el portugués”.

 

Paz, con sus versiones de Fernando Pessoa, nos inició en la “adicción” de esa poesía tan diversa y al mismo tiempo tan unitaria. Con Pessoa no funcionaban los pseudónimos. Con Pessoa fueron posibles cuatro poetas verdaderamente independientes uno del otro: Alberto Caeiro (radicalismo), Ricardo Reis (neoclasicismo), Álvaro de Campos (vanguardia) y el mismísimo Pessoa (simbolista).

 

Junto con el caso notabilísimo de Pessoa, único en la historia, y con el descubrimiento de William Carlos Williams, Octavio Paz nos dejó dos marcas indelebles. Faltaría hablar de la amplia muestra de poetas franceses y el desvelamiento de la exquisita poesía del Japón. La ambición literaria del autor de El arco y la lira pareciera no haber conocido la detención o la mesura. (Miguel Covarrubias)​

Con información de Daniel de la Fuente