El color no determina su madurez pero sí su textura. Si al presionar suavemente, el mango cede un poco a la presión de la mano, es señal de un mango maduro. En caso contrario, es cuestión de dejar el fruto unos días, a temperatura ambiente, para que llegue a su momento óptimo para comer.
Una vez alcanzada la madurez, se recomienda almacenar en refrigeración para prolongar su periodo de vida.