1. Cebada, maíz, centeno o trigo pueden dar vida al whisky en cualquier parte del mundo, y aunque los manufacturados en Japón experimentan su boom, mientras que los de México comienzan carrera con maíz criollo, es Irlanda donde tuvo génesis su destilación. 

2. Los datos más antiguos, encontrados hasta la fecha, sitúan la primera destilación en Irlanda, en 1405. Unos monjes destilaron un fermento de granos, que mezclaron con miel, raíces, hierbas y otros botánicos. A esa bebida llamaron ‘Uisce Beatha’, que significa ‘agua de vida’ en gaélico irlandés, porque se tenía la creencia de que el brebaje acercaba a los dioses, tenía poderes curativos e incluso concedía la vida eterna. 

3.  El término uisce beatha evolucionó hasta el actual whisky, la bebida que hicieron suya los escoceses a pesar de que la destilaron casi cien años después que los irlandeses, en 1496. La forma de nombrarlo no es exclusiva de ningún País. Whiskey es común en Estados Unidos por herencia Irlandesa, mientras que en Escocia es whisky.  

4. En México, su producción es incipiente y le puedes llamar como quieras, porque la palabra no tiene denominación de origen. Hay marcas emergentes como Abasolo, que utiliza maíz criollo Cacahuazintle, se fabrica en el Estado de México y apenas vio la luz en el mercado el año pasado. 

5. Son tres destilaciones las que le dan al whisky irlandés su característico paladar sutil y elegante, frente al resto del mundo que pasa sus espirituosos por alambiques de cobre en solo dos ocasiones. 

Scotch es el producido en Escocia, está hecho principalmente de cebada malteada y agua, debe añejarse al menos tres años en barricas de roble dentro del territorio escocés; mientras que bourbon se produce en EU, es la mezcla de granos a fermentar, donde al menos 51 por ciento debe ser maíz, y tiene que ser añejado en barricas de roble carbonizadas. 

6.  Parecen lo mismo pero no son igual. El whisky de malta es el que se elabora con sólo con cebada malteada; el de grano está hecho con cebada sin maltear, maíz y otros tipos de cereales; mientras que el mezclado, como su nombre lo dice, es una mezcla de los anteriores.

7.  A temperatura ambiente y en copa Glencairn es la recomendación para disfrutarlo, pues dicha herramienta da paso a la oxigenación gracias a su amplio cáliz y boca moderada, facilitando  la percepción de aromas y mejorando la experiencia.

Una alternativa puede ser la copa para vino blanco, pero nunca la coñaquera ni los famosos caballitos, ya que son de boca pequeña y entorpecen el ejercicio de oler, y solo dan paso a la alta sensación alcohólica. 

Información: Viridiana Muñoz