1.

Es conocido como “el fruto de los filósofos”, ya que se cree que era el preferido de Platón. Aunque no es una fruta, sino una infrutescencia (conjunto de frutos), ello no impidió que en Grecia lo apreciaran tanto que los ganadores de las Olimpiadas recibían higos como premio y eran coronados con hojas de higuera.

2.

Es rico en azúcares naturales que brindan un punch de energía y ayudan a mejorar el estado de ánimo, pero también tiene potasio, magnesio, calcio y vitaminas A, B, C y el 80 por ciento es agua.

3.

Contiene cardinal, una sustancia digestiva que concentra ácido cítrico, málico y acético. El higo también ayuda a mantener el sistema nervioso y el músculo esquelético en buen estado. 

4.

Son 750 especies las que existen, entre las comestibles y las no comestibles. El color de su piel depende del tipo pero la gama de tonos va desde el verde, morado, azul y negro, que son los más comunes.

5.

Los higos secos triplican las calorías de los frescos pero también aumentan sus contenidos de potasio, fibra y magnesio, por lo que se recomiendan en caso de anemia o debilidad física.

6.

Es común encontrarlo en platos con yogurt, ensaladas, mermeladas y hasta en cocteles. Así que no hay pretexto para desaprovechar sus bondades, como el aporte energético pero también el cuidado intestinal, gracias a su alto contenido de agua (80 por ciento) y fibra soluble.

Texto: Viridiana Muñoz. Fuente: Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural.