El Pueblo Mágico de Pedro Páramo

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Destino: Comala, Colima

Para los amantes de Juan Rulfo, visitar este Pueblo Mágico es una experiencia evocadora, donde el ambiente parece resonar con el misterio y el vacío que impregnan su obra literaria. 

Colindando en la frontera con Jalisco, es un Pueblo Mágico de fachadas blancas cuyo resplandor te hará comprender por qué se le llama “Pueblo blanco de América”. 

 

Qué visitar: los talleres artesanales de Suchitlán, agendar un vuelo en globo aerostático y pasear por las lagunas La María y Carrizalillos.  

Cómo llegar: a tres horas de la ZMG, tomando la autopista Guadalajara-Colima.

 
 

Parroquia de San Miguel, Comala, Colima

Acompañado de una hermosa vista del Volcán de Fuego, puedes hacer senderismo en el valle Minatitlán con una de las mejores vistas de la región, para después ir a la plaza principal y ver la Parroquia de San Miguel, donde venden ponche y pan de dulce, y terminar con un café en Casa Volcán, cuyos granos son cosechados a espaldas del Volcán.    

Para encontrar una conexión diferente con Rulfo se puede visitar el pueblo de Sayula, donde el autor fue registrado en su nacimiento y que cada año celebra entre octubre y noviembre el Festival Rulfiano de las Artes, para recordar al autor y sus gustos por la fotografía, la literatura y el cine. 

 

Terruño de artistas

Destino: Ciudad Guzmán, Jalisco

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Posiblemente por sus paisajes arrogantes que permiten ensoñar con la naturaleza, conviviendo con lugares como el Volcán de Colima, su parque nacional o la Laguna de Zapotlán, Ciudad Guzmán es cuna de figuras creativas como Juan José Arreola, quien escribió en Confabulario “Yo, señores, soy de Zapotlán el Grande”, el muralista José Clemente Orozco y los músicos Rubén Fuentes o Consuelo Velázquez, quien inmortalizó el “Bésame Mucho”.
Con la oportunidad de acercarse más al legado cultural de Arreola, en Zapotlán se pueden visitar lugares como su Casa Taller o la pastelería Arreola, que es de su familia, para probar uno de los panes favoritos del autor: el picón.

Casa Taller Juan José Arreola, Ciudad Guzmán


Su famosa feria, de la cual hay hasta un libro, celebrada anualmente en el mes de octubre, ofrece música, danzas tradicionales y artesanías. O comer una típica tostada de pata, o un pozole, o tomar un ponche de granada.
El Centro Universitario del Sur programa actividades culturales como obras de teatro, tianguis culturales y más (consulta la agenda en: su página de Facebook).

Qué visitar: Escuela de la Música Rubén Fuentes y la Casa Taller Museo Juan José Arreola. El Centro para la Cultura y las Artes José Rolón, un edificio de diseño vanguardista, es un nuevo referente cultural, además del Archivo Histórico Municipal, también conocido como Centro Cultural José Clemente Orozco.


Cómo llegar: Tomar la carretera Morelia-Guadalajara para un viaje de dos horas en carro.

 

Estas Ruinas que Ves

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Destino: Guanajuato

Con bastante humor y una marcada aversión a la solemnidad, Jorge Ibargüengoitia renombró a Guanajuato como Cuévano y revisita su arquitectura colonial, callejones estrechos, túneles subterráneos, la Universidad o las laberínticas calles de su ciudad natal, en su novela Estas Ruinas que Ves.

Ibargüengoitia aseguró que la chispa de escritor le surgió un día de 1951 en el Teatro Juárez, quizá y visitando a ti también podría generar nuevas emociones en cuanto al arte, y por qué no, después de una puesta en escena ir a comer unas enchiladas mineras en Casa Valadez.
Además del Famoso Callejón del Beso, el Festival Internacional Cervantino en el mes de octubre convierte a la ciudad en un centro lleno de vida trayendo a diferentes países de invitados y su bagaje cultural y artístico.

Guanajuato, Guanajuato

Qué visitar: Monumento al Pípila, la Alhóndiga de las Granaditas, Casa Diego Rivera, El mercado Hidalgo y Museo de las Momias.

 
Cómo llegar: a menos de 5 horas por la carretera a Lagos de Moreno.

El Tajín de Efraín Huerta

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Destino: Poza Rica, Veracruz

“Oh Tajín, oh naufragio,/tormenta demolida,/piedra bajo la piedra;/cuando nadie sea nada y todo quede/mutilado, cuando ya nada sea/ y sólo quedes tú, impuro templo desolado”.
Efraín “El cocodrilo” Huerta, le dedica este poema faustoso a El Tajín, en Veracruz, sitio arqueológico totonaca Patrimonio de la Humanidad. En él juega con el lenguaje y hace un viaje al pasado utilizando metáforas desgarradoras.
Su principal atractivo es la Pirámide de los Nichos, una estructura fascinante rodeada, al igual que el escrito de Huerta, de misterios.

Ahí se ofrece una experiencia única de inmersión en la cultura prehispánica, complementada por los Voladores de Papantla, quienes realizan danzas rituales en la zona arqueológica.
Pretexto ideal para no solo visitar el pasado a través de los monumentos, sino también de la gastronomía, comiendo en restaurantes como el Tajín Chico, donde sirven comida típica veracruzana y del Totonacapan.

Qué visitar: Ciudades colindantes como Papantla o Poza Rica.


Como llegar: Hay vuelos hacia Poza Rica, después tomar un autobús o un taxi hacia la zona arqueológica.

Zona Arqueológica del Tajín

El Tepozteco de José Agustín

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Destino: Tepoztlán, Morelos

Revive una época rocanrolera leyendo Panza del Tepozteco, de José Agustín, y escuchando “Dioses Ocultos”, de Caifanes, mientras subes el Cerro del Tepozteco, en Tepoztlán, Morelos, caminata que culmina en una pirámide prehispánica con vistas espectaculares.
Famoso por su ambiente espiritual y bohemio, ideal para quienes buscan naturaleza, misticismo, y diversión. Recordando así la novela Agustín, que es un viaje al pasado con los dioses aztecas y seis jóvenes que escalan el cerro.
Aquí se ofrece artesanías y deliciosa comida tradicional, como tamales y atole, además de una vibrante vida cultural, que lo convierte en un destino perfecto para el ecoturismo y la tranquilidad.

Cerro del Tepozteco

Qué visitar: La vendimia que se pone al pie de la montaña.


Cómo llegar: A tan solo un par de horas saliendo desde la Ciudad de México por Carreta a Cuernavaca y toma la salida a Cuautla.

Comitán de Balún Canán

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Destino: Comitán, Chiapas

Rosario Castellanos describió a Comitán de Domínguez en su novela Balún Canán como un hermoso pueblo rodeado de paisajes de llanos.
Este Pueblo Mágico, que cautiva con su traza virreinal y gente amable, es un viaje directo a una época llena de nostalgia por el pasado.
La vida allí gira en torno al Templo de Santo Domingo, testigo de la misa que selló la independencia de Chiapas, así que visitar el lugar es algo que se debe de hacer.

Templo de Santo Domingo, Comitá, Chiapas

Explora otras de sus coloridas iglesias, como San Caralampio y San Sebastián, u otros sitios de interés como la Plaza de la Marimba, o la zona arqueológica de Tenam Puente.
Para terminar el día y tener una experiencia inolvidable, disfruta de un atardecer en el Mirador y prueba los deliciosos chinculguajes, que son gorditas de maíz rellenas de frijoles refritos y chile.

Qué visitar: planea una caminata por Hondura del Chivo, bucea en un cenote, visita el Centro Cultural Rosario Castellanos, prueba los Sabores de Comitán, en el Mercado San José.


Cómo llegar: Viaja en avión a Tuxtla Gutiérrez y después toma un autobús a Comitán.

Xilitla es fantasía

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Destino: Xilitla, San Luis Potosí

Otra forma de de adentrarse a la literatura es viajar a la comarca y dormir como un verdadero Hobbit, en el hotel Tapasoli el cual se inspira en la famosa obra de Tolkien y recrea como sería vivir en la tierra media.
“No intentes entender a México desde la razón, tendrás más suerte desde lo absurdo, México es el país más surrealista del mundo” dijo André Bretón, y esto aplica a un pequeño lugar ubicado a las afueras de la capital de San Luis Potosí, el Jardín Escultórico de Edward James.

Hotel Tapasoli

Qué hacer: Visitar el Castillo de la Salud, baila la huapangueada dominical en la plaza pricipal, prueba los deliciosos zacahuiles, sube al parador “El Paraíso”

Cómo llegar: Está a unas horas en auto de la capital de San Luis Potosí.

El excéntrico poeta escocés Edward James ideó un jardín escultórico surrealista que se extiende por 30 hectáreas, donde cascadas y pozas se entrelazan con 36 estructuras fantásticas, como la Plaza de San Eduardo y El Aviario.
Columnas cubiertas de musgo, escaleras que desafían la lógica y elementos de selva invitan a los visitantes a sumergirse en un universo de ensueño, tanto el jardín esculptórico como el hotel Tapasoli, son experiencias que no se pueden perder en Xilitla.

Jardín escultórico de Edward James

Información/Fuentes: Páginas de la Secretaría de Cultura
Fotos: Stock, Facebook
Edición y diseño: Grupo reforma
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