1.

Su pulpa aporta ácido ascórbico (vitamina C) y málico; este último es importante dado que interviene en los procesos de obtención de energía muscular. Entre las propiedades de la cactácea consentida se dice que ayuda en el tratamiento de trastornos digestivos. Es un fruto no muy alto en azúcares, ideal para personas que están en regímenes alimenticios.

2.

Blanca, amarilla, roja, morada, mamey, sandía, tenamaxte, blanca de cofradía y bugambilia son las nueve variantes de pitaya que produce Jalisco.

3.

Sobresale la denominada pitaya mamey que es la única que no se da de manera silvestre, por lo cual es la de mayor tamaño y color grisáceo o rojizo; le sigue la amarilla, morada, rojo silvestre y la blanca, nombres que obedece al color de su pulpa.

4.

Son los suelos arcillosos y climas áridos de Amacueca y Techaluta, principalmente, donde el pitayo encuentra las condiciones idóneas para florecer. Entre 15 y 20 metros de alto llega a medir la planta que tiene forma de tallos columnares, y es polinizada por murciélagos.

5.

Es la actividad económica más importante y de mayor tradición en dichos municipios, así que no es raro verla en aguas, ponches, panes, mermeladas, licores y más. Incluso los pasados pobladores del Estado heredaron la preparación de cajeta de pitaya, que es el fruto deshidratado, azucarado y colocado en cazuelas de barro.

6.

Debido a su rápida maduración, el fruto se debe cosechar de madrugada para ofrecerlo fresco al cliente. Ronda la una o dos de la mañana, cuando los productores usan un carrizo de cinco metros de largo, con un gancho de cuatro picos en la punta para tomarla sin maltratarla.

7.

Quitarle las espinas y después acomodarla en el chiquihuite (canasto) con alfalfa para que no se maltraten en su trayecto a la Ciudad, es parte del trabajo detrás. La mayoría de los vendedores salen a las seis de la mañana para llegar a las 8:00 y comenzar con la venta.

Información: Viridiana Muñoz.