
En una acción sorpresiva, las fuerzas de seguridad ecuatorianas irrumpieron la noche del viernes en la sede diplomática de México en Quito para llevarse detenido al ex Vicepresidente ecuatoriano Jorge Glas, acusado de corrupción y a quien horas antes el Gobierno de AMLO había otorgado asilo político.
“Ni siquiera en los peores golpes de Estado de nuestra región se había dado una situación de esta naturaleza”, dijo la Canciller mexicana, Alicia Bárcena, a un canal de televisión.
La funcionaria defendió el asilo a Glas conforme a la Convención de Caracas de 1954, adoptada en el marco de la OEA y que consagra el derecho de los Estados a “admitir dentro de su territorio a las personas que juzgue conveniente”, sin que “ningún otro Estado pueda hacer reclamo alguno”.

“Nosotros consideramos sagrado el derecho de asilo”, había dicho el Presidente Andrés Manuel López Obrador horas antes de otorgar el beneficio a Glas, en cuyo caso México presume motivaciones políticas.
La acción policial condujo al Mandatario izquierdista a romper relaciones con Ecuador.
México sólo había rotó sus vínculos con la España de Francisco Franco, el Chile de Augusto Pinochet y la Nicaragua de Anastasio Somoza.
Larga lista

La lista de personalidades que encontraron protección en México es extensa.
El nicaragüense César Augusto Sandino fue acogido en la década de 1920, pero se fue decepcionado en 1930 al no recibir el apoyo prometido a su levantamiento contra los estadounidenses.
A su vez, Trotsky, expulsado de la Unión Soviética por Joseph Stalin en 1929, peregrinó por Turquía, Noruega y Francia para desembarcar en México en 1937. Pero la protección mexicana no impidió que fuera asesinado en 1940.
El Gobierno republicano de España en el exilio también se asentó en México de 1939 a 1946 y más de 20 mil españoles fueron recibidos, entre ellos el poeta Léon Felipe y el cineasta Luis Buñuel.
México acogió al Presidente republicano Manuel Azaña, enfermo y exiliado en Francia, y extendió su Embajada a un hotel de Montauban, donde cuidó del político hasta su muerte.

En 1955, los hermanos Fidel y Raúl Castro se exiliaron en México, desde donde promovieron su desembarco en Cuba a bordo del “Granma”.
En la década de 1970, cuando sucedieron golpes de Estado y dictaduras militares en Sudamérica, las solicitudes de asilo se multiplicaron.
La salida de Hortensia Bussi tras el cuartelazo del 11 de septiembre de 1973 contra su marido Salvador Allende, en Chile, requirió de una fina, pero firme labor diplomática para obtener el salvoconducto y sacarla con su familia, además de a otros colaboradores del derrocado Gobierno.
Recientemente, el ex Presidente boliviano Evo Morales llegó igualmente a México el 12 de noviembre de 2019 en medio de una crisis política en su país y luego de un complicado periplo a bordo de un avión militar mexicano, al que Perú y Ecuador negaron el permiso para sobrevolar su espacio aéreo.

El ex Mandatario peruano Pedro Castillo también pidió refugio a la embajada mexicana en Lima en diciembre de 2022, pero fue detenido antes de conseguirlo. Su familia, sin embargo, sí recibió resguardo.
López Obrador justificó el asilo a Glas, señalando que “todos los perseguidos han sido señalados de una u otra forma”.
“¿No eran acusados de comunistas los que venían huyendo a buscar protección a México desde la guerra civil española? ¿No les dimos nosotros protección a los judíos cuando la persecución de Hitler? Todo el Cono Sur. Y, bueno, Trotsky, ¿no era un traidor a Stalin, supuestamente, a la Revolución rusa, y se le dio protección y refugio?”, apuntó el Gobernante.