Diputada local por el Distrito 10-Movimiento Ciudadano

Desea que las personas que representa se sientan orgullosas de ella.

Mónica Magaña Mendoza es una abogada de 29 años de edad, egresada del ITESO, que ha sido regidora de Zapopan y ahora aspira a reelegirse como diputada local con MC por el Distrito 10.

Vive con diabetes tipo 1, por lo que la salud es el tema prioritario de su quehacer político, y enarbola como consigna que, cuando se ponen todas las ganas y convicciones en hacer algo mejor por los demás, siempre es posible lograrlo.

 

Cuando pasas por un momento difícil, ¿dónde encuentras fuerzas para salir adelante?
Primero, creo que es muy importante encontrarlas en uno mismo. Pero además de tranquilizar, de recordarte que puedes tú, recordarte quién eres, cómo vienes, de dónde vienes, es muy importante el puerto seguro, le llamo yo, que es mi esposo y mi familia. Ellos son mi centro, mi péndulo. Son quienes precisamente me recuerdan siempre ese origen, y pues me recuerdan también, cuando hay momentos de complicaciones, qué es lo importante.

¿Qué te hace reír hasta llorar?
La carcajada de mi padre y de mi esposo. Las carcajadas por sí mismas me hacen reír. Y ellos tienen las carcajadas más chistosas que he escuchado en mi vida.

¿Cuál es tu mayor virtud?
Yo creo, sin duda, que es que sueño mucho, pero soy muy determinante. O sea, una vez que ya dije de un sueño “este es” […] no lo suelto. Y no dejo de hacer todo lo que está en mi cuerpo, alma, cabeza, todo, para que eso suceda. Y saco muchas fuerzas. La realidad es que me dicen mucho “oye, ¿y no te cansas?”, y claro que sí, pero una vez que me enamoré ya de un proyecto, un sueño, una acción, no hay forma humana en la que lo vaya a soltar.

¿Cuál es tu mayor tesoro?
Es mi familia. Mi esposo, mis abuelos, mis hermanos, mis padres y mi salud. Mi salud está como en una cosa muy importante. Podría perderlo todo, pero que no me quiten mi centro, que son ellos.

‘Tengo la agenda de salud muy presente en mi vida’.

¿Cuál es el mejor regalo que has recibido?
Cuando mi esposo me propuso matrimonio fue la sorpresa más bonita de mi vida. No me lo esperaba nada de nada. Fui la típica novia que no traía las uñas arregladas. La típica novia que no tenía ni idea, y lo organizó tan bonito, tan él, pero tan detallista, tan romántico. No me lo esperaba, casi me le desmayo de la sorpresa. Y es sin duda el regalo y la representación de ese anillo, de ese regalo, y la nueva historia que hemos construido a partir de ahí, es lo más significativo.

Si pudieras elegir tener un poder, ¿cuál sería?
El de sanar, seguramente. Sanaría a todo el mundo y me sanaría yo. Ese me gustaría.

¿Hay algo que extrañes?
Hoy todavía soy joven, tengo 29 años, pero extraño mucho la infancia o la adolescencia. Esta época en la que casi no preocupa nada y no tienes idea de que hay cosas afuera que pueden ser abrumadoras, y solo estás feliz. Recuerdo perfectamente la escuela, llegar con mis abuelitos, mi comida, jugar con mis primos, luego ya llega mi mamá por mí en la noche. Y esa época de pura felicidad y de puro vivir, puro disfrutar, puro amor, creo que podría ser lo que anhelo, más que extrañar.

¿Qué consejo te darías a ti misma de niña?
Que no tuviera tanto miedo. Que me relajara y me tranquilizara un poquito. Que las cosas y los sueños que tanto anhela, sí se pueden y sí se van a hacer. Y que disfrutara mucho, mucho, porque la vida va muy rápido. Porque todo se acaba en esta vida, y no hay forma de regresar a nada. Que disfrutara las sonrisas, jugar, a mi familia, los abuelos, todas las pequeñas y grandes cosas a mi alrededor. Y que estuviera tranquila porque lo íbamos a lograr.

¿Cómo te gustaría ser recordada?
Como una mujer que fue valiente, que fue perseverante. Que supo ayudar, y a su alrededor mejorar la vida de las personas. Que supo usar el amor como la herramienta más poderosa de transformación. Y que fue una política; que fue una política que la gente quiso, que la gente la representó, que las personas se sienten orgullosas de ella. Y una mujer que supo vivir su vida al máximo.