
De formas caprichosas y dinámicas, construido con materiales regionales, el Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades, hoy Centro Universitario de Guadalajara (CUGDL), es un ejemplo destacado del movimiento moderno tapatío que debe ser conservado y puesto en valor, expresan expertos entrevistados.
El inmueble, situado en la Calle Guanajuato 1045, forma parte del Inventario de Patrimonio Cultural del Estado y está catalogado como inmueble de valor artístico relevante y fue construido en la década de los 60, durante la gestión del Gobernador Juan Gil Preciado.

De la autoría de Salvador de Alba Martín (1926-1999), el complejo arquitectónico, que este año celebra seis décadas de vida, se insertó en la zona de La Normal en una época en que la Ciudad estaba en un proceso de transformación —de una visión tradicional, hacia un camino que buscaba conducir a Guadalajara hacia la modernidad y el progreso—, que se reflejó claramente en la experimentación y en la indagación con las formas y los materiales, que además sumó la colaboración y la visión moderna del arquitecto austriaco Erich Coufal, como advierten los especialistas Claudia Rueda y David Lozano.

Hacia finales de la década de 1950, en la zona de La Normal, bajo el impulso del Gobernador Agustín Yáñez (1953-1959), se buscó generar infraestructura educativa, que incluyó la Escuela Normal (1958), en el cruce de las avenidas Manuel Ávila Camacho y Alcalde, la urbanización de la Colonia Alcalde Barranquitas y el trazo de la Glorieta La Normal, explica la Guía Arquitectónica Esencial de la Zona Metropolitana de Guadalajara.

Como parte de la política desarrollo hacia al norte de Guadalajara, las autoridades de la Universidad de Guadalajara en colaboración con el Gobierno del Estado, impulsaron la construcción del Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades. La casa de estudios echó mano de los talentos de casa, Salvador de Alba Martín, segundo director de la Escuela de Arquitectura de la propia UdeG y además del austriaco Erich Coufal, reconocido profesor de esa misma facultad.

De Alba Martín, originario de Lagos de Moreno, proyectó un par de edificios semicurvos, que rodeaban al auditorio principal hoy conocido Auditorio Salvador Allende y un par de auditorios más pequeños. Construidos en ladrillo vidriado, con vidrio, concreto y piedra laja, De Alba Martín aprovechó la topografía accidentada de “las Barranquitas” de la zona, para crear un complejo de distintas alturas y volumetrías.

Francisco de Alba, arquitecto e hijo de De Alba Martín, expresa que el valor de este conjunto tiene que ver con que el arquitecto trazó el complejo en función del terreno, pero también de los usuarios, del clima y del envejecimiento de los propios materiales.
“Ese edificio es una síntesis de muchos de los criterios que el arquitecto tenía en temas estructurales, en temas programáticos, de entender la complejidad de un proyecto en donde el terreno por sus desniveles y características propias de la resistencia le fue dando solución en el asunto de los niveles, en la cuestión espacial, el sistema constructivo”, recala De Alba, también director de Patrimonio Cultural de la Secretaría de Cultura de Jalisco.

Aunque es un aspecto poco documentado, la participación del arquitecto austriaco Erich Coufal (1926-2021) en el complejo del Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades, es evidente, remarca la arquitecta Claudia Rueda, experta en el movimiento moderno de la arquitectura tapatía.
“Es muy claro el trazo, se ve su impronta, ahí están las celosías, el tipo de estructura característica de Erich Coufal”, remarca Rueda, quien en una conferencia en el marco de la 15 edición del Seminario Nacional de Documentación y Conservación del Movimiento Moderno, remarcó la autoría de Coufal en ese conjunto.

Rueda, autora de los libros Una Mirada a la Modernidad Arquitectónica en Guadalajara y Aportaciones Foráneas a la Arquitectura Moderna en Guadalajara, registra que la incursión de Coufal en la infraestructura educativa se remonta a 1959, como se documenta en el libro Jalisco. Memoria de un Régimen. 1959-1965 (foto), una reseña de las principales obras del sexenio del gobernador Juan Gil Preciado, tiempo en que se hizo la donación de más de casi 300 mil metros cuadrados a la Universidad de Guadalajara para la construcción de las facultades de Comercio y Administración (Erich Coufal, en el extremo izquierdo de la foto); Derecho, Economía, Filosofía y Letras, así como tres auditorios (Salvador de Alba Martín, al centro), además de la edificación de la Preparatoria 2, la Escuela de Agricultura, de Medicina Veterinaria y la Facultad de Medicina.

Coufal llegó a Guadalajara a finales de 1950, con apenas 24 años de edad, como uno de los arquitectos europeos que el arquitecto Ignacio Díaz Morales trajo a la Ciudad para ser parte de la planta docente de la naciente Escuela de Arquitectura de la Universidad de Guadalajara.
La obra que desarrolló Coufal en ese complejo educativo (imagen), marcada por espacios de visión moderna, revestidos con celosías (elemento distintivo en su obra), así como el uso de distintos materiales para generar una multiplicidad de texturas, entre ellos concreto y piedra laja, se encuentra presente en el núcleo educativo de La Normal, en la que fue la Escuela de Comercio y Administración, en las inmediaciones de la Calle Guanajuato y Mariano Bárcenas, en donde muchos años estuvieron las facultades de filosofía y letras, así como geografía.
Información: Rebeca Pérez Vega
Fotos: Rebeca Pérez Vega y tomadas de internet.
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