“El candidato republicano entenderá el poder de las mujeres”, advirtió el lunes el Presidente Joe Biden en Chicago, donde llamó a votar por Harris durante la convención demócrata.

Biden aludió así a la decisión de 2022 de la Suprema Corte –cuya composición fue influenciada por Trump– de eliminar la garantía constitucional del derecho al aborto, que Harris se compromete a defender. Este es un tema clave de la campaña rumbo a las elecciones del 5 de noviembre.

En una encuesta de CBS, 56 por ciento de las mujeres dijo que votaría a la Vicepresidenta y el 44 por ciento al ex Mandatario. Y 54 por ciento de los hombres encuestados se inclinó por el republicano frente a 45 por ciento de la demócrata.

Los datos de otro sondeo realizado por Siena/New York Times en tres estados decisivos son aún más sorprendentes: 52 por ciento de los votantes prefiere a Trump y 39 por ciento a su rival; mientras que 56 por ciento de las electoras respalda a la ex senadora, frente a 35 por ciento a favor del magnate.

Que las mujeres estadounidenses suelen votar más a la izquierda no es novedad. Pero esa distancia “ya no es una zanja, es un abismo, algo jamás visto”, afirmó recientemente en CNN Frank Luntz, un influyente encuestador republicano.

El analista ve esto como resultado de la estrategia de Trump, quien suele burlarse de la risa o la inteligencia de Harris.

“Las mujeres no soportan eso”, afirmó.

De hecho, los ataques sexistas del republicano desde el inicio de la campaña lejos de intimidar a las tropas de la Vicepresidenta, parecen más bien reavivarlas. El compañero de fórmula del republicano, J.D. Vance, por ejemplo, provocó indignación al criticar a las “solteronas” sin hijos del Partido Demócrata.

“La masculinidad es central en la campaña de Donald Trump. Está constantemente comparándose con otros hombres, describiendo lo atractivo y fuerte que es, y a menudo menosprecia a las mujeres, al tiempo que legitima la violencia y la misoginia”, explicó Sabrina Karim, especialista en género y profesora de la Universidad de Cornell.

“Con ello, ejerce una atracción que tampoco se limita a los hombres”, añadió Sonia Gipson Rankin, profesora de Derecho en la Universidad de Nuevo México.

El domingo durante un mitin en Pensilvania, Harris se refirió a esta retórica.

“En los últimos años ha ganado espacio una especie de perversión que consiste en pensar que la fuerza de un líder se mide por las personas que logra derribar. Pero sabemos que la verdadera fuerza de un líder se mide por las personas que logra levantar”, afirmó.

La brecha entre votantes mujeres y hombres se ve claramente alimentada por las prohibiciones o restricciones al aborto implementadas por muchos estados conservadores desde la decisión de la Suprema Corte.

“Este será un tema importante, pero los dos candidatos deberán demostrar que sus proyectos conciernen a todo el electorado, más allá de las distinciones de género y otras cuestiones identitarias”, advirtió Gipson Rankin.

La Vicepresidenta casi nunca menciona el hecho de que podría convertirse en la primera mujer Gobernante de Estados Unidos. En este sentido, es diferente a la campaña abiertamente feminista de la ex Secretaria de Estado Hillary Clinton, derrotada por Trump en 2016.

Clinton pidió el lunes a los estadounidenses que rompan “el techo de cristal más alto y más difícil” y voten por Harris en noviembre.

Acentuada por la actual campaña presidencial, esta divergencia electoral entre hombres y mujeres en Estados Unidos podría indicar una tendencia más profunda y duradera.

“Las encuestas indican que algunos votantes jóvenes estadounidenses están adoptando orientaciones diferentes a las de las electoras jóvenes, más conservadoras, y esto es diferente respecto a generaciones pasadas”, destacó Karim.