Karla Ayala

Construir puentes entre el alumnado y las autoridades académicas es una tarea primordial de los consejos y sociedades estudiantiles, organizaciones conformadas por representantes de distintas carreras e incluso otras agrupaciones universitarias.

“Las obligaciones que tenemos (…) son varias. La primera (…) ser el canal de comunicación entre el estudiantado y la institución”, resalta Víctor Armas, presidente del Consejo Integra del ITAM.

Coordinan dinámicas de integración y se involucran en la vigilancia del uso apropiado de recursos asignados a asociaciones internas. En el ITAM participan en la gestión de becas alimenticias y de transporte, comenta el estudiante de Matemáticas Aplicadas.

Sus integrantes suelen conocer a detalle múltiples áreas de los centros educativos, por lo que organizan y colaboran en actividades a favor de la comunidad estudiantil. Dan recorridos de bienvenida y orientación cuando alguien presenta dificultades escolares.

“Nos encargamos de enfocar a estudiantes que muchas veces no saben a dónde acudir porque quizá son nuevos. Podemos enfocarlos según el área (…) para que puedan solucionar sus problemas de manera más eficaz”, explica Sebastián Moreno, alumno de la licenciatura en Médico Cirujano y presidente del Consejo Universitario Estudiantil (CUE) de La Salle México.

Ya que se renuevan periódicamente, cada administración puede plantear sus ejes de trabajo. Moreno, por ejemplo, encabeza el proyecto Apapacho, modelo comunitario de primeros auxilios psicológicos.

También están en coordinación constante con la administración de los planteles y otros grupos estudiantiles. Están facultados para solicitar espacios y mobiliario para actos académicos, culturales, deportivos y de esparcimiento.

“Me parece importante que siempre exista dentro de las universidades el consejo estudiantil, la sociedad de alumnos o como se llame (…) para mantener la colaboración entre departamentos y crear comunidad”, considera Ana Paula Chávez, presidenta del Consejo Estudiantil del Claustro de Sor Juana.

Chávez, alumna de Estudios y Gestión de la Cultura, colaboró con la brigada de protección civil de su alma mater para dar capacitación voluntaria a estudiantes interesados en conocer los protocolos de emergencia.

Impulsan cambios

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Estas agrupaciones empujan agendas, platica José Antonio Martínez, miembro de la Secretaría General 2023-2024 del Consejo de Representaciones y Sociedades de Alumnes (CORSA) de la Ibero CDMX. Representar a la comunidad estudiantil implica velar por sus intereses y necesidades frente a los responsables de marcar el rumbo institucional.

“Tenemos una participación directa en los órganos colegiados académicos de la universidad, que son espacios importantes de toma de decisiones”, indica el alumno de Contaduría y Dirección de Negocios.

Sobre todo en las públicas, algunos grupos incluyen personal administrativo, directivo y docente. Es el caso del Consejo Universitario de la UNAM, donde Jaqueline López representó como consejera alumna a la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (FCPyS).

Este consejo se divide en comisiones sobre áreas específicas. La egresada de Ciencias de la Comunicación, por ejemplo, era parte de la de presupuesto. Cada tres o cuatro meses asistía a reuniones enfocadas en los ingresos y egresos de la Máxima Casa de Estudios.

“Si existen detalles que llegan a afectar a la comunidad (…) tenemos la oportunidad de acercarnos directamente a Rectoría y solicitar, a través de las comisiones, que se solucione el problema”, resalta López.

Desenvolverse en estos ámbitos les facilita a los líderes estudiantiles generar cambios. Gisela Reséndiz, alumna consejera de Ingeniería en Transporte en el Consejo Técnico Consultivo Escolar de la UPIICSA del Politécnico, detectó problemas de consumo de alcohol mientras deliberaba sanciones en la comisión de honor, por lo que empujó una campaña de prevención de adicciones. En otra comisión participó en procesos de licitación y evaluación de cafeterías.

“Somos los representantes de nuestros compañeros ante el Consejo Técnico. Nosotros somos los encargados de ser su voz. Si tienen algún problema con algún profesor, materia o su situación académica, podemos intervenir y acercarlos con las personas correctas”, afirma.

Justa recompensa

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Se requiere un doble esfuerzo para fungir como representante estudiantil, pues no se dejan de lado las responsabilidades escolares, como clases y tareas, platica Layla Manilla, consejera representante del alumnado del Departamento de Política y Cultura en el Consejo Académico de la UAM Xochimilco.

A la alumna de Política y Gestión Social la motiva impregnar con la perspectiva del alumnado las discusiones y decisiones tomadas por las comisiones. Asimismo, protestar cuando haga falta. Todos los consejeros estudiantiles, recuerda, votaron en contra de una orden que incluía el presupuesto para su unidad porque consideraron que se les entregó con tiempo insuficiente para analizarlo.

“Más allá de poder ganar una votación, somos esa voz y queremos tomar ese espacio para hacer actividades que los alumnos y las alumnas necesitamos. La idea principal y primordial (…) es ser ese portavoz en estos espacios de toma de decisiones”, sostiene.

Los beneficios de pertenecer a estas agrupaciones son múltiples. Resultan entornos ideales para cultivar habilidades blandas, en especial hablar en público y trabajar en equipo. Asimismo, facilitan el entrenamiento de destrezas útiles para el ejercicio profesional, como gestión de eventos, ejemplifica Paulina Cerda Landero, presidenta de la Sociedad de Alumnos de la Universidad Panamericana (SAUP) en el período 2023-2024.

“La finalidad de todas estas actividades, ponencias y dinámicas es mejorar la vida universitaria, desarrollar soft skills, hacer amistades y crear una red de apoyo para las personas”, plantea la alumna de Hospitality Management.

Estos cargos suelen decidirse mediante elecciones. Mariana Rodríguez, quien ocupó la presidencia del Comité Ejecutivo de la Federación de Estudiantes (FETEC) del Tec CCM durante el período 2023-2024, armó una planilla, presentó propuestas y debatió en campaña antes de ser elegida.

“Aprendemos muchísimo como estudiantes a involucrarnos, a votar y todo eso”, destaca la alumna de Mercadotecnia.

Camino recorrido

Las trayectorias de quienes presiden las sociedades de liderazgo estudiantil comienzan, por lo regular, en la mesa directiva de la agrupación representativa de su carrera, escuela o facultad. En instituciones privadas, esta experiencia suele ser un requisito indispensable.

Ernesto Salayandía, por ejemplo, primero fue electo como tesorero de la Asociación de Estudiantes Foráneos Anáhuac. Un año más tarde lanzó su candidatura para encabezar la Federación de Sociedades de Alumnos (FESAL) del Campus Norte de la Anáhuac México. Tuvo que presentar cartas de recomendación, llevar a cabo una campaña y debatir contra quienes también buscaban el puesto. Finalmente, resultó ganador y estuvo al frente de la gestión 2023-2024.

“Es un organismo de la universidad que (…) es un puente y siempre está intentando acercar al alumno a su desarrollo personal, para aportar y complementar su vida universitaria”, comparte el estudiante de Desarrollo Humano y Familiar.

Si no existen las condiciones de integrarse a alguna agrupación estudiantil, es posible presentarse de manera directa a los comicios. En general, es de esta forma en universidades públicas, como el Politécnico, la UAM y la UNAM.

La duración del encargo es variable, aunque habitualmente es de uno a dos años. Cada casa de estudios define sus propias reglas. La Sociedad de Alumnxs de Derecho (LexCIDE) del CIDE elige los puestos de coordinación general y secretaría general mediante elección directa, mientras que la tesorería a través de insaculación o sorteo. Siempre busca respetar la paridad de género.

Algunas universidades, como el CIDE y el Tec, establecen un organismo independiente para organizar las elecciones, así como atender cualquier inconformidad. En otras, son los mismos consejos o sociedades los responsables de esas tareas.

“Estamos muy felices de que el proceso se basa en horizontalidad, democracia, insaculación y paridad de género”, cuenta Fátima Alejandre, coordinadora general del Consejo General de LexCIDE.

Información: Tonatiúh Rubín
Edición: Ana Gabriela Rezc
Fotografías: Karla Ayala
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