¿DOCENTE?

¿CÓMO ANDA TU MANEJO DE ESTRÉS?

AUTOEVALUACIÓN

“No tenía presión arterial alta ni ansiedad hasta que comencé a enseñar”, narra Sheridan Dixon, una maestra de Dallas que comenzó como ayudante de educación especial, pero cuando se vio frente a grupo en una escuela primaria, desarrolló ataques de pánico y la hipertensión la llevó a emergencias a sus 40 años.

  • Las exigencias eran abrumadoras. “Uno enseña todo el día”, comenta. Preparar la clase, atender reuniones escolares, llenar informes… además de compaginar todo ello con la propia dinámica familiar.
  • Entender ese estrés y otros aspectos del enseñar puede ser fácil. Lidiar con ellos no lo es tanto; pero especialistas apuntan que maestros, directivos escolares y madres y padres pueden hacer equipo para disminuir esa carga.
  • Cualquier trabajo entraña estrés, dice Chris McCarthy, psicólogo en el Departamento de Psicología Educativa de la Universidad de Texas en Austin, donde dirige el Coping and Stress in Education Lab, un laboratorio de técnicas para afrontar el estrés en la educación.
  • El estrés está relacionado con problemas de salud, como presión arterial alta y problemas de ritmo cardíaco. No todos respondemos de la misma manera.
  • Los docentes enfrentan factores adicionales, agrega McCarthy. Están a cargo de grandes grupos de gente joven, a veces en escuelas que carecen de recursos. Muchos están económicamente presionados. A la vez, la pandemia de Covid-19 trastocó el mundo educativo, y los maestros se han encontrado en el ojo del huracán.
  • Pero cuando un maestro está estresado, los efectos pueden repercutir en el salón de clases y afectar el aprovechamiento del estudiantado. Lauren Davis, profesora asociada y directora del Departamento de Educación de la Universidad Estatal de Montana, indica que los estudiantes pueden ver ese estrés, y algunos pueden comenzar a sentirse inseguros o poner a prueba los límites de un maestro para provocar una reacción.

LECCIONES POR APRENDER

Lauren Davis y Chris McCarthy comparten estos consejos para abordar el estrés en el entorno educativo.

1. Para docentes

Decirle a maestras y maestros que se tomen tiempo para cuidarse puede ser en vano, reconoce McCarthy. “Los maestros apenas tienen tiempo para almorzar o ir al baño”.

  • Pero pueden comenzar con medidas de cuidado personal, como practicar actividad física y tratar de llevar una dieta saludable. Y aunque este consejo suene obvio, señala el psicólogo, los maestros a menudo no le dan prioridad a estos básicos.
  • Davis y McCarthy recurren a los conceptos de la atención informada por el trauma, que procura reconocer los causantes de estrés en la vida de un estudiante. Aprender a observar los comportamientos de los estudiantes como producto de sus propios antecedentes, y no necesariamente desde un ámbito personal, puede ayudar a un maestro a responder de una manera compasiva y comprensiva, coinciden los especialistas.
  • Los maestros también deben establecer límites saludables, comenta Davis, pues a menudo se quedan hasta tarde corrigiendo tareas o se levantan temprano para hacerlo. Y dormir adecuadamente se ha asociado con menores niveles de estrés; también se considera vital para la salud del corazón.
  • Davis recomienda que los maestros se aseguren de irse a tiempo, de no responder mensajes por correo electrónico los fines de semana ni responderles a los padres después de ciertas horas.

2. Para directivos escolares

“En un mundo ideal, habría más apoyo financiero para las escuelas, con capacidad para emplear a más maestros, reducir la carga docente y proporcionar más tiempo de planificación y más personal de apoyo”, dice Davis.

  • La realidad es que los directores de las escuelas a menudo están entre las políticas de las autoridades educativas y las necesidades de los maestros. Pero ellos pueden ayudar, de acuerdo con McCarthy y Davis, si logran mantener en equilibrio las cargas de trabajo. Por ejemplo, no siempre dándoles a los nuevos maestros las asignaciones menos deseadas o asegurándose de que los maestros no se sientan sobrecargados.
  • Los sistemas restrictivos estresan a los maestros, dice McCarthy. La mayoría de los maestros reciben capacitación profesional rigurosa, por lo que es contraproducente cuando se hallan en una escuela donde no tienen autonomía o se les controla su trabajo de forma excesiva.
  • Asegurarse de que los maestros jóvenes aprendan principios de atención informada en el trauma desde el comienzo de su formación profesional es importante, apunta McCarthy, pues los problemas relacionados con el estrés se pueden arraigar desde el principio.
  • No todos los cambios deben ser sistémicos. “Los maestros se merecen su propio espacio para tener un momento en silencio para hacer un reajuste personal”, dice Davis. Algunas escuelas han convertido salones que no usan en espacios donde los maestros se pueden relajar.

3. El papel de madres y padres

Apreciar a maestras y maestros es importante, subraya McCarthy. Pero la manera en que lo hacemos también cuenta.

  • Las actividades genéricas del Día del Maestro “donde todos traen galletas o algo así”, no fueron muy productivos, señala el psicólogo.
  • Davis recordó una ocasión en que la escuela donde trabajaba, los padres acudieron a los salones de clase a atender a los estudiantes para que los maestros tuvieran un verdadero descanso.
  • Los docentes también pueden agradecer los regalos económicos pero prácticos, apunta Davis. Como parte de una investigación, por ejemplo, se les dio a los maestros equipo de yoga. “Los ojos de algunos de estos maestros se llenaron de lágrimas y preguntaron, ‘¿Puedo quedarme con esto?'”, recordó la especialista.

Epílogo

Sheridan Dixon, la maestra de Dallas, encontró su propia manera para resolver su situación estresante. Además de su medicamento para la hipertensión, reevaluó su carrera.

  • Cambió sus grupos de primaria para ser una especialista en lectura, lo cual tiene un programa de estudios más concentrado y le permite trabajar con grupos más pequeños. El trabajo es desafiante, señala, pero el nivel de estrés es mucho menor.
  • Dixon, quien ahora tiene 55 años, se esmera por ser productiva y establecer sus propios límites. “Voy a hacer lo mejor que pueda, pero no me voy a estresar y hacerle daño a mi cuerpo”.
  • Eso es lo único que tiene sentido, subraya la profesora. “Si no puedes cuidarte a ti misma, entonces no vas a poder dar lo mejor de ti a los demás”.

Con información de Michael Merschel / American Heart Association vía AP

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