UN SEXENIO EN CULTURA

Evalúan gestión de Alejandra Frausto

MÚSICA

  • Benjamín Juárez Echenique
  • Director de orquesta; exdirector Musical del Gran Festival de la Ciudad de México. Exjefe del Departamento de Música de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Exdirector General del Centro Nacional de las Artes.
  • En términos generales, ¿cómo calificaría la gestión de Alejandra Frausto al frente de la Secretaría de Cultura?

    A) Excelente

    B) Adecuada

    C) Regular

    D) Mala (X)

    E) Muy mala

  • En lo tocante a la música en México, ¿cómo calificaría la gestión de la Secretaría de Cultura en el presente sexenio? Por favor elabore el porqué de su respuesta.

La gestión de la Secretaría de Cultura durante este sexenio ha sido deficiente. Se ha presenciado una significativa reducción de los presupuestos destinados al sector cultural, lo que ha afectado de manera directa el desarrollo y la promoción de la excelencia artística, en un momento clave para el florecimiento del talento joven en el País. La falta de apoyo financiero y programático ha limitado las oportunidades de crecimiento y expresión para artistas y proyectos culturales emergentes, quienes han enfrentado importantes obstáculos para desarrollarse en condiciones adecuadas.

  • Con respecto a la música en México, ¿considera que la Secretaría de Cultura cumplió con la promesa de descentralización realizada al inicio del sexenio?

No, la promesa de descentralización no se materializó de manera efectiva. El intento de trasladar parte de las actividades culturales a Tlaxcala resultó en un gesto populista, costoso y falaz, que sólo produjo el desplazamiento de proyectos locales, sin generar una verdadera expansión de oportunidades en el ámbito nacional. Este enfoque no logró una distribución equitativa de los recursos ni de la atención cultural en el País. En su lugar, la Administración priorizó iniciativas de las altas esferas, como el Proyecto Chapultepec, beneficiando principalmente a los residentes de la Ciudad de México.

Las orquestas dependientes de la Secretaría y del INBA han atravesado por un periodo de precariedad sin precedentes, a pesar de los esfuerzos incansables de sus directores y músicos, quienes merecen mayor apoyo institucional. La educación musical, asimismo, ha sufrido a causa de decisiones improvisadas y designaciones inadecuadas. El apoyo presupuestal al talento y la excelencia ha sido particularmente deficiente, como se observa en el caso de la Orquesta Escuela Carlos Chávez, que merecía un respaldo mucho mayor.

  • ¿Considera que el presupuesto para la Secretaría de Cultura fue suficiente para la atención a la música en México? ¿Estuvo bien distribuido?

El presupuesto asignado fue claramente insuficiente, y su distribución ineficiente. La reducción de fondos afectó de manera negativa múltiples áreas del sector cultural, y la Secretaría no defendió con firmeza sus recursos ante los recortes, lo que resultó en la eliminación de programas cruciales como los fideicomisos para el cine y el FONCA. Esta precariedad presupuestal, sumada a una deficiente asignación de los recursos disponibles, ha obstaculizado el desarrollo y la sostenibilidad de diversas disciplinas artísticas. Desmantelar ha sido fácil, reconstruir tomará un esfuerzo considerable en el futuro.

  • Con respecto a la música en México, ¿cuál fue el mayor acierto de la presente Administración? ¿Y el mayor error?

El mayor acierto fue la designación de directores competentes al frente de la Orquesta Sinfónica Nacional (OSN) y la Orquesta de Cámara de Bellas Artes (OCBA), aunque estos equipos recibieron recursos insuficientes para desarrollar su trabajo con el nivel que merecían.

El proyecto de desarrollo del Bosque de Chapultepec también fue una inversión significativa en infraestructura cultural, aunque geográficamente limitada y sin un plan de urbanismo inclusivo que facilite el acceso a quienes residen en zonas marginadas. Este proyecto, si no se acompaña de programas innovadores, corre el riesgo de convertirse en un simple escaparate propagandístico. Cualquier inversión en infraestructura cultural requiere un compromiso adicional en la creación de programas novedosos y su promoción. Los artistas también necesitan condiciones dignas de vida, seguridad social, y garantías que les permitan desarrollarse plenamente a lo largo de su carrera y hasta el final de sus vidas.

El mayor error de la Administración fue concebir a la Secretaría de Cultura no como un espacio para defender el sector cultural, sino como una plataforma para aplicar los recortes decididos desde las altas esferas del poder. La falta de defensa presupuestal y la eliminación de programas esenciales, como los fideicomisos de cine y el FONCA, han tenido un impacto devastador en la producción cultural y en el sustento de los artistas nacionales, en especial los más jóvenes.

¿Cumplió la Secretaría de Cultura con atender los derechos culturales de grupos vulnerables? ¿Y de las infancias de todo el País?

La Secretaría de Cultura no logró cumplir adecuadamente con la atención a los derechos culturales de los grupos vulnerables ni de las infancias en el ámbito nacional. La centralización de proyectos y la reducción de presupuestos limitaron el alcance de programas culturales, especialmente en las regiones fuera de la capital. No se implementó una estrategia clara y bien financiada para acercar la cultura a las comunidades marginadas ni para promover el desarrollo cultural de niños y jóvenes en todo el País.

Esta falta de enfoque representa una oportunidad perdida de utilizar la cultura como herramienta para la paz, la reconstrucción del tejido social y el consuelo necesario después de la pandemia y la violencia asociada a la guerra contra el narcotráfico. La inclusión cultural y el desarrollo de las nuevas generaciones quedaron gravemente rezagados.

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